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Plan Popular de Emergencia: análisis parcial de su contenido

Reducción de jornada laboral genera nuevos puestos de trabajo

Fuentes: Brasil de Fato

2,8 millones de empleos pueden ser creados en Brasil con la reducción de la jornada laboral, según economista

En el día a día, Janaina Silva, habitante de la ciudad de São Paulo, no tiene tiempo libre para sus hijos, de 14 y 2 años. Ella trabaja en un food truck en la región Oeste de São Paulo y cuenta que duerme entre 3 y 4 horas al día.

Durante la semana, Janaina no tiene tiempo libre: se levanta a las 4 de la manãna para ir al trabajo y empieza a trabajar a las 7 horas. Sale del trabajo a las 15 horas y de ahí sigue para la facultad.

Llega a casa a las 23 horas, los días que tiene suerte. En los fines de semana, también trabaja. «Esta es mi rutina, algunos días no veo a mis hijos. Cuando vuelvo a casa, están durmiendo…casi no me queda tiempo para estar con ellos», relató.


Las perspectivas laborales que abre esta reforma, no son nada halagüeñas

Los caminos indicados por el Senado Federal muestran que, en relación a la carga horaria laboral, el futuro puede ser aun más duro para trabajadoras y trabajadores brasileños: la reforma laboral, propuesta por el gobierno federal, prevé que los acuerdos entre sindicatos y empleadores pasen a tener fuerza de ley para negociar jornadas de hasta 220 horas mensuales o 2.640 horas por año. O sea, 344 horas más de trabajo anualmente.

A contramano del Congreso Nacional, el Frente Brasil Popular (FBP) – formado por más de 80 organizaciones brasileñas -, propone la reducción de la jornada laboral máxima a 40 horas semanales en el Plan Popular de Emergencia [en castellano], documento elaborado para presentar soluciones y salidas a la crisis política, social y económica del país. La medida, según los movimientos populares, centrales sindicales y partidos que componen el Frente, pretende «aumentar la oferta de empleos y mejorar la calidad de vida y trabajo».

Evaluación

El economista André Cardoso, del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (DIEESE), señala que esta es una reivindicación histórica del movimiento sindical. Durante la elaboración de la Constitución Nacional en 1988, los sindicatos pautaron la disminución para las 44 horas semanales. Antes la carga horaria máxima era de 48 horas para el mismo intervalo de tiempo.

Cardoso afirma que la medida distribuiría el aumento de productividad que hubo con las recientes tecnologías. «Desde 1988, tuvimos un aumento en la productividad del trabajo debido a las innovaciones tecnológicas y esta reducción es una manera de distribuir esta ganancia que se quedaron con los trabajadores y patronales», analizó.

El DIEESE realizó diversas notas y estudios técnicos sobre el tema. La conclusión es que la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales y la limitación de horas extras representarían 2,8 millones de nuevos empleos en el país. Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el número de desempleados en Brasil excedió, en el último trimestre, 14 millones de personas.

De acuerdo con Cardoso, el argumento contrario a la alteración, de que aumentaría el llamado  «coste Brasil» es una falacia. Él calcula que el cambio en la carga horaria laboral de 44 a 40 horas, lo que equivale a una disminución de 9% del total, tendría un impacto de apenas 2% en el coste de producción del empleador. ˜Es un valor muy pequeño, que tiene capacidad de ser fácilmente absorbido», analizó.

Otro argumento que el especialista refuta es de que la alteración tendría un impacto negativo en la competitividad de la industria brasileña en el escenario mundial. Eso porque Brasil aparece como el segundo país, solo por detrás de Suecia, donde el coste de hora de trabajo en la industria – que relaciona los sueldos a los gastos y encargos con seguridad social y otros impuestos -, es bajo, si se compara a otros países, en dólares. Los datos son de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, en la sigla en inglés), divulgados en 2013.

Los sueldos de los brasileños también están bajo los niveles internacionales: era de US$ 11,65, bajo los US$ 15,91 del país vecino Argentina y menor que el registrado en países desarrollados como Estados Unidos (US$ 35,53), Francia (US$ 42,12)  y Alemania (US$ 47,38).

Para Cardoso, la reducción en la jornada laboral es benéfica para la economía, pero él también resalta su función social. El cambio, además de ampliar la oferta del empleo, posibilitaría que millares de personas, como Janaina, tuvieran más tiempo libre para dedicarse a la familia, al ocio y a otras actividades personales, además de disminuir diversos problemas de salud como estrés, depresión y lesiones por movimientos repetitivos.

«Esos son los argumentos desde el punto de vista económico, pero también entendemos la importancia de la reducción de la jornada laboral para el tiempo libre del trabajador, para la vida familiar, para el ocio y descanso. Conquistar esa reivindicación histórica puede generar un círculo virtuoso para la propia economía, argumentó el economista.