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Renta Básica: con crisis o sin ella

Fuentes: Diagonal

Recetas, datos y la vida misma insistiendo en lo mismo. La crisis, la gran crisis desgastada en su concepto pero impoluta en sus efectos. La crisis está ahí y nadie sabe muy bien qué hacer con ella. Pese a su obstinado análisis. Por la derecha o por la izquierda. Y mientras, el propio sistema se […]

Recetas, datos y la vida misma insistiendo en lo mismo. La crisis, la gran crisis desgastada en su concepto pero impoluta en sus efectos. La crisis está ahí y nadie sabe muy bien qué hacer con ella. Pese a su obstinado análisis. Por la derecha o por la izquierda. Y mientras, el propio sistema se está reformateando para fagocitarse en los mismos procesos que la ocasionaron.

Y entre todo lo hablado, ¿hay algo salvable, algo que de verdad incida en la mejora de las estrategias vitales de la gente, sobre todo de la más vulnerable, excluida y desafiliada de la sociedad?

La Renta Básica de Ciudadanía (RBC) no pretende ser el antídoto contra las incorrecciones del capitalismo bastardo. No nació con esa idea. Tampoco necesita de la crisis para justificarse. Lo está por principios republicanos, esos que inspiran una sociedad en la que nadie tenga que pedir permiso a otro para vivir, para ser libre. La RBC como asignación monetaria incondicional para toda la ciudadanía puede aportar un enorme plus de seguridad para los sectores de población más inhabilitados por la crisis. Acceder a la RBC de forma indefinida supondría, para esos casi nueve millones de pobres en el reino de España, afrontar el futuro de forma menos preocupante. Porque disponer de esa aportación, sobre todo para aquellos sectores de difícil inserción laboral, permitiría asegurar el porvenir más inmediato. Y es que la pobreza no es solamente la privación de los medios materiales de existencia. La pobreza es también, y fundamentalmente, estar a merced de otros. Depender de su codicia o su juicio. La pobreza es la ruptura de la autoestima, el aislamiento y compartimentación social de quien la padece. Por eso una RBC equivalente al umbral de la pobreza, acabaría con ésta. O al menos se configuraría como un enorme dique de contención. Además, podría ser un poderosísimo instrumento de los trabajadores para resistir la precarización laboral. Para combatir el retroceso de las conquistas sociales conseguidas a sangre y fuego a lo largo de estos últimos 200 años de revoluciones. Y es que esta medida incorporaría nuevos principios de relación social e individual. Porque evitaría la estigmatización social a través de la universalidad de la protección.

https://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article8228