En un mundo sacudido por crisis ambientales, desigualdad creciente y un modelo económico que parece agotado, surge la necesidad de establecer un nuevo marco de prioridades. Durante el XXIII Simposio de Renta Básica, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria el 25 y 26 de octubre de 2024, presenté una pequeña propuesta que aborda estos desafíos a través de la creación de dos nuevos «techos» que complementen el techo de gasto público, sancta sanctorum de la gobernanza económica del actual sistema capitalista: el techo de sostenibilidad y el techo de dolor. Esta propuesta parte de la idea de que solo mediante una transformación estructural podremos alcanzar un modelo económico y social que garantice el bienestar de todos sin comprometer la capacidad del planeta para que la especie humana y la biodiversidad sobrevivan en el largo plazo.
El techo de gasto público: de la contención a la responsabilidad fiscal y social
En la Unión Europea, el techo de gasto público es una restricción impuesta desde arriba hacia el resto de administraciones nacionales, regionales y locales con el objetivo de evitar un déficit excesivo y un endeudamiento considerado insostenible. Esta medida se basa en la noción de que «la deuda de hoy son los impuestos del mañana», aunque carece de un fundamento empírico sólido que establezca un umbral óptimo de endeudamiento. Investigaciones como las de Reinhart y Rogoff, sugirieron que niveles de deuda superiores al 90% del PIB podrían ser perjudiciales para el crecimiento económico; sin embargo, posteriores análisis revelaron errores metodológicos en estos estudios y ya no hay una evidencia concluyente que avale esta política de contención fiscal estricta.