La democracia en nuestro país y en general en el mundo está sufriendo una peligrosa erosión. Juez de Derecho de Río de Janeiro y profesor universitario Rubens Casara fue uno de los primeros en denunciar la aparición de un «Estado posdemocrático», es decir, un «Estado» (si es que lo podemos llamar así) que rompe con […]
La lucha ahora es para reconquistar la democracia, incluso la de baja intensidad, a fin de evitar la disolución del lazo social que nos permite convivir mínimamente. De lo contrario, entraremos en el caos y en la barbarie como se nota en algunos lugares en Brasil de gran violencia.
No dejaremos de reclamar, como lo hacen los movimientos sociales de base, una democracia participativa y popular o una democracia comunitaria, que los andinos nos están enseñando con su ideal del «bien-vivir y del bien-convivir», inaugurando por primera vez en el mundo el constitucionalismo ecológico, al insertar en la Ley Mayor los derechos de la naturaleza y de la Madre Tierra (Pacha Mama). Con ello anticipan lo que será seguramente el nuevo pacto natural articulado con el social de la futura sociedad mundial, si no la destruimos antes.
Recordemos siempre las lecciones del gran jurista y filósofo Norberto Bobbio con su democracia como valor universal a ser vivido en la familia, en la comunidad, en la escuela, en los sindicatos, en los partidos y en el Estado. Murió con una profunda frustración frente a la violencia del terrorismo, hasta de Estado en los Estados Unidos.
No podemos perder el sueño del gran amigo de Brasil Boaventura de Souza Santos con su Democracia sin fin. Ella es sin fin porque es un proyecto abierto que puede ser siempre enriquecido cuanto mayor sea la participación humana y la responsabilidad que los ciudadanos van asumiendo en la construcción del bien común y del bien vivir y convivir, redefiniendosus relaciones hacia la naturaleza en forma de sinergia, de cooperación y de cuidado.
Además, la democracia como sistema abierto hace que podamos estar caminando hacia una superdemocracia planetaria en las palabras del gran asesor de Mitterand, Jacques Attali (cfr. Una breve historia del futuro, 2008). Esta forma de democracia será la alternativa salvadora frente a un superconflicto que, dejado a su libre curso, podrá poner en peligro la permanencia de la especie humana. Esta superdemocracia resultará de una conciencia planetaria colectiva que se da cuenta de la unidad de la especie humana, viviendo en una única Casa Común, en el planeta Tierra, pequeño, con bienes y servicios naturales escasos, superconsumista y superpoblado y amenazado por los cambios climáticos que están afectando a la biosfera, a la biodiversidad y a nosotros mismos.
La Carta de la Tierra utiliza dos expresiones que señalan el nuevo paradigma de civilización: alcanzar «un modo de vida sostenible» (n.14) y «la subsistencia sostenible de todos los seres». Aquí emerge un diseño ecológico, es decir, otra forma de organizar la relación con la naturaleza, el flujo de las energías y las formas de producción y de consumo que atiendan a las necesidades humanas, que nos permitan ser más con menos y que favorezcan la regeneración de la vitalidad de la Tierra.
Por fin, yo por mi parte, fruto de los estudios en cosmología y ecología, he propuesto una democracia socio-ecológica que representaría el punto más avanzado de la integración del ser humano con la naturaleza. Ella se inscribiría dentro del nuevo paradigma cosmológico que ve la unidad del proceso cosmogénico dentro del cual se sitúan también la naturaleza y la sociedad y cada persona individualmente.
Será una civilización biocentrada que devolverá el equilibrio perdido a la Madre Tierra y garantizará el futuro de nuestra civilización. Todos y la naturaleza entera seremos ciudadanos habitando cuidadosa y jovialmente la Casa Común.
Leonardo Boff ha escrito Como cuidar de la Casa Común (Vozes 2017).
Traducción: Mª José Gavito Milano, para el Blog de Leonardo Boff.