Luis Othoniel Rosa Rodríguez (Puerto Rico, 1985), autor, de entre otros escritos, dos novelas (Otra vez me alejo, 2012; Caja de fractales, 2017), que creo merecen la pena leerse a la par que Comienzos para una estética anarquista: Borges con Macedonio (2016), su tesis doctoral defendida en la Universidad de Princeton (2012). Como es de […]
Luis Othoniel Rosa Rodríguez (Puerto Rico, 1985), autor, de entre otros escritos, dos novelas (Otra vez me alejo, 2012; Caja de fractales, 2017), que creo merecen la pena leerse a la par que Comienzos para una estética anarquista: Borges con Macedonio (2016), su tesis doctoral defendida en la Universidad de Princeton (2012). Como es de esperarse de una tesis doctoral, es un excelente trabajo de investigación terminal. A su vez, creo pertinente señalar que es una lectura amena, sin dejar de ser profunda, de la estética anarquista orquestada por dos escritores argentinos y anarquistas, Macedonio Fernández (1874-1952) y Jorge Luis Borges (1898-1986).
Luis Othoniel, en su tesis, busca y logra explorar la relación analógica entre la línea de la literatura y la de la política, «persigue el curso de estas dos líneas». Nos delata, el autor, que la literatura de Borges como la de Macedonio articulan alternativas a la representación y a su vez «cualquier tipo de originalidad del yo artista y, por último, y consecuentemente, a la propiedad intelectual». También, sostiene que las dos líneas trazadas entre la política y la literatura tienen una coincidencia, la cual recae en compartir o coincidir en un mismo momento histórico:
«Los dos autores en cuestión son argentinos nacidos a finales del siglo XIX, se autoproclaman anarquistas, y pertenecen a un momento histórico en que el anarquismo pasa de ser la mayor fuerza de oposición al partido en el poder en Argentina a ser un movimiento bastante minoritario después de los años treinta. Pero los dos escritores en cuestión no son reconocidos por ser ideólogos del anarquismo, y hasta el lector más inexperto de su literatura, entenderá que es imposible pensar que hay una relación de causa y efecto entre sus textos y la ideología anarquista».
Rosa Rodríguez se propuso el objetivo de encontrar dónde se bifurcaban, precisamente, los textos de Borges con los Macedonio y su ideología, o más bien, en su fractal visión de mundo. Creo que lo logra.
En su tesis, Luis Othoniel, propone que «las innovaciones en teoría literaria» de Macedonio y Jorge Luis tienen una relación directa con la tradición anarquista. No la atribuye a un acto de conciencia de parte ambos escritores, aunque sí a una práctica escritural que tiene como base los tres principios de la filosofía propiamente anarquista: 1) La participación, en lugar de la representación; 2) el individuo como resultado de la fuerza del colectivo; 3) y, la propiedad no es otra cosa que una falacia validada sólo por el Estado. Los capítulos de su tesis, en consecuencia, han de explorar la forma en que los antedichos tres principios actúan en la estética de Borges y en la de Macedonio, respectivamente.
Al así hacerlo, Luis Othoniel estudia cómo Borges y Macedonio intentan, a través de su estética anarquista, librarse de los «patrones de acumulación en el interior del arte». Lo anterior, lleva al tesista a preguntarse lo básico: «¿cómo es posible que la crítica de las pasadas cinco décadas que rigurosamente ha examinado la obra de estos dos famosos autores, haya pasado por alto, salvo raras y superficiales excepciones, esta tradición política tan importante en la historia argentina como el anarquismo social?» Y es precisamente ahí donde radica la originalidad de la lectura profunda que hace Rosa Rodríguez de la obra de Borges en Macedonio. Es curioso por demás decir que algo parecido me pasó al estudiar el pensamiento político de Eugenio María de Hostos (1839-1903), al que lo usual es atribuirle influencias de un muerto a otro con tal de no redimir que son literalmente las ideas anarquistas de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865).
No se propuso Rosa Rodríguez establecer que Macedonio y Jorge Luis tuvieran una vida en paralelo con el anarquismo clásico, con lo que nos quiere decir que la literatura de uno como la del otro no devino de su condición de partícipe y consistente anarquista, aún cuando ambos se consideraron anarquistas de por sí. Tal vez, mejor fuera que no buscara establecer esa relación, pues, al igual que en De Hostos y tantos otros, entre el dicho al trecho de lo que Borges considera secreto, existe el trecho de la distancia entre los hechos y las palabras. En fin, que de lo que trata Luis Othoniel es de ver y probar que los seres humanos, están hechos de sus circunstancias, y la obra de Borges y Macedonio no dista de no ser así si no más que «un acto colectivo y no como la propiedad intelectual de un individuo privado».
Divide el autor su tesis-libro en cuatro capítulos, seguidos de una pertinente y amena nota introductoria. En el primer capítulo, intitulado «Los estados de la literatura», se tratan los procesos por los cuales Macedonio y Jorge Luis hacen ostentación de la ficción como acción directa, en lugar de representación de la realidad. No dice Luis Othoniel que a eso Ricardo Piglia le dijo que le llamó: Literatura conceptual. En su segundo capítulo, «Los individuos de la literatura», el tesista se concentra en dejarnos ver como Borges y Macedonio sistemáticamente «deconstruyen el concepto central de la filosofía liberal: el individuo». Así, no más, Rosa Rodríguez desmitifica tu lectura desprevenida de Macedonio y Jorge Luis como individualista y liberales.
Por su parte, en el tercer capítulo, «Las posesiones de la literatura», Luis Othoniel se concentra en hacernos ver que la literatura de Borges y Macedonio no son otra que una literatura colectiva sin autores. Organiza su capítulo en las posesiones compartidas (palabras, símbolos) y en la crítica a la propiedad privada, y nos sostiene así que la de Borges en Macedonio no es otra que una literatura anti-moderna. Finalmente, en el cuarto capítulo, «Geometría de un arte del futuro», Rosa Rodríguez propone, a manera de conclusión, «la forma geométrica del fractal y su juego de escalas como un modo predilecto mediante el cual se nos presenta la estética anarquista de Borges y Macedonia». Finiquita su tesis con su aplicación en un cuento de Jorge Luis, intitulado: «Utopía de un hombre que está cansado». Se trata, preciso decir, que es aquel cuento en el que Borges delata con Macedonio y en el que los principios anarquistas que comparten son uno detrás del otro puestos en vigor. En fin, que vale la pena leer a Luis Othoniel para ver lo que otros o no vieron o no quisieron que viéramos en la estética en común de Macedonio y Jorge Luis.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.