Mario Ramos Méndez (Puerto Rico, 1960) es historiador, periodista y analista político. Se formó como historiador en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Realizó sus estudios doctorales de Derecho en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Fuera del laberinto: La estadidad como […]
Mario Ramos Méndez (Puerto Rico, 1960) es historiador, periodista y analista político. Se formó como historiador en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Realizó sus estudios doctorales de Derecho en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Fuera del laberinto: La estadidad como igualdad y soberanía (Puerto Rico: Publicaciones Gaviota 2016) es su último libro. No es el primero, y esperamos no sea el último. Ramos Méndez es autor, entre otros trabajos de investigación, de Posesión del Ayer: La nacionalidad cultural en la estadidad (Puerto Rico: Isla Negra Editores 2007) y Sin los dados cargados: Breve genealogía de la ley de juegos de azar (Puerto Rico: Mario Ramos Méndez 2012). Del trabajo investigativo previo de Mario, el fenecido Juan Manuel García Passalacqua, nos dejó dicho en el 2006:
«Finalmente, Mario Ramos nos trae a las posturas de fin de siglo. Retrotrayéndose a 1984, su relato reintroduce la tesis del Estado Hispano, pertinente hoy a principios del siglo XXI. El autor concluye significando el nacionalismo cultural del movimiento anexionista por 100 años. La estadidad, concluye, con acento puertorriqueño, así fue y así siempre será. Es su esperanza. Sustenta esa esperanza con proficiencia profesional que incluye más de treinta páginas de citas bibliográficas para cada capítulo y una extensísima y detallada bibliografía que sé, él se ha leído con fruición. Me honro en prologar este libro porque ha descompuesto nuestro tradicional circo de tres pistas políticas para recomponer una sola pista para todos los sectores: EL PUERTORRIQUEÑISMO.»
De ese mismo texto del que nos hablara García Passalacqua, Maurice A. Ferré, nos señalaba también en el 2006:
«El libro de Mario Ramos Méndez, «Posesión del Ayer: la nacionalidad cultural en la estadidad«, va a abrir muchos ojos en Puerto Rico. Más importante, creará conciencia. El libro, meticulosamente investigativo, nos recalca la puertorriqueñidad de los líderes republicanos y estadistas tradicionales de nuestro pasado. Decía mi tío, Luis A. Ferré, (QPD), «Mi nación es Estados Unidos y mi patria es Puerto Rico». La historia puertorriqueña está repleta de profundo sentir patriótico por múltiples estadistas, desde el Dr. José Celso Barbosa hasta Ferré. La obra intelectual de Mario Ramos Méndez validará este sentir histórico.»
He querido iniciar la presente intervención,1 recordando las palabras de García Passalacqua y de Ferré con dos objetivos. Uno, que podamos tener claro que el trabajo pionero de vuestro compueblano está muy validado, y dos, que podemos entender que, si algún historiador se ha dedicado en la pasada década a agitar, reivindicar e investigar con compromiso y seriedad al Movimiento Estadista Puertorriqueño, ese es nuestro compatriota Mario Ramos Méndez. De ahí que, en Fuera del laberinto, Ramos Méndez tiene a su vez un doble reto que cumplir, por lo menos a los ojos de sus lectores. Ese doble reto queda por cumplido. Me refiero, a que Mario tenía que hacer un trabajo igual de riguroso que el realizado en Pasión del ayer, lo que efectivamente vino haciendo en los escritos que incluye en Fuera del laberinto.
Fuera del laberinto: La estadidad como igualdad y soberanía, se divide en tres partes: «Dos variantes que coinciden», «Artículos de prensa» y «El registro histórico». Les precede una introducción realizada por el propio autor. Desde ésta atisbamos, el sabor histórico que ha desbordado en un libro que es producto de una década de análisis y reflexión, sobre todo periodística, en su origen, pero que también está cargada de cierto sabor histórico e ideológico. Se trata, sí, de la contribución de Mario a la historiografía del Movimiento Estadista Puertorriqueño, y de una lectura actual, alternativa, contestataría y subversiva dentro y fuera de éste. Al respecto, el propio Ramos Méndez, señala:
«Todas las columnas, además de tener pertinencia y actualidad con los hechos históricos que han estado desarrollándose durante los últimos cinco años, responden y se relacionan al tema de la condición política de Puerto Rico y el déficit de derechos civiles para los ciudadanos americanos que viven en esta isla.»
He dicho que, en Fuera del laberinto, Mario escribe con sabor histórico e ideológico. Ese sabor enmarca el quehacer investigativo de Ramos Méndez dentro de la tradición cubano-caribeña contestataría de Antonio Benítez Rojo y, entre otros, Manuel Moreno Fraginals. Esa tradición, remarcada desde el exilio cubano dentro de los Estados Unidos, muy marcada por su lectura del presente teniendo dentro de éste perspectiva histórica le ha permitido a Ramos Méndez ver dentro del Movimiento Estadista Puertorriqueño, aquello que otros historiadores, como en el pasado José Trías Monge, no han visto o no han querido ver: El puertorriqueñismo. Precisamente, es a ese puertorriqueñismo que se refería Juan Manual al que Maurice se refiere cuando resaltara que Mario lograba descifrar el sentir histórico del Movimiento Estadista Puertorriqueño.
En la primera parte de Fuera del laberinto, su autor nos permite retrotraernos al 2005. Entonces, entre enero y julio del 2005, cuando Mario escribe los dos artículos que forman esta parte del texto ante nos, no creo que ninguno de vosotros pensara que, a diciembre de 2016, el próximo Presidente de los Estados Unidos sería Donald Trump. Pero, tampoco creo que alguno de vosotros pensara en el 2005 que en enero del 2009 lo habría de llegar a ser Barack Obama. El primero de estos dos artículos, lleva por título: «El grito de Huntington». El segundo de éstos se titula: «El nuevo poder latino». En «El grito de Huntington», Mario comenta respecto a un artículo de Samuel P. Huntington, artículo en el que éste, con las muelas de atrás, «reconoce que los Estados Unidos es un país multiétnico y multirracial». Ramos Méndez, de su parte, celebra que así sea, no sin antes resaltar que Huntington observa «que mientras más concentrado está el grupo inmigrante más lento y menos completa es la asimilación, notando que muchos de estos grupos siguen conservando su idioma y su cultura por varias generaciones».
En «El nuevo poder latino», Mario resalta la elección de hispanos a puestos claves dentro del espectro local, estatal y federal de los Estados Unidos, bien por el partido demócrata como por el partido republicano. Ramos Méndez observa que lo latino vende, que lo latino aglutina votos, y que el mercado se acomoda a lo que vende o le permite vender, y que los políticos no latinos o hispanos también. Para Mario,
«Los hispanos son el futuro de los Estados Unidos. Son la primera minoría de la nación norteamericana. Se espera que dentro de cuarenta años el presidente de los Estados Unidos sea hispano y que se dirija a la Nación tanto en inglés como en español. Dios quiera, que ese presidente de los Estados Unidos sea un puertorriqueño. O sea, un presidente jíbaro.»
En la segunda parte de Fuera del laberinto, Ramos Méndez escribe con densidad, savia y sustancia histórica. Agita así y a su vez reivindica al Movimiento Estadista Puertorriqueño. Le hace parte y partícipe de un pasado que Mario hace suyo, cuyos orígenes traza en los orígenes del federalismo español, en el federalismo de Francisco Pi i Margall y en la lucha por la emancipación del colonialismo español dentro de la América hispana, de nuestra América. De ahí que para Ramos Méndez no existe, no existió ruptura en el Movimiento Estadista Puertorriqueño de finales del siglo 19, y el de a partir de 1898. A su modo de ver, la estadidad ha sido y es una fórmula descolonizadora, subversiva, bien bajo el dominio colonial español como bajo el dominio colonial estadounidense en el Puerto Rico de hoy. Convencido de ello, a propósito del plebiscito del 2012, Mario nos dice:
«El plebiscito que se celebrará en noviembre de 2012 es una oportunidad histórica que tendrán los puertorriqueños de matar dos pájaros de un tiro: rechazar la colonia y elegir una fórmula descolonizadora como lo es la Estadidad. La deuda que contraemos con el Gobernador Fortuño es incalculable. Nunca en la historia un gobernante en Puerto Rico le ha permitido al pueblo expresarse en las urnas si está conforme con la actual relación de inferioridad política y, a su vez, elegir la fórmula descolonizadora de su preferencia. Todo en una misma papeleta. O sea, un combo agrandado. Las aspiraciones de Fortuño son las mismas de Frederick Douglas; que los puertorriqueños voten por los que deciden por ellos».
Las columnas periodísticas que Ramos Méndez rescata en la segunda parte de Fuera del laberinto, como señala éste en su nota introductoria, tienen cierto hilo conductor: «responden y se relacionan al tema de la condición política de Puerto Rico y el déficit de derechos civiles para los ciudadanos americanos que viven en esta isla.» En estas columnas, podemos decir, Mario esboza el marco teórico, el corpus teórico de una tesis reivindicativa del Movimiento Estadista Puertorriqueño. Creo que esa es la mayor de las contribuciones de Ramos Méndez, dar, hilar, esbozar el marco teórico de un movimiento político contestatario que muy bien él conoce, y que contrario a lo que se ha tratado de imponer desde el canon oficial, no es conservador; no lo es ni ha sido ni tiene que serlo. Como señala Mario, al recordarnos las lecturas que sobre el Movimiento Estadista Puertorriqueño ha hecho el sociólogo Ramón Grosfoguel, lo radical es ser estadista, lo subversivo en el Puerto Rico de ayer, entonces y hoy, es ser estadista. Mucho más subversivo y radical es, entenderemos que es, si como reconoce Ramos Méndez, la izquierda puertorriqueña está a la derecha, y la derecha norteamericana de la que es parte Huntington, tiene mucho por lo que estar preocupada con el poder latino dentro de los Estados Unidos.
En la tercera parte, Mario se detiene en el registro histórico del Movimiento Estadista Puertorriqueño y su relación con el eje fundacional del bipartidismo puertorriqueño. Lo hace por medio de un recorrido periodístico focalizado en Estadistas Unidos y la fundación del Partido Nuevo Progresista. Se detiene para darnos su lectura de El Mundo, en el período que precede a la institucionalización del partido que ha logrado aglutinar dentro de sí al mayor número de estadistas puertorriqueños. Lo digo porque si algún historiador logra atisbar que dentro del Partido Popular Democrático de RHC se concentra una tendencia pro estadidad, ese historiador es Ramos Méndez.
Mario, a su vez, en esta tercera parte de Fuera del laberinto, se detiene en lo que llama los «rastros del silencio»; es decir, en cómo la historiografía puertorriqueña ha visto la estadidad. Demás no está decir que poco puede ver el historiador que no quiera ver, lo que Mario ha visto desde adentro, militando sin dejar de observar, haciendo de observador partícipe. Y esa es la diferencia entre los artículos de prensa con sabor histórico de Ramos Méndez, y los rastros del silencio con los que éste se encuentra cuando busca y no encuentra una historiografía puertorriqueña interesada en estudiar con la profundidad metodológica que él atiende y entiende al Movimiento Estadista Puertorriqueño.
Finalmente, y no sólo en ánimo de animar a Mario en su quehacer historiográfico, os digo que Fuera del laberinto es un texto que nos permite entender y ver desde adentro al Movimiento Estadista Puertorriqueño tal como le hemos entendido y visto desde adentro, en su diversidad, en sus defectos, en sus variantes y alternativas, en sus posibilidades de desarrollo y en sus imposibilidades, allí donde las hay o les pueda haber. Fuera del laberinto es un antes y un después dentro de la historiografía puertorriqueña del Movimiento Estadista Puertorriqueño, pero también es un marco teórico con el que no tenemos que todos estar de acuerdo, aunque sí es un marco teórico que hacía falta, que era necesario en la medida que nos permite entender y ver que la lucha de los puertorriqueños por la estadidad es también la lucha por la igualdad y la soberanía.
En fin, creo que hoy en Yauco tenemos y nos honramos en tener no sólo a un historiador yaucano, Mario Ramos Méndez. Hoy, en Yauco tenemos al historiador que sacó al Movimiento Estadista Puertorriqueño del laberinto en que le quisieron poner, etiquetar, de aislarle, en el laberinto donde no estuvo ni tuvo razón histórica por la que estar. En ese sentido Yauco tiene hoy razones por las que sentirse orgulloso de su hijo, de su historiador, el historiador que en su quehacer reivindicó al Movimiento Estadista Puertorriqueño.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
1 Presentación en el Museo de Arte e Historia María Cecilia Franceschini Filardi vda. de Catalá, Yauco, Puerto Rico, 21 de diciembre de 2016.
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