Brasilia y la UE sellan alianza estratégica; se comprometen con las negociaciones de la OMC
El presidente de Brasil dijo hoy en Lisboa que si su par venezolano, Hugo Chávez, no quiere quedarse en el bloque regional Mercosur, «que no se quede».
La declaración del mandatario brasileño fue una respuesta al ultimátum dado por Caracas el martes, cuando Chávez dio un plazo de tres meses para que el Congreso brasileño ratifique su adhesión plena al Mercosur, que integra con Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
«Para entrar hay que tener reglas. Para salir, no hay reglas. Si no quiere quedarse, no se queda», dijo Lula a periodistas, al término de la reunión que mantuvo con el primer ministro portugués, José Sócrates, en el marco de la cumbre Brasil-Unión Europea que se celebró hoy en Lisboa.
Sin embargo, Lula da Silva no descartó la posibilidad de conversar con «su amigo Chávez». «No faltarán momento ni oportunidad para una buena prosa», dijo, agregando que «es difícil» hacer política externa comentando declaraciones de terceros sin saber a ciencia cierta en qué contexto fueron dichas.
Chávez, cuya adhesión definitiva al bloque regional fue aprobada por los presidentes de los países miembros, pero debe ser ratificada por los respectivos parlamentos, alertó el martes al Congreso brasileño que si no lo hace en un plazo de tres meses su país «se retiraría por dignidad».
Congresistas y ministros brasileños salieron inmediatamente al cruce del alerta hecho por Caracas, y fueron unánimes al afirmar que Brasil «no aceptará plazos de ningún país».
«Nadie establece plazos para nosotros, ni nosotros establecemos plazos para nadie», dijo en la noche del martes la ministra jefe del gabinete presidencial, Dilma Rousseff.
Sus palabras fueron suscritas por el ministro de Relaciones Institucionales, Walfrido dos Mares Guia, quien agregó que Brasil no acepta que otros países le marquen plazos «por muy amigos que sean».
Los congresistas brasileños, cuyas relaciones con Caracas están ríspidas desde que Chávez los acusara de repetir «como loros» los mandatos de Washington, tras conocer un documento en el que criticaban su decisión de no renovar la licencia del canal Radio Caracas Televisión (RCTV), manifestaron su malestar con lo que tildaron de «interferencia en el Poder Legislativo nacional».
«Vamos a aprovechar las palabras del presidente Hugo Chávez: no somos loros de Estados Unidos y no lo somos tampoco de Venezuela», sostuvo al conocer el «ultimátum» el diputado Fernando Coruja, del Partido Popular Socialista (PPS), aliado del gobierno de Lula da Silva.
A su turno, el senador Arthur Virgilio, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), dijo que aprovechará las declaraciones de Chávez para obstaculizar su ingreso al bloque: «Gran noticia», dijo al ser informado por el plazo dado por Caracas. «Ahora ya sé que debo resistir con el PSDB hasta setiembre y después exigirle que cumpla su palabra y no entre en el Mercosur», ironizó.
La adhesión de Venezuela al bloque fue aprobada por los presidentes de los países miembros, pero todavía falta que sea ratificada por los congresos de Brasil y Paraguay. Los demás países ya lo hicieron.
El país sudamericano, referencia de estabilidad y éxito
Brasil y la Unión Europea (UE) sellaron este miércoles en Lisboa una «alianza estratégica» que consolida la creciente influencia del gigante sudamericano en el mundo y declararon su voluntad de no dejar morir las negociaciones de la OMC para liberalizar el comercio mundial.
Brasil y la UE esperan que la alianza estratégica incremente su diálogo político en temas clave como la energía, el cambio climático y la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, y que resucite la ronda de Doha de la OMC y las negociaciones para un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), estancado hace más de dos años.
«Brasil es hoy una referencia de estabilidad y éxito de las economías emergentes», afirmó el presidente del Consejo Europeo y primer ministro portugués, José Sócrates.
El gigante sudamericano era el único de los países emergentes denominados «BRIC» (Brasil, Rusia, China e India, que dominarían la economía mundial en el año 2050) que no contaba con la categoría de «socio clave» de la UE.
La cumbre ha servido también para «relanzar y continuar» las negociaciones sobre la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), una vez más en punto muerto tras el fracaso de una reunión del G4 (Brasil, India, UE y Estados Unidos) en Potsdam (Alemania), en junio, ya que «ambas partes quieren llegar a un acuerdo», aseveró Sócrates.