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Resultado de Hong Kong es desfavorable para países del Sur

Fuentes: Red del Tercer Mundo

La Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), celebrada del 13 al 18 de diciembre en Hong Kong, produjo un resultado desfavorable para los países en desarrollo.

Los países en desarrollo cedieron en Hong Kong en las cuestiones clave del acceso a los mercados para los servicios y los productos no agrícolas. A cambio, no recibieron ningún beneficio significativo con respecto al algodón, el acceso a los mercados para los países menos adelantados ni la «ayuda para el comercio», los tres componentes principales del llamado «paquete de desarrollo».

En cuanto al plazo final de 2013 para la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas, la supuesta conquista del Sur más publicitada en Hong Kong, en realidad no fue tal. Estos subsidios, los que más distorsionan el comercio, debieron eliminarse hace muchos años, a cambio de nada, e incluso con disculpas. El plazo de 2013 es el más largo posible, y es una vergüenza que la Unión Europea no haya aceptado 2010 – aceptable para todos los demás-, que habría sido apenas «creíble».

El hecho de que la Unión Europea se haya reservado la alternativa inferior de 2013 hasta el último momento, para poder extraer todavía más concesiones de los países en desarrollo, demostró hasta qué nivel cayó la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y las negociaciones de Doha en general, en cuanto a contenido de desarrollo.

Tras la sesión de cierre, un embajador de un país en desarrollo reveló que, en la sesión de «sala verde», el comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, presentó su oferta de 2013 en el último minuto, cuando todos los participantes se disponían a levantarse. Si es tan difícil obtener tan poco de los países industrializados, las negociaciones serán muy duras cuando se reanuden en Ginebra, advirtió el diplomático y concluyó: «Querían extraer todo lo posible de los países en desarrollo, hasta que corriera la sangre».

El premio que los países del Norte pretendían llevarse de Hong Kong era un cambio en las modalidades de negociación sobre servicios, a fin de obtener nuevos instrumentos de presión para que los países en desarrollo abrieran subsectores clave. Pese a una fuerte oposición de un gran número de países en desarrollo, incluso del Grupo de los 90 (G-90), durante cinco días, los países industrializados finalmente lograron lo que querían.

El enfoque plurilateral, que incorporará también enfoques sectoriales y modales, se dispone ahora no sólo a «complementar» sino a reemplazar el enfoque bilateral de peticiones y ofertas como el principal método de negociaciones. Esto amenaza los mecanismos de flexibilidad vigentes en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) y tiende a acelerar el proceso de liberalización en el Sur.

Las empresas transnacionales de servicios, cuyos representantes estuvieron presentes y activos en Hong Kong, y que expresaron satisfacción por el resultado en materia de servicios, ya se están preparando, junto con sus gobiernos, para lanzar la primera ronda de negociaciones plurilaterales sobre varios subsectores clave. La Declaración de Hong Kong dice que las peticiones plurilaterales deben presentarse a otros miembros antes del 28 de febrero de 2006.

A modo de sobrepaga, los países industrializados también extrajeron importantes concesiones de los países en desarrollo sobre acceso a los mercados para los productos no agrícolas (NAMA, según la sigla en inglés de «non agricultural market access») en las últimas horas de la conferencia. Los ministros acordaron la utilización de la fórmula suiza, con coeficientes, para recortar los aranceles industriales. La redacción final («adoptamos la fórmula suiza») es mucho más fuerte que en el texto de Ginebra, que sólo señala la existencia de una hipótesis de trabajo para utilizar esa fórmula.

También se acordó que las tasas aplicadas se utilizarían como base para tratar los aranceles no consolidados. El texto final del 18 de diciembre adoptó «un enfoque basado en un incremento no lineal con el fin de establecer tipos de base para comenzar las reducciones arancelarias». Esta disposición no figuraba en borradores anteriores, y se incluyó a último momento. Las tasas aplicadas se marcarán entonces como valores básicos, que después se recortarán según la fórmula y consolidarán. Este tratamiento resultará en bajos aranceles consolidados.

Estos compromisos sobre NAMA arrancados a los países en desarrollo no tienen precedentes en la historia del sistema multilateral de comercio. Cuando se implementen, tendrán graves efectos de desindustrialización.

¿Cómo llegaron los países en desarrollo a realizar esos compromisos, y a cambio de qué?

Desde el comienzo, Mandelson realizó una agresiva campaña para que los países en desarrollo aceptaran sus propuestas sobre servicios y NAMA, amenazando con que, de lo contrario, no ofrecería nada en materia de agricultura. Esta estrategia no habría funcionado, sin embargo, si los países en desarrollo hubieran creído que no tenían nada para ganar de la Declaración.

Los principales países industrializados eran conscientes de esto y, ayudados por la Secretaría de la OMC, procuraron ofrecer (o aparentar que ofrecían) algo a cada grupo de países en desarrollo, al principio de la Conferencia Ministerial. Cada grupo se enfrascó en negociaciones para obtener su parte de los beneficios. Para el último día, cada uno de ellos (el G-20, el G-33, los países menos adelantados, el grupo del algodón y el grupo de África, el Caribe y el Pacífico) estaba convencido de que lo que había conseguido era suficientemente valioso para renunciar a su lucha en materia de servicios y NAMA, y de esta forma, todos los grupos fueron convencidos (o se autoconvencieron) de que podían aceptar todo el paquete.

El aspecto de la persuasión fue importante en las horas finales. Cuando finalmente, el último día, la Unión Europea «aceptó» 2013 como plazo final para los subsidios a las exportaciones, los líderes del G-20 (India, Brasil y China) se embarcaron en una campaña para persuadir a los otros países en desarrollo y sus agrupaciones de que aceptaran el texto sobre servicios.

El ministro de Comercio de India, Kamal Nath, convenció a otros ministros de que el Anexo C sobre servicios era inofensivo, coincidiendo con el argumento de Estados Unidos de que, según el texto, la participación en las conversaciones plurilaterales sería voluntaria.

Esto es contrario a la opinión de muchos expertos comerciales y legales de que el texto revisado del párrafo 7(b) del Anexo C obligaría a un país en desarrollo a participar en negociaciones plurilaterales, sectoriales o modales si determinado grupo de países se lo pidiera.

La mayoría de los países en desarrollo que hablaron en la última reunión de jefes de delegación dieron el «OK» al último proyecto de Declaración Ministerial. Sin embargo, Venezuela y Cuba persistieron en sus objeciones al anexo sobre servicios y algunas partes del texto sobre NAMA, pero eran sólo dos y no lograron la modificación de las partes del texto en cuestión ni bloquear el consenso sobre todo el proyecto. Lo que sí lograron fue dejar constancia de sus reservas, en una dramática intervención en la sesión de clausura, pese a la disposición de la sala que hacía casi imposible que los delegados expresaran sus opiniones.

Una lectura del texto aprobado revela grandes compromisos de los países en desarrollo en materia de ser