Luego de un año de importantes pasos en la consolidación de su proyecto socialista, Venezuela entra en 2011 con nuevos retos y perspectivas. Temas de política interior, sociales, económicos, energéticos y de relaciones internacionales representan desde ya un desafío para un país polarizado por dos visiones bien distanciadas. De un lado, la construcción del socialismo […]
Luego de un año de importantes pasos en la consolidación de su proyecto socialista, Venezuela entra en 2011 con nuevos retos y perspectivas.
Temas de política interior, sociales, económicos, energéticos y de relaciones internacionales representan desde ya un desafío para un país polarizado por dos visiones bien distanciadas.
De un lado, la construcción del socialismo promovida por sectores populares bajo el liderazgo de Hugo Chávez; y del otro, la defensa de intereses económicos vinculados al capital extranjero, que encarnan partidos tradicionales y grupos de poder.
Temprano escenario de esas contradicciones será la nueva Asamblea Nacional, la cual se instalará el 5 de enero.
Integrarán el Parlamento, 98 diputados de la alianza revolucionaria (97 socialistas y un comunista), 65 de la opositora Mesa de la Unidad y dos del Partido Patria para Todos, agrupación distanciada del Gobierno.
La citada composición permite augurar una lucha frontal en el Hemiciclo, como la presenciada a finales de 2010, durante la discusión de leyes encaminadas a fortalecer el proceso de cambios en marcha.
Por declaraciones de los propios legisladores electos el 26 de septiembre último, la Asamblea se convertirá en un espacio de batalla entre quienes impulsan el proyecto socialista y los que pretenden revertirlo a como dé lugar.
Ambos bloques tendrán en su agenda además preparar el camino de cara a la elecciones presidenciales de diciembre de 2012, comicios claves para el futuro de Venezuela.
Chávez, apoyado por amplios sectores populares, anunció ya su candidatura para la cita en las urnas, de la que también saldrán gobernadores y alcaldes.
El estadista convocó a la creación de un Polo Patriótico, que acogerá en su seno a todas las fuerzas revolucionarias.
Por su parte, la oposición tratará de encontrar un rival nacido del consenso, lo cual pudiera generar polémica y choques en sus filas.
La política interna estará además marcada por el llamado de Chávez a radicalizar la Revolución Bolivariana, ante la necesidad de superar errores y enfrentar la escalada en las agresiones contra el proceso.
En el ámbito social, los programas de salud, educación y alimentación continuarán priorizados, al contar con el respaldo de al menos el 45 por ciento del presupuesto aprobado para 2011.
Barrio Adentro (atención médica gratuita en sus diferentes niveles), Sucre (educación universitaria) y Mercal (acceso a alimentos a bajos precios), constituyen algunas de las misiones emblemáticas.
También recibirá un notable impulso el programa Canaima, consistente en dotar de computadoras portátiles a decenas de miles de niños de la enseñanza primaria.
Para el Gobierno, la economía representará en el año un particular reto, luego de los números negativos de 2009 y 2010.
El pronóstico es un crecimiento del Producto Interno Bruto de dos por ciento y una inflación inferior al 25 por ciento.
La producción petrolera, la reactivación de la industria básica, el perfeccionamiento de la recaudación fiscal y el combate a la especulación, serán elementos determinantes en la mejora.
Respecto al crudo, se prevé el bombeo de 3,1 millones de barriles diarios, de ellos 2,6 para la exportación.
De acuerdo con el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, pudiera esperarse producción temprana en áreas de la Faja del Orinoco, donde una veintena de empresas mixtas aportarán en los próximos años 80 mil millones de dólares.
Otra proyección es continuar la diversificación de los mercados, sin renunciar al principal destino del crudo venezolano, Estados Unidos.
Política exterior
Para Venezuela, 2011 traerá nuevos esfuerzos en la construcción del multilateralismo en las relaciones internacionales, como respuesta a las pretensiones de Estados Unidos de erigirse en gendarme mundial.
En el ámbito regional, destacará el impulso a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), bloque que comparte con Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, y San Vicente y las Granadinas.
Sobresalen entre los proyectos integracionistas promovidos dentro del ALBA, la consolidación del Sucre (mecanismo financiero para el comercio solidario y la independencia del dólar) y de las grannacionales, empresas sustentadas en la complementación económica y la solución de problemas sociales.
También será prioridad el fortalecimiento de la Unión de Naciones Suramericanas y el ingreso al Mercado Común del Sur, para lo cual solo resta la aprobación de Paraguay, donde el dominio opositor en el Congreso ha impedido hasta ahora la incorporación plena.
Por su papel en la unidad regional, particular importancia tendrá la cumbre constitutiva de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, prevista el 5 de julio en Caracas.
La entidad genuinamente latinoamericana y caribeña no contará con Estados Unidos y Canadá, según lo acordado en Cancún, México, durante una reunión en febrero del Grupo de Río.
Más allá del continente, ganarán terreno las alianzas estratégicas y los convenios binacionales con Belarús, China, Irán, Libia, Portugal, Rusia, Siria y Ucrania.
Con esas naciones, los vínculos crecerán en los sectores agrícola, comercial, energético, financiero y de transferencia de tecnología.
En el caso de Beijing y Moscú, además abarcarán el área militar, en aras de potenciar la capacidad defensiva y la protección de los recursos naturales.
Atención a problemas estructurales
A partir de situaciones estructurales evidenciadas en 2010, Venezuela buscará soluciones definitivas a problemas como la vivienda y la dependencia de fuentes hídricas en la generación eléctrica (más del 70 por ciento de la energía es producida por el embalse de Guri).
Las fuertes lluvias de noviembre y diciembre dejaron más de 100 mil damnificados, víctimas de la destrucción total o parcial de sus casas.
Meses antes, una intensa sequía había colocado al sistema eléctrico al borde del colapso, lo que obligó al Gobierno a decretar la emergencia y adoptar medidas excepcionales.
De acuerdo con Chávez, en 2011 la construcción de viviendas comenzará a dejar atrás un déficit estimado por algunas fuentes en alrededor de dos millones.
El soporte legal, la inyección de recursos y el apoyo foráneo conformarán la combinación diseñada para responder a los damnificados, los sectores populares y la clase media.
Respecto al tema electroenergético, continuarán los proyectos de instalación de capacidad termoeléctrica, iniciativa en la que también participan socios extranjeros.
A partir de la firma de un convenio con Rusia para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, 2011 pudiera representar los pasos iniciales del programa.
La complejidad de los objetivos propuestos habrá que verla siempre potenciada por amenazas internas y externas contra un país empeñado en construir el socialismo.
Por tratarse de un año previo a las presidenciales, las tensiones pondrán a prueba la gestión del Gobierno y el compromiso popular con el proceso de cambios iniciado en 1999.
* Waldo Mendiluza es corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=251604&Itemid=1