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Rosales ante la prensa internacional no aseguró que respetará los resultados electorales

Fuentes: Rebelión

Esto lo declaró hoy Rosales a la prensa extranjera: «El gobierno tiene que estar bien claro, que si no hay reglas claras y no hay respeto, y si ellos no garantizan la seguridad el día de las elecciones, por supuesto que asumiríamos la conducta que asumiría cualquier demócrata, y cualquier hombre que respete las ideas […]

Esto lo declaró hoy Rosales a la prensa extranjera: «El gobierno tiene que estar bien claro, que si no hay reglas claras y no hay respeto, y si ellos no garantizan la seguridad el día de las elecciones, por supuesto que asumiríamos la conducta que asumiría cualquier demócrata, y cualquier hombre que respete las ideas y los derechos de un colectivo«. Agregó, además: «en todos los poderes públicos en Venezuela existe control, mano que se extiende desde la Presidencia de la República y el Poder Ejecutivo. En consecuencia, en Venezuela no hay una verdadera democracia ni verdadera libertad en cuanto a la actuación de una sociedad abierta y plural».

Ante estas advertencias cargadas de mentiras del mayor tenor, se esconde de manera muy clara un candidato que está totalmente seguro que será derrotado en diciembre y que su única salida, siguiendo la misma conseja que lo llevó en abril/02 a apoyar el golpe de Carmona Estanga y a suscribir el decreto que dictó ese efímero dictadorzuelo en esa fecha aboliendo la institucionalidad de la democracia, será la de no reconocer los resultados que dará a conocer el CNE, los que, como ya todo el país sabe, le darán un triunfo arrollador a Hugo Chávez Frías, con una diferencia de votos de más del 30%.

De manera tal que se hace evidente que la estratagema de Rosales y su gente será la de gritar victoria antes del cierre de las mesas electorales y luego que el CNE anuncie los resultados que darán como ganador a Chávez, comenzarán a producir los actos guarimbéricos y protestas acompañadas de destrozos de calles, aceras e instalaciones públicas hacia los sectores del este capitalino y sus equivalentes en las ciudades del interior, pues apostamos que de allí no pasarán, pues ya no cuentan con el respaldo y apoyo suficientes como para lograr extender esas manifestaciones de terror y zozobra más allá de los linderos de sus urbanizaciones, en donde, inclusive, no nos extrañaría que se produjeran graves desavenencias entre los propios vecinos.