El presidente de los empresarios rusos asegura que la quita a los depósitos bancarios «viola una serie de acuerdos internacionales fundamentales», mientras que Putin ordena restructurar la deuda chipriota
El acuerdo alcanzado la pasada madrugada entre la troika, el Eurogrupo y el Gobierno de Chipre no ha sentado nada bien a Rusia, que por medio de su primer ministro, Dmitri Medvedev, ha calificado la quita sobre los depósitos bancarios de robo. «En Chipre siguen robando lo que ya había sido robado», dijo Medvédev, que ya calificó la pasada semana de «absurdo», el plan de las autoridades europeas para la isla del Mediterráneo.
Rusia es quizá el principal inversor extranjero en Chipre y se calcula que posee, según varias estimaciones, al menos 19.000 millones de euros en sus bancos gracias a las condiciones fiscales chipriotas, lo que hace pensar que esos ahorradores serán los primeros afectados por la quita.
Indignado se mostró el presidente de la asociación de hombres de negocios de Rusia, Yuri Pianij, quien aseguró hoy a la agencia oficial RIA-Nóvosti que la penalización de los depósitos contenida en el nuevo acuerdo es «un robo legalizado». La medida «viola una serie de acuerdos internacionales fundamentales», dijo Pianij, quien adelantó que, con toda seguridad, será recurrida ante la Justicia internacional por los depositantes.
Reestructuración de la deuda
Menos negativo fue el viceprimer ministro Igor Shuvalov, quien aseguró que los bancos rusos no se verán afectados por la crisis de Chipre. «Lo que está pasando es una buena señal para aquellos que quieran mover su capital… a los bancos rusos. Nosotros tenemos un sistema bancario fiable», dijo.
Mientras, parece que las negociaciones que encabezó la semana pasada el ministro de Finanzas chipriota, Michael Sarris, han surtido efecto, aunque aún no se conoce a qué precio. Esta mañana, según las agencias rusas, el presidente, Vladimir Putin, ha ordenado al Gobierno que reestructure la deuda de Chipre, que asciende a unos 5.000 millones de euros. La semana pasada Sarris estuvo en Moscú solicitando una ampliación del crédito de 2.500 millones, la reducción de los intereses del 4,5% al 2,5% y mayor margen para devolverlo.