Pese a los esfuerzos de Estados Unidos y de la Unión Europea por tratar de dañar las economías de Rusia y China, estas dos naciones han impulsado sobremanera sus relaciones e intercambios comerciales en los últimos años como una forma de avanzar hacia un mundo multipolar.
Esa aceleración del intercambio se ha producido en el marco de las extorsiones occidentales contra la Federación de Rusia por el operativo militar especial en Ucrania. Ante esas “sanciones”, Moscú ha debido reorientar su comercio exterior y ha dirigido sus exportaciones hacia el Oriente y en especial a China.
La analista Natalia Milchakova, jefa de Freedom Finance Global, señaló al sitio RT que, como muchas compañías extranjeras decidieron suspender o cerrar por completo sus negocios en el país euroasiático, los empresarios chinos han ocupado esos nichos vacantes lo que ha reforzado a Beijing como el principal socio comercial de Moscú.
Los datos afirman el reforzamiento de esa relación: el intercambio comercial entre ambos países creció de enero a noviembre de 2022, un 32 % en comparación con el mismo período de 2021 y alcanzó la cifra record de 172 406 millones de dólares.
Según informe de la Administración General de Aduanas del gigante asiático las exportacionesde China a Rusia aumentaron 13,4 % en comparación con el mismo período del año anterior y ascendieron a 67 333 millones de dólares. Mientras las importaciones de bienes y servicios rusos registraron un incremento, de 47,5 %, para situarse en 105 072 millones de dólares.
Beijing exporta a Moscú una gran variedad de productos entre los que sobresalen dispositivos electrónicos, equipos industriales, juguetes, calzado, bisutería, vehículos, aires acondicionados.
Asimismo China le compra petróleo, combustibles, gas natural, carbón, cobre, madera y mariscos.
En comparación con 2021 la rotación comercial de energía creció en 64 % en términos económicos y un 10 % en lo físico por lo que China se está convirtiendo en el mayor consumidor de energía procedente del gigante euroasiático.
La colaboración bilateral se realiza a mediano y largo plazo sobre una elección estratégica en beneficio de las dos potencias y en ese ámbito se destacan la energía nuclear, aviación, construcción de motores para cohetes espaciales y la navegación por satélite.
En cuanto a las inversiones, Moscú y Beijing trabajan en alrededor de 80 proyectos por un total de más de 160 000 millones de dólares.
En la concatenación comercial logran gran efectividad pues la estructura industrial y la cadena de producción China se encuentran entre las más avanzadas y modernas del mundo, a lo que se une una gran ventaja en la construcción de capital y de mercado, mientras que Rusia es rica en recursos naturales y posee gran base industrial, tecnológica y agrícola.
Y como si esto fuera poco, en una jugada estratégica, ambos países cooperan aceleradamente para romper el dominio del dólar en el mercado mundial.
Song Kui, presidente del Instituto de Investigación de la Economía Regional China-Rusia Contemporánea, indicó que más de la mitad del comercio bilateral lo están llevando a cabo mediante el uso en las transacciones de sus respectivas monedas nacionales (rublo y yuan), lo cual contribuirá al proceso global de desdolarización.
Como entre las extorsiones estadounidenses contra Rusia se evalúa la posibilidad de desconectar todos los bancos de esa nación del sistema Swift, las entidades financieras de Moscú y Beijing trabajan en la apertura de cuentas para empresas rusas en China y viceversa.
El viceprimer ministro, Alexánder Nóvak, anunció recientemente que esa medida es para evitar el uso de ese sistema interbancario.
La Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunications (Swift) es una red de mensajería que las instituciones bancarias financieras usan para transmitir información e instrucciones seguras a través de un procedimiento estandarizado de códigos.
Este Sistema Interbancario Internacional tiene alrededor de 11 000 entidades financieras en más de 200 países. Su sede está en Bélgica, pero en su junta directiva hay ejecutivos de bancos estadounidenses. Además, una legislación federal estadounidense permite a Washington sancionar a bancos y reguladores de otras partes del mundo.
Como las amenazas sobre la desconexión del Swift continúan, Rusia, China, India, Irán y otros países han iniciado una carrera por crear sistemas alternativos con el propósito de librarse del chantaje en medio de una guerra financiera sin tregua.
Ya en 2019, Vladímir Shapoválov, funcionario del Banco Central de Rusia, informaba que debido a esos chantajes su país creó una plataforma alternativa, el Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS). Incluso, ampliaban la posibilidad de unirse al Sistema Internacional de Pagos de China (CIPS), análogo al Swift para facilitar las operaciones entre las dos naciones.
No cabe la menor duda que en este planeta cambiante, donde Washington y Occidente apoyan incrementar los sinsabores de otra guerra fría, un mundo multipolar se avecina de la mano de Rusia, China y otras naciones mientras el dólar sufre las consecuencias de la prepotente política imperial.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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