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Salarios mínimos, entre el covid y la inflación

Fuentes: CTXT [Imagen: Economía, tipos de interés, inflación. PEDRIPOL]

Si la inflación sigue su curso actual a lo largo del año, prácticamente ningún país europeo escapará a las importantes pérdidas de poder adquisitivo entre los trabajadores con los salarios más bajos

Los responsables políticos tuvieron una tarea complicada al decidir el nivel del salario mínimo interprofesional (SMI) para 2021, durante los peores momentos de la pandemia. Los países de la Unión Europea (UE) optaron generalmente por subidas moderadas o, algunos como España, por la congelación del SMI. Esto parece haber quedado atrás, pues los salarios mínimos han vuelto a subir de manera notable en 2022 en la mayoría de los países europeos. Sin embargo, la fuerte irrupción de la inflación hace que estas subidas nominales no se traduzcan en mejoras de la capacidad adquisitiva de los trabajadores peor remunerados, como explica un reciente informe de la agencia europea para la mejora de las condiciones de vida y trabajo (Eurofound).

Los salarios mínimos pasan el covid, pero son golpeados por la inflación 

Ante los efectos negativos de la pandemia en los mercados de trabajo, la mayoría de los países europeos optaron por ajustar de forma bastante modesta su SMI para principios de 2021, mientras que cuatro de ellos los congelaron (España, Bélgica, Grecia y Estonia).

Este año las cosas han sido diferentes y la mayoría de los países de la UE han actualizado su SMI de forma significativa (ilustración 1). La subida mediana del salario mínimo ha sido de casi el 5%, y muy superior en muchos de los países del este europeo.

Ilustración 1. Crecimiento del salario mínimo en los países de la UE en 2022 (en %).
Ilustración 1. Crecimiento del salario mínimo en los países de la UE en 2022 (en %).

Notas: Los datos muestran las tasas de crecimiento entre enero de 2021 y enero de 2022. El nominal es el nivel fijado por los gobiernos, mientras que el real tiene en cuenta también la evolución de la inflación. Los países están ordenados de mayor a menor crecimiento del salario mínimo nominal.

España vuelve a registrar una notable subida de más del 5% tras el parón del año pasado, aunque esto incluye la actualización de septiembre de 2021 y la de enero del 2022 (del 1,5% y de más del 3,5%, respectivamente). Es de hecho, junto a Portugal, el país de Europa occidental con mayor progreso en este ámbito en el último año. 

Sin embargo, esta panorámica del SMI en términos nominales, que son los que fijan los gobiernos, tiene un gran pero este año. Tras mucho tiempo ausente del continente europeo, la inflación ha vuelto de forma fulgurante, empujada por la recuperación económica mundial tras el parón por la pandemia, los cuellos de botella en las cadenas internacionales de suministro, el encarecimiento de la energía y las materias primas, recientemente agravado por la guerra en Ucrania. 

Esto significa que los avances nominales en los salarios mínimos no se traducen necesariamente en avances reales, es decir, que los trabajadores que reciben dichos salarios no mejoran su poder adquisitivo. Los datos muestran que dicho poder adquisitivo sólo ha mejorado en menos de un tercio de los países europeos, mientras que se ha deteriorado en la mayoría, España entre ellos.

Además, después de que se fijaran los nuevos niveles nominales del SMI en enero de 2022, este deterioro en términos reales ha seguido avanzando en los meses recientes. Si la inflación sigue su curso actual a lo largo del año, prácticamente ningún país europeo escapará a las importantes pérdidas de poder adquisitivo entre los trabajadores con los salarios más bajos.

España, caso aparte en los últimos años 

Se pueden extraer dos grandes enseñanzas sobre la evolución del SMI en los países europeos en las últimas dos décadas (Ilustración 2). En primer lugar, la evolución media en los países del este de Europa ha sido monumental, multiplicando por siete el nivel de sus salarios mínimos en los últimos veinte años. Esto refleja que la UE es especialmente fuerte como máquina de integración, generando una gran convergencia del este europeo desde su adhesión en los años 2000, al igual que ocurrió en décadas anteriores con España o Portugal. 

En segundo lugar, la evolución del SMI en España destaca en años recientes. Dicha evolución es bastante similar a la de la media de los países de Europa occidental hasta 2016: estancamiento en los años que siguen a la crisis económica del 2000; crecimiento al ir acelerándose la economía a partir del 2005; otra vez estancamiento tras la gran crisis financiera del 2009. Sin embargo, España empieza a mejorar su salario mínimo mucho más que la media de los países de su entorno después de 2016, sobre todo gracias al formidable aumento del 22% en 2019.

Como consecuencia, el SMI español ya ha alcanzado el nivel de 1.000 euros mensuales en catorce pagas, o 1.167 euros en doce pagas, que es la norma en la mayoría de los países europeos. Esto permite a España acortar las distancias con los seis países vecinos del centro europeo que tienen los SMI más elevados: Luxemburgo (2.257€), Irlanda (1.775€), Holanda (1.725€), Bélgica (1.691€), Alemania (1.664€) y Francia (1.603€). 

Ilustración 2. Evolución de los salarios mínimos entre 2000 y 2022 (Índices, 2000=100).
Ilustración 2. Evolución de los salarios mínimos entre 2000 y 2022 (Índices, 2000=100).

Notas: Europa occidental representa la evolución media de Bélgica, Irlanda, Grecia, Francia, Luxemburgo, Malta, Holanda y Portugal. Europa oriental representa la evolución media de Bulgaria, Chequia, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumania, Eslovenia y Eslovaquia.

La subida del 2019, clave para cambiar las dinámicas

El hecho diferencial en este cambio de tendencia en España fue la gran subida del SMI en 2019, cuando pasó de 736 a 900 euros mensuales en catorce pagas. Los datos disponibles muestran que esta medida provocó un enorme crecimiento de los salarios entre los trabajadores peor pagados del país y, por efecto arrastre de la negociación colectiva, también entre los trabajadores con salarios moderados por encima de los niveles mínimos. 

Este ejemplo muestra el potencial de cambio que una política pública puede tener en el mercado de trabajo. España, un país caracterizado por niveles relativamente altos de desigualdad salarial entre sus trabajadores, fue el país de la UE que más consiguió reducir dicha desigualdad en 2019. Fue gracias a esta apuesta política decidida. 

Carlos Vacas Soriano es investigador de la Fundación europea para la mejora de las condiciones de vida y trabajo (Eurofound), doctorado en Economía aplicada por la Universidad de Salamanca.

Fuente: https://ctxt.es/es/20220701/Politica/40001/carlos-vacas-soriano-smi-inflacion-europa-salarios-covid-economia.htm