La Unión Europea vuelva a caldear la situación contra Rusia, al imponerle nuevas sanciones económicas en un vano intento por tratar de debilitar a ese país como le ha exigido su principal aliado Estados Unidos. La directiva punitiva aumenta la lista de empresas y ciudadanos rusos bajo la excusa del apoyo que brindan a la […]
La Unión Europea vuelva a caldear la situación contra Rusia, al imponerle nuevas sanciones económicas en un vano intento por tratar de debilitar a ese país como le ha exigido su principal aliado Estados Unidos. La directiva punitiva aumenta la lista de empresas y ciudadanos rusos bajo la excusa del apoyo que brindan a la unificación de Crimea con Rusia y a la supuesta ayuda que le brindan a las fuerzas separatistas del este ucraniano.
La relación incluye a nueve entidades y a 19 personas, entre las que aparecen el viceministro de Defensa, Anatoli Antónov, el primer viceministro de Defensa, Arkadi Bajin, el subjefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, Andréi Kartapólov, y los diputados Iósif Kobzón y Valeri Rashkin . Todos tendrán prohibida la entrada a la UE y se les congelará, si lo tuvieran, sus activos.
La nueva vuelta a la tuerca ocurre cuando recientemente se acaba de firmar un acuerdo entre líderes europeos, en la ciudad de Minsk, para tratar de llevar la paz a Ucrania, con lo cual la UE contradice la decisión de alcanzar una solución al conflicto.
Como se conoce, Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto varios paquetes de medidas contra Moscú debido a que no se dejó arrebatar la estratégica península de Crimea después de que Washington diseñó y ayudó a derrocar al gobierno ucraniano de Víctor Yanukovich y en su lugar instaló un régimen ultraderechista con el objetivo de cerrar el cerco fronterizo al gigante euroasiático.
Numerosos analistas destacan la presión que ha ejercido Estados Unidos desde los primeros momentos con el fin de que Bruselas se lance en una fuerte ofensiva contra Moscú y debilitar económicamente a ese país. Hace unos días y ante la reticencia de la mayoría de los 28 países de la Unión de continuar imponiendo sanciones, el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, calificó de «inoportunas e indignantes» las quejas de algunas naciones referente a que las sanciones a Rusia les salen «caras».
En declaraciones que difundió la página alemana Spiegel Online, Biden dijo que «ahora es un momento en que Estados Unidos y Europa deben estar muy unidos», lo que se interpretó como una advertencia a los gobiernos europeos que no querían continuar esa política.
Lo discordante de estas últimas medidas es que hasta ahora también han resultado un boomerang para la Unión Europea debido a la relevancia que tienen las relaciones comerciales y el mercado ruso para varias de sus naciones.
Esa realidad la corroboró el ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, quien aseguró que la Unión Europea ha perdido 21 000 millones de euros por las sanciones aprobadas contra Rusia.
En declaraciones a medios de comunicación en Bruselas, antes de las recientes disposiciones punitivas, Margallo dijo «estamos en una situación extraordinariamente grave, y la adopción de nuevas medidas tendría un severísimo coste para todo el mundo»
Datos de la Comisión Europea, indican que las exportaciones europeas al mercado ruso en 2013 correspondiente a productos agrícolas y alimentarios vetados por Rusia alcanzó los 5 252 millones de euros. Rusia adquiría de ese mercado el 30 % de las exportaciones de frutas y el 24 % de sus hortalizas . Según la agencia Europa Press entre los más afectados en el año 2014 se hallan, Lituania que perdió 927 millones de euros al dejar de importar quesos, requesón, carne, pienso, bebidas, patatas, judías enlatadas, pescado y cerdo; Polonia dejó de recibir 841 millones por sus ventas de frutas y verduras. Para Alemania la cifra alcanzó 595 millones de euros, solo por carne y lácteos, sin contar el cese de exportaciones tecnológicas, maquinarias, vehículos y bienes de consumo. Los Países Bajos que enviaban a Rusia huevos, lácteos, cereales y animales vivos, dejó de ingresar 528 millones. Por su parte, Dinamarca elevó sus perjuicios a 377 millones al no poder enviar lácteos, huevos, miel, carne, pescado y marisco; España no pudo exportar hacia Moscú, frutas, carne congelada, pescados, aceitunas y aceite de oliva por lo cual dejó de percibir 338 millones de euros. En cuanto a los países bálticos, y por una larga relación comercial que se extiende desde la existencia de la antigua Unión Soviética, Rusia significa uno de los principales mercados para sus productos pues la actividad económica esta conectada principalmente con este país. Lo mismo le ocurre a Rumania y Bulgaria.
Dentro de la dirección política de la Unión Europea hay nerviosismo pues se han dado cuenta de que un colapso en Rusia plantearía enormes riesgos políticos, económicos y de seguridad para todos sus países.
Resuelta innegable que todos los paquetes punitivos acordados dificultan el desarrollo económico de Rusia pues ya han causado la salida de capitales, disminución de las inversiones, impiden a sus bancos tener acceso a créditos foráneos, pero a la par, le ha permitido a Moscú hallar nuevos mercados e impulsar sus producciones internas.
En el último año, Moscú estrechó las alianzas comerciales y se expandió hacia otros mercados importantes como China, Irán, India, Egipto, Turquía, Sudáfrica y países de América Latina.
El potencial energético, militar e industrial de Rusia, que esta situada en una ventajosa zona geográfica entre Asia y Europa, también beneficia a esa nación que ya ha enfilado el camino (con ayuda de China y otras naciones) hacia las regiones de su Lejano Oriente, abundante en recursos energéticos. Lo real es que estas últimas presiones económicas enrarecen los acuerdos alcanzados en Minsk para tratar de llegar a una paz duradera en el este Ucraniano con posibles consecuencias negativas para toda la región.
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