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São Bernardo, 1978-2018

Fuentes: Folha de São Paulo

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

El 12 de mayo de 1978 comenzaba la huelga de Scania-Vabis en São Bernardo do Campo. Era la primera paralización obrera desde 1968 y el éxito de los trabajadores del sector automovilístico cambiaría la historia del país. La presencia de Luiz Inácio Lula da Silva, el líder sindical que emergió de aquel movimiento, durante 24 horas en el Sindicato de los Metalúrgicos después de haber sido decretada su prisión el pasado jueves (5), cierra simbólicamente el largo ciclo iniciado entonces.

El lulismo no muere con la condena del ex tornero de taller mecánico. No obstante, tendrá que reinventarse para sobrevivir ante la falta de libertad de de la persona en torno a quien el movimiento creció hasta el punto de llegar a la presidencia de la República. Al margen de cualquier otra consideración, una cosa es evidente: Lula demostró, durante esos 40 años, una innegable capacidad para aglutinar al campo popular de la política brasileña a su alrededor.

La Operación Lava Jato, que alcanza su culmen con la orden de encarcelamiento del ex mandatario, logró el efecto objetivo de atacar al corazón de la alternativa popular.

El juez Sergio Moro, demostrando una vez más que actúa con razones políticas, se apresuró a ejecutar la sentencia antes de que pudiera haber algún retroceso superior.

La profunda división del STF (Supremo Tribunal Federal) al respecto, que se hizo evidente en relación con la votación del habeas corpus, muestra una evidente inestabilidad en la toma de la decisión anti-Lula del pasado miércoles (4).

Pero la operación Lava Jato, independientemente de las intenciones de cada uno de sus miembros, es sólo la punta del iceberg.

Cuando, el día anterior a la sesión del STF, el comandante Eduardo Villas Bôas difundió dos tuits y en uno de ellos escribió que «el ejército brasileño comparte el rechazo a la impunidad de todos los ciudadanos de bien «, quedó claro que la prisión de Lula se había convertido, para determinados sectores de la sociedad, en un asunto de «seguridad nacional».

Las «intervenciones pretorianas», como las calificó el magistrado Celso de Mello, acercan un poco la situación actual a la que se vivió después de 1964.

Otra vez más, se trata de impedir, recurriendo a la maquinaria judicial, que haya una verdadera alternancia en el poder. Unas elecciones sin Lula como candidato y con dificultades para explicar a su electorado quien le representa, vaciará de contenido los comicios de octubre. La posible victoria de un candidato de «centro», en realidad del campo de la clase media, si ocurre en esas circunstancias, tendrá escasa legitimidad.

Por otro lado, la evolución de los acontecimientos podría transformar la condena de Lula en el principal asunto de las elecciones mismas. Así pues, va a depender de la capacidad de los dirigentes forjados en este ciclo, que permanecen en libertad, reconstruir el polo que representa a los pobres. Sobre su éxito, el futuro dirá.

André Singer es científico político y profesor de la USP, fue portavoz y secretario de Prensa de la Presidencia en el gobierno de Lula.

Fuente: https://www1.folha.uol.com.br/colunas/andresinger/2018/04/sao-bernardo-1978-2018.shtml?loggedpaywall?loggedpaywall?loggedpaywall

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar la autoría, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.