No siendo yo profesional de la filosofía, ni dedicándome a su enseñanza, la razón de mi interés por esta obra proviene del magisterio que sobre mí realizó en epistemología y metodología su autor, Manuel Sacristán, la cabeza de más brillo y intelectual en España después del gran maestro de todos, José Ortega y Gasset.
La actual edición de Salvador López Arnal y José Sarrión Andaluz (Prensas Universitarias de Zaragoza, 1.ª edición, 2021) es soberbia por el enriquecimiento que le han hecho con notas, contextos y extensiones, distinguiendo las breves a pie de página, de las enjundiosas que van tras cada texto.
Corre el prólogo de la mano de Juan Manuel Aragüés, profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, que sitúa inicialmente a Sacristán como lector de Sartre desde 1958, si bien su muerte prematura (1985), no le permitió conocer textos póstumos de Sartre. Los otros dos aspectos tratados en el prólogo son el vínculo con el marxismo y la relación de Sartre con España, desvelando algunas incoherencias.
La introducción de López Arnal y Sarrión Andaluz, bajo el título “Sacristán sobre Jean-Paul Sartre”, es una inestimable guía de lectura texto a texto de Sacristán, resaltando sucintamente ora aspectos de su biografía intelectual, otrora explayándose lo imprescindible en la interpretación contextuada de la tesis principal y contenido; así, por ejemplo, cuando señalan que “consideró una exageración la concepción sartriana del marxismo como «saber de una época»” (p. 30); o que “el existencialismo sería una ideología que le faltaría al marxismo y que ejerce de mediación entre este y el propio ser humano” (p.33); o que Sacristán analiza la tesis de Sartre de que el enquistamiento de tesis cientificistas o positivistas en el marxismo lo empobrece (p. 35), si bien el contenido de la crítica al marxismo y la ciencia difieran entre Sacristán y Jean-Paul Sartre, apuntan los autores de la introducción; o, finalmente, correspondiente a la última etapa de Sacristán, subrayan la alta estima que le tenía por la honestidad intelectual de Sartre y su autocrítica de juventud, si bien, señalaría Sacristán, que, a su juicio, Sartre recuperaría de aquella juventud la noción de «desesperación», que considera conectada con la idea de «esperanza» de la última etapa sartriana, que según Sacristán sí “sintió de joven, pero no formuló entonces.” (p. 37). A partir de la introducción, el lector ya sabe adónde dirigir la mirada central en los sucesivos textos.
El primero de ellos, intitulado por los editores “Corrientes filosóficas de la posguerra. Existencialismo y corrientes afines (1958)”, corresponde a una selección alas páginas que corresponden a Sartre dentro de ese texto más amplio que escribiera Sacristán para la Enciclopedia Espasa. Adoptando la expresión de Jaspers, Sacristán define el existencialismo como un «filosofar sin ciencia». Considera que ambos, Jaspers y Sartre, permanecen en el ámbito antropológico, pero “constituyen probablemente los dos extremos más dispares y hostiles”, y el segundo, lo hace “sobre la base de la analítica existencial heideggeriana” (p. 47), a cuya obra anterior a 1934, Sartre está vinculado, aportando claridad y elaboración conceptual de la analítica existencial. Además, humanismo, ateísmo, raíces kantianas y hegelianas, imposibilidad de hacer ciencia histórica por el historiador, son elementos clave de este texto.
El segundo texto, intitulado “La noción de proyecto existencial en la obra reciente de Sartre (1965) [Esquema inédito]”, es lo que se conserva de una conferencia que pronunció en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Tiene la doble importancia de mostrarnos lo que apunta al contenido y el orden de despliegue de las ideas que piensa exponer sobre Sartre, su organización de las ideas al respecto.
El tercero de los textos es “III. Corrientes principales del pensamiento filosófico. Jean-Paul Sartre: la noción del filosofar y la ética existencialista (1968)”, en la que los editores recogen la parte relacionada con Sartre de la separata de la Enciclopedia Labor, y que en el “V. Existencialismo y corrientes afines”, dedica a Sartre el “10. Jean-Paul Sartre: la noción civil del filosofar y la ética existencialista”.
El siguiente texto lleva por título “IV. En la muerte de Jean-Paul Sartre, con un recuerdo de Heidegger (1980), que nos brinda un Sartre seguidor y contrapuesto a Heidegger. Un ejercicio de síntesis sublime (calificativo que no aceptaría Sacristán).
El quinto es “V. Homenaje a Jean-Paul Sartre (1980) [inédito]”, transcripción de la intervención de Manuel Sacristán en el Homenaje organizado por los Institutos de Ciencias de la educación de la UB y de la UAB a las pocas semanas de haber fallecido el filósofo, centrada en la fase de su pensamiento considerada marxista.
El sexto y último, y el más extenso, “VI. Sartre desde el final (1980). [Inédito]”, corresponde a la conferencia que pronunció Sacristán el 29 de abril de 1980 en la Facultad de Derecho de la UB, en acto organizado por su Comisión de Cultura, con el añadido del coloquio que suscitó.
El conjunto de textos reunidos y, particularmente, los inéditos, conforman la visión que tuvo Manuel Sacristán sobre el pensamiento de Sartre, aderezada con algún repulgo de su biografía intelectual. Los editores han hecho labor merecedora de agradecimiento intelectual y el índice analítico y onomástico es de gran ayuda, por más que la voz “Sartre” no aparezca en él. No puedo privarme de sugerir a los editores que preparen el que podría ser Diccionario (póstumo) de Manuel Sacristán, al modo del de Bertrand Russell, pues la riqueza indudable de sus “Notas complementarias” así me lo sugieren.
Fuente: El Viejo Topo, febrero de 2022.