Las fuerzas de Estados Unidos y de Iraq se preparan para otro asedio contra esta central ciudad iraquí, bajo el pretexto de luchar contra el «terrorismo», alertaron residentes y autoridades. Ubicada 69 kilómetros al oeste de Bagdad, la ciudad que sufrió dos devastadores ataques estadounidenses en 2004 ha visto deteriorada aun más su seguridad en […]
Las fuerzas de Estados Unidos y de Iraq se preparan para otro asedio contra esta central ciudad iraquí, bajo el pretexto de luchar contra el «terrorismo», alertaron residentes y autoridades.
Ubicada 69 kilómetros al oeste de Bagdad, la ciudad que sufrió dos devastadores ataques estadounidenses en 2004 ha visto deteriorada aun más su seguridad en los últimos meses.
«Los gobernantes de la ciudad, que luchan para ganar un pleno control, parecen dispuestos a aprovechar el colapso de seguridad para acusarse mutuamente de conspiración o incapacidad de control», dijo a IPS el abogado y activista por los derechos humanos Sufian Ahmed.
«Sorpresivamente cambiaron su tono. Dejaron de afirmar que la ciudad era la más segura de Iraq para insistir en que (la red extremista islámica) Al Qaeda es ahora una grave amenaza. Los residentes de Faluya saben que sus llamados líderes usan las amenazas de seguridad para asustarlos y así alcanzar sus propios fines», sostuvo.
A pesar de que los militares estadounidenses señalan que la seguridad mejoró, la violencia aumentó este mes. La ciudad ahora está bajo un severo toque de queda, mientras que las fuerzas estadounidenses e iraquíes se preparan para una nueva ofensiva, según el periódico local Azzaman.
Los militares iraquíes establecieron nuevos puestos de vigilancia en torno a la ciudad, y prohíben el movimiento interno. Sólo camiones militares recorren las calles alertando a los pobladores que Al Qaeda se ha infiltrado en Faluya.
Mientras, los oficiales de policía iraquíes aseguran que la situación está bajo control, a pesar de los «ocasionales incidentes que ocurren en todo Iraq».
Otras señales también indicarían un asedio inminente. «Los estadounidenses y sus aliados transfirieron de su puesto a nuestro líder, el coronel Fayssal Al Zobai, porque tienen malos planes para la ciudad», dijo a IPS un oficial de la policía.
«Él tiene todo el derecho a mantenerse en su puesto porque fue el único que nos llevó a derrotar la insurgencia, mientras que los estadounidenses fracasaron. Estos parecen tener un plan para destruir la ciudad otra vez», añadió.
Policías y militares iraquíes de otras áreas comienzan a ser desplegados en torno a Faluya, en lo que algunos funcionarios consideran los preparativos para una gran ofensiva. Las fuerzas de ocupación estadounidenses están alerta en sus bases cercanas.
El gobierno en Bagdad dejó en claro que la participación directa de los militares estadounidenses es clave para una «ofensiva inminente» en Faluya, indicaron fuentes en las fuerzas iraquíes citadas por la prensa local.
Los dos asedios estadounidenses de 2004 destruyeron aproximadamente 75 por ciento de la infraestructura de Faluya, causaron la muerte a miles de civiles y provocaron el desplazamiento de cientos de miles de personas, según la organización no gubernamental iraquí Monitoring Net for Human Rights (Red de Vigilancia para los Derechos Humanos), con sede en esa ciudad.
Algunos funcionarios policiales de Faluya creen que los políticos iraquíes usan la amenaza del «terrorismo» con fines electorales. Para octubre están previstas las elecciones provinciales.
«La renuncia del coronel Fayssal aún no es definitiva», dijo a IPS otro funcionario policial que habló a condición de mantener el anonimato. «Pero estoy de acuerdo en que los estadounidenses y el Partido Islámico están planificando algo malo para la ciudad antes de las elecciones provinciales», añadió.
«Aprendimos que esos planes no se pueden realizar en una atmósfera tranquila, así que los políticos añaden leña al fuego para asegurarse un triunfo en las elecciones. Nosotros, los policías y los ciudadanos, seremos las víctimas, como siempre», afirmó.
Los residentes tememos que los partidos usen la violencia para acusarse entre sí, y quizás hasta para sabotear las elecciones.
Un portavoz de la policía dijo a IPS que «los medios están exagerando las cosas otra vez», al sugerir la inminencia de otra operación militar en la ciudad.
Todos los habitantes de Faluya con los que habló IPS expresaron su temor a un ataque inminente.
Mientras, no hay señales de mejora en Faluya. Muros ahora dividen la ciudad en sectores sectarias, con pobreza, desempleo y sufrimiento en todas partes.
(*Ali, nuestro corresponsal en Bagdad, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, especialista en Iraq desde Estados Unidos y quien viaja regularmente a la región)