Padecemos una intoxicación que señala a Bernard Madoff como responsable de la mayor estafa de la historia. Yo no creo que se trate de una estafa. Esta supone buena voluntad en personas inocentes. Estamos ante un caso de corrupción y de engaño a la sociedad vulnerando leyes. Madoff montó con su familia y otros miembros […]
Padecemos una intoxicación que señala a Bernard Madoff como responsable de la mayor estafa de la historia. Yo no creo que se trate de una estafa. Esta supone buena voluntad en personas inocentes. Estamos ante un caso de corrupción y de engaño a la sociedad vulnerando leyes.
Madoff montó con su familia y otros miembros del lobby judío, una red de fraude fiscal, de «asesoría» a grandes fortunas para la desmesurada rentabilización de su dinero negro. Actuaban como una sociedad secreta y opaca. Como una mafia de soborno y de influencia en los responsables del control de las operaciones financieras y de sus efectos fiscales.
Amparándose en la crisis actual han designado al «chivo expiatorio» ritual, después de que hubieran puesto a salvo sus fortunas y las de los capos de ese contubernio.
Los «aparentemente» estafados conocían el riesgo de sus inversiones, jugaban desde paraísos fiscales y crearon «otros paraísos» dentro de sus fronteras. Gran parte de esas sumas no eran administradas por Madoff, sino desde unas misteriosas oficinas en la planta 17 del mismo edificio, con empleados aún más misteriosos que «sólo asesoraban» a los clientes, y les cobraban una comisión. A ellos y a las operaciones y empresas hacia las que canalizaban esos capitales.
Llegó a haber «rentabilidades» del 40% y hasta del 100% en operaciones para hundir empresas, despedir a miles de empleados, cobrar seguros y destazarlas como a bueyes, en otras empresas que valoraban al 1000% en su negocio de hedge funds, o activos tóxicos.
Entre los «estafados» por Madoff aparece la anciana dueña de L’Oréal. La hija de Eugene Schüller, tenía fuertes inversiones en los fondos gestionados por el financiero. Era la mayor inversora en un fondo cuyo cofundador, Thierry Magon, de 65 años, fue encontrado con las venas cortadas en su oficina de Nueva York, en lo que se considera un suicidio, querido o impuesto.
La empresaria Alicia Koplowitz, cuyo padre era polaco de origen judío asentado en España, habría perdido 14 millones de dólares. Otras fortunas permanecen en aterrado silencio.Los «aparentemente» estafados conocían el riesgo de sus inversiones, jugaban desde paraísos fiscales y crearon «otros paraísos» dentro de sus fronteras
La Fundación Elie Wiesel, dedicada a mantener la memoria del Holocausto judío, dice que ha perdido casi todo su patrimonio por el fraude de Madoff. La organización fundada por el premio Nobel de la Paz anunció que han perdido 16 millones de dólares. Algunos «aumentan la cifra» para conmover a nuevos donantes y mecenas.
Decenas de asociaciones de beneficencia judías apoyadas por ricos mecenas han sido afectadas por la «estafa» de Madoff. Más de treinta de organizaciones judías se reunieron en Nueva York para «decidir si existen opciones de actuar conjuntamente», explicó Mark Charendoff, presidente de la red de mecenas judíos. Así como Steven Spielberg, Fred Wilpon, y el senador Frank Lautenbergs.
La universidad de Nueva York ha «perdido» 24 millones de dólares. La Fundación Robert Lappin, que mantiene la identidad judía entre los jóvenes, también confió sus recursos a Madoff.
El Sistema de Salud Judío de Long-Island, que opera 15 hospitales, dice haber perdido 5 millones de dólares, y la Fundación Julián J. Levitt otros 6 millones.
La Universidad judía Bersheva y muchas organizaciones equívocamente calificadas como de «charity», para beneficiarse de exenciones fiscales y que actuaban actividades en defensa de los intereses del lobby judío y deI Gobierno de Israel.
En España, el organismo encargado de la supervisión de los mercados (CNMV) cifra en cerca de 200 millones de dólares la exposición «directa» de las Instituciones de Inversión Colectiva (IIC) al fraude de Madoff. No habla de las indirectas ni de las camufladas. Calcula que las ICC afectadas superan las 224, pero las atribuye al «fraude piramidal».
No ha habido tal fraude de la estúpida pirámide de Ponzi, propia de incautos. Aquí cada uno sabía en qué operaciones fraudulentas se metían. ¿O ignoraban que muchos de esos fondos financian guerras, blanquean dinero del crimen organizado, narcotráfico, trata de mujeres y de niños, sostienen movimientos fundamentalistas, especulan con petróleo y gas, y son cómplices de tráfico de fármacos perversos no admitidos en EEUU? Dicen que no lo sabían, que el dinero no huele; como la banca Ambrosiana, del Vaticano, cuando se descubrió que participaba en la fabricación de anticonceptivos, de manipulación de células y en la fabricación de condones.
Hasta ahora han salido nueve fondos de pensiones y tres aseguradoras (con cerca de 70 millones de dólares) y las entidades financieras (Santander, BVA, Banesto, Caja Madrid y Banca March), con más de 4.000 millones de dólares.
La Fiscalía Anticorrupción investiga la distribución de fondos de Madoff en nuestro país e información de los defraudadores a Hacienda, quienes podrían acusar de cooperadores necesarios en este fraude