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Perú

Se disparan las remesas al exterior

Fuentes: Peripecias

En el año 2002, cuando la economía peruana salió de la recesión-desaceleración de 1998 al 2001, la inversión extranjera directa (IED) comenzó a repuntar, llegando a US$ 2,156 millones (había sido US$ 810 y 1,000 millones en 1999 y el 2000). Si bien esa cifra no se volvió a alcanzar en los dos años siguientes, […]

En el año 2002, cuando la economía peruana salió de la recesión-desaceleración de 1998 al 2001, la inversión extranjera directa (IED) comenzó a repuntar, llegando a US$ 2,156 millones (había sido US$ 810 y 1,000 millones en 1999 y el 2000). Si bien esa cifra no se volvió a alcanzar en los dos años siguientes, comenzó a crecer nuevamente en el 2005 y en el 2006 llegó a US$ 3,467 millones.

Del 2002 al 2006, las utilidades remesadas a sus Casas Matrices por los inversionistas extranjeros también comenzaron a aumentar, en cantidades superiores a la IED. Así, en el 2002 las utilidades remesadas fueron US$ 479 millones (lo que se consigna como cifra negativa en la Balanza de Pagos). En los años siguientes, sin embargo, su aumento fue espectacular, llegando a -US$ 4,030 millones en el 2005 y al récord de US$ -6,740 millones en el 2006, lo que equivale a -6,7% del PBI de ese mismo año.

Si medimos las entradas de IED y le restamos la salida de las utilidades remesadas, tenemos el flujo neto de divisas que aporta la IED. Este flujo neto fue positivo el 2002 y el 2003, pero en el 2004 se volvió negativo, lo que ha continuado hasta hoy: en el 2006, el flujo neto fue negativo en US$ 3,274 millones, lo que equivale a -3,33% del PBI. Del 2002 al 2006, la IED alcanzó un total acumulado de US$ 11,076 millones, mientras que las utilidades remesadas fueron US$ 14,929 millones. Así, el flujo neto acumulado fue negativo en US$ 3,853 millones.

Las principales inversiones corresponden a recursos naturales, sobre todo Antamina, y Camisea, al inicio del período. Estas son inversiones nuevas («greenfield», en inglés). También destacó la compra de Backus por el Grupo Bavaria (esta fue «brownfield», porque adquirió un activo ya existente). La IED también vino a las telecomunicaciones (Tim; luego, Claro) y servicios, tanto financieros como no financieros (en parte de capitales chilenos: Falabella, Ripley) en diferentes centros comerciales en varias ciudades del país.

Si las empresas extranjeras deciden reinvertir una parte de sus utilidades, entonces la cuenta «Utilidades remesadas» disminuye. Dice el BCR que, en el 2004, buena parte de la IED «provino de las utilidades retenidas generadas por empresas extranjeras, principalmente del sector minería» (Memoria 2004, p. 63). Pero no existe estadística desagregada del BCR de las utilidades reinvertidas por la IED. Esto sí lo hace el Banco Central de Chile, que las desagrega en «Dividendos Pagados» y «Reinversión de Utilidades en Chile» (Memoria Banco Central 2005), ejemplo que debiera seguir nuestro BCR.

El creciente flujo neto negativo de la IED se vuelve soportable, en tanto y en cuanto la coyuntura internacional significa buenos precios de exportación y, también, porque las remesas de los migrantes contribuyen fuertemente al flujo positivo de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos. De cambiar la coyuntura, difícilmente nuestra economía podría soportar flujos netos negativos de la IED como los del 2005 y, sobre todo, los del 2006.