Como resultado de la crisis política que se arrastra desde 2013, Brasil vive un momento singular. Entonces, se levantó la primera ola de grandes protestas protagonizadas principalmente por la clase media. En ese periodo, los grandes medios de comunicación no eran los que convocaban a las manifestaciones. El objetivo de las protestas era exigir más […]
El momento en que los grandes medios de comunicación -principalmente la Globo- comienzan a analizar las manifestaciones en los noticiosos, la línea editorial se fue invirtiendo y ocurrió una separación entre los «manifestantes de izquierda» -muchas veces asociados al «disturbio», y las «manifestaciones pacíficas» qu , según las noticias, eran protagonizadas por «ciudadanos brasileños». Infelizmente, a esas alturas, fue muy difícil distinguir exactamente lo que significaba cada una de las manifestaciones, quiénes participaban en ellas y cuáles eran las aspiraciones de cada uno de esos participantes.
El hecho es que el cuadro presentado por abalado, encasillaron a los brasileños en diferentes campos y fomentó la polarización. Ello provocó fuertes tensiones en momentos de extrema importancia para la política nacional. Sin embargo, esa crisis no permitió que los grandes medios de comunicación salieran del proceso con el mismo poder con el cual ingresaron al mismo. El activismo de las grandes empresas periodísticas del Brasil fue tan grande que ya es imposible ocultar a la población la manera tendenciosa con la que elaboran las noticias. No se trata de afirmar que los grandes medios de comunicación perdieron su poder, pero hoy éstos dividen la atención de la opinión pública con informaciones provenientes de otras fuentes, mayoritariamente de internet.
Prueba de que se afectó al monopolio de los grandes medios de comunicación es la tentativa del Jornal Nacional de la Red Globo a presentarse como un programa hecho por profesionales de la internet y de la televisión y a declarar que usan un lenguaje diferenciado. La alteración ocurrida recientemente también se repite en las otras emisoras u es consecuencia de la aproximación del público con el internet. Es un intento de los grandes medios de comunicación para mantenerse como el poder de mayor influencia en la opinión pública. Sin embargo, ocurre que el Brasil de hoy es muy diferente al de los años 90 cuando esas grandes empresas de comunicación controlaban casi toda la información que circulaba en el país. Hoy -gracias a internet- se puede decir que la Red Globo y las otras emisoras ya no son las únicas proveedoras de entretenimiento audiovisual e información.
La quiebra del monopolio de la información ejercido durante décadas por los grandes medios de comunicación en Brasil es algo significativo, sin embargo aún está muy lejos de representar una democratización de la información. Mientras la polarización en la sociedad va disminuyendo, queda la sensación ciudadana de que las noticias pueden no ser representaciones tan confiables de los hechos. Aunque por tradición se siga consumiendo los mismos periódicos y los mismos programas, ya existe un poco de desconfianza que antes no había.
Esta nueva situación requiere atención porque puede revelar una serie de nuevas resignificaciones sobre el funcionamiento de la sociedad brasileña, que es extremadamente influenciada por los medios de comunicación. Mientras no surjan cuestionamientos en la sociedad que conduzcan a generar una reflexión sobre el tema, el proceso de transformación permanecerá estancado. Debatir el contenido y la estructura de los grandes medios de comunicación tal vez sea el camino más productivo para comprender el rol que éstos ejercen.
Me arriesgo a decir que los grandes medios de comunicación son responsables del desconocimiento que la sociedad tiene de su propio país, por la manera en que éstos recrean la nación. En la perspectiva de las grandes empresas de comunicación existe apenas el Sudeste, Brasilia y una parte del Sur. El resto es tratado apenas en ocasiones especiales. Los asuntos prioritarios son política, economía y violencia.
La política se restringe a Brasilia, a cómo van las discusiones en la capital que afectan el resto del país. El problema es que elaboran esas noticias a partir de la política y no de los ciudadanos. Sería muy diferente si la noticia tuviese como preocupación primordial la vida y la perspectiva del ciudadano. En cuanto a la economía, la lógica es parecida. Las noticias tienden a mostrar cómo los cambios en el mercado o en el escenario económico afectan a trabajadores y consumidores.
Se ignora el discurso del trabajador. Es como si esa parte de la sociedad no tuviese un posicionamiento que amerite ser parte del debate nacional. Ya la violencia es el único tema que puede motivar noticias de cualquier región de Brasil. En relación a eso, diariamente miles de personas conviven con las dificultades que produce la sequía en el noreste semiárido, sobre lo cual casi nada se dice. De la misma forma, es cada vez mayor el número de personas que conviven con el hambre, otro asunto indeseable para los grandes medios de comunicación. La educación, la cultura, la falta de políticas culturales, la escasez de servicios públicos de calidad y los motivos de estos problemas también son ignorados por los noticiosos televisivos y periódicos. Estos asuntos sólo salen a la luz cuando son utilizados políticamente en contra o a favor de algún actor político.
Se debe debatir la calidad de este tipo de periodismo que esconde no sólo una parte del Brasil, sino un contingente significativo de la población. Las fuerzas políticas tampoco son tratadas de manera equitativa, lo que deja en claro que no existe pluralidad de discursos en los medios de comunicación brasileños. Una característica que perjudica el país como un todo.
Pedro Simon Camarão es periodista. Trabajó como reportera de televisión y actualmente es colaboradora en la Fundación Perseu Abramo y realiza su maestría en Comunicación y Semiótica en la PUC-SP.
Traducción: Sandra Aliaga, para Alainet.
Fuente: http://brasildebate.com.br/a-midia-brasileira-precisa-ser-debatida-com-urgencia/