Creo que todavía es temprano para conocer las causas fundamentales de la pérdida de la batalla por la aprobación de la reforma constitucional. Sí es posible, sin embargo, sentenciar que esta derrota no implica necesariamente que ya se perdió la Guerra por el Socialismo del Siglo XXI, siempre que trabajemos concientemente y duramente para ganarla. […]
Creo que todavía es temprano para conocer las causas fundamentales de la pérdida de la batalla por la aprobación de la reforma constitucional. Sí es posible, sin embargo, sentenciar que esta derrota no implica necesariamente que ya se perdió la Guerra por el Socialismo del Siglo XXI, siempre que trabajemos concientemente y duramente para ganarla.
Hoy ya tenemos disponibles los números que muestran la tendencia irreversible del triunfo del NO que logró en números redondos un 51% contra 49% por el SÍ. Sin duda estos números dicen mucho y muestran un mensaje contundente de la población, el cual obliga a quienes trabajamos por la aprobación de esta Reforma, a reflexionar profundamente al respecto.
Mi primera conclusión es que una diferencia de apenas 2% significa estadísticamente hablando un empate técnico, una diferencia pírrica que hubiera implicado la paralización de su aplicación, si esta diferencia tan pequeña hubiera sido a favor del SÍ.
El otro número que llama la atención es el porcentaje (44%) de abstención, no por la simple cifra fría que coincide con la histórica en este tipo de eventos, sino mas bien por su composición. Este 44% significa que alrededor de 7 millones de personas no acudieron a votar, unos porque su inasistencia es crónica, simplemente no les interesa votar, otros en numero reducido, no se presentaron por causas personales que les imposibilitaron ejercer su derecho al voto, pero otros lamentablemente no asumieron o no se convencieron plenamente de las bondades de la Reforma, no la entendieron y/o sucumbieron ante la guerra mediática perversa de los medios de comunicación privados, los cuales basaron su propaganda en mentiras sistemáticas muy parecidas al cuento infantil del «coco viene», «el comunismo viene», te están jugando quiquirigûiqui o te están cambiando gato por liebre.
Desafortunadamente los números indican que gran parte de la abstención fueron votos tradicionalmente chavistas. Si comparamos la votación del NO respecto a las elecciones presidenciales del año 2006 puede observarse que la oposición solo aumentó en unos 100.000 votos, cifra que implica sin duda alguna que no hubo un crecimiento real de esta oposición, si tomamos en cuenta el crecimiento del registro electoral. En cambio el chavismo disminuyó dramáticamente su votación al perder alrededor de 3.000.000 de votos en estas elecciones. Esto es algo que llama poderosamente la atención y obliga a una rectificación inmediata por parte de todos los factores proclives a los cambios revolucionarios en Venezuela, lo cual es menester que no tenga ni una fracción de tiempo de demora.
Otros números que llaman a la reflexión y que hay que analizar es la derrota del SÍ en las 3 entidades con Alcaldes y Gobernadores chavistas que tienen el mayor número de electores a nivel nacional, Distrito Capital, Miranda y Carabobo y otras 3 entidades con gobernadores chavistas, que tienen poblaciones urbanas importantes, Táchira, Mérida y Lara. Estas entidades aportaron al bloque del NO mas de 2.100.000 votos, 44.4% del total de ese bloque. Sin duda la derrota del SÍ en estas entidades fue decisiva en el resultado final.
Para mí está claro que en estas entidades se impuso el voto de la clase media antichavista que de manera decidida salió a votar masivamente en contra de la «tiranía de Chávez», en contra de la «dictadura de Chávez», en contra del proyecto del Socialismo del Siglo XXI. Esta clase media en mi opinión, ya es un caso perdido, es decir, no tiene remedio, ellos y ellas constituyen una clase elitesca que teme seriamente que va a perder privilegios y expectativas de mejoras económicas para alimentar sus hábitos consumistas, que han sido inculcados por mas de 1 siglo de hegemonía capitalista en todo el continente americano. Aquí por supuesto está incluida la burocracia burquesa de trabajadores y autoridades enquistada en la administración pública. Algunos de ellos asistieron a la gran concentración de cierre de campaña por el SÍ, presuntamente para retratarse con el ganador y que luego de las elecciones declaran que fueron obligados a asistir a esta concentración. Ellos también votaron NO.
Mientras tanto, las clases mas favorecidas por la reforma constitucional, el pueblo conformado por las clase mas humildes de la población no acudieron a votar masivamente el domingo 2 de diciembre. Estoy convencido que ellos y ellas no percibieron una clara exposición de la reforma constitucional por parte de la dirigencia chavista, ocupada en consolidar posiciones de poder en sus diferentes ámbitos de acción, ya sea en el PSUV, las gobernaciones, alcaldías y algunas otras posiciones de la administración pública. Esta dirigencia no pudo contrarrestar las mentiras de la oposición propagadas por los medios privados impresos y audiovisuales, ni tampoco logró explicar los beneficios de la reforma constitucional a favor de todo el pueblo, como por ejemplo la jornada laboral con un máximo 36 horas semanales o la extensión de beneficios sociales a los trabajadores independientes como buhoneros, taxistas, camioneteros, transportistas etc..
No faltará quien declare de manera tajante que la culpa de la derrota en esta batalla estuvo en la inflación, el desabastecimiento y el acaparamiento de productos de primera necesidad, o en el sabotaje de funcionarios burócratas disfrazados con trajes rojos, quienes no creen en la revolución ni en el socialismo. Claro que sí son factores muy importantes que hay que combatir más rápido que tarde, pero también creo que es absolutamente necesario fijar posiciones de batalla en el ámbito ideológico y conceptual, para la construcción de la nueva sociedad.
A pesar de la derrota en esta batalla, el proyecto plasmado en la reforma constitucional de la República Bolivariana de Venezuela es todavía el camino expedito hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI, por eso no creo que demorar su presentación al país por 1 o 2 meses hubiera sido determinante ni hubiera cambiado la percepción ambigua que tiene de ella actualmente la mayoría del pueblo. Ahora mas que nunca no debemos aflojar en su divulgación y comprensión estando claros que la construcción de una sociedad de iguales es un proceso largo y duro que requiere asumir riesgos con grandes posibilidades de fallas transitorias, requiere también sacrificios heroicos que debemos estar dispuestos todos y todas a asumir a la mayor brevedad posible.