El nazismo arranca con toda su fuerza cada vez que los medios nos persuaden del peligro que supone todo extraño sumido en la pobreza, generalmente empobrecido, al límite de la supervivencia, por los grandes predadores que se reparten el botín de su propia caridad. ONU y FMI, dos caras de la misma moneda poliédrica, de […]
El nazismo arranca con toda su fuerza cada vez que los medios nos persuaden del peligro que supone todo extraño sumido en la pobreza, generalmente empobrecido, al límite de la supervivencia, por los grandes predadores que se reparten el botín de su propia caridad. ONU y FMI, dos caras de la misma moneda poliédrica, de tantas otras siglas que nos protegen como gorgonas.
Toque de queda, a nivel mundial… una vez más el sionismo enaltecido, día a día, trocadas sus barbaries genocidas en patrióticas acciones, con la mayor naturalidad, para que su lógica, beneficiaria del capitalismo salvaje que ellos mismos implantan, no tenga fisuras, sea vista, a fuerza de machaque de los medios, como sentido común. Ellos, los asesinos, dan el parte de guerra y todos los medios pronazis, casi la inmensa totalidad, nos lo presentan como la objetiva narración de los hechos. Nos bombardean y gasean con las mentiras necesarias donde la belleza y la infancia sólo pueden tener rostro israelí.
Los mayores delincuentes del planeta, responsables financieros, han sido hechos presidentes, ministros o directores de las arcas públicas, y son, como sabemos, los asesores con más influencia sobre lo que debe ser hoy la moral y los derechos humanos, ellos imponen lo que ha de predicarse desde los diversos púlpitos, ya sean de iglesias o de los medios de «comunicación-nazificación».
Siguiendo su llamada nos faltaría tiempo para formar un escudo humano, con nuestros propios cuerpos, en torno al enorme campo de concentración que continúa siendo todo el territorio de Israel tras décadas de lento exterminio, de agonía lenta, de asedios y torturas por parte de palestinos descendientes del anterior holocausto ¿No es así… o tergiverso ya el estado de las cosas?… comienzo quizá a responder adecuadamente a la terapia institucional y a sentir y pensar como un verdadero nazi , un nazi como dios manda.
¿Estamos ya profundamente convencidos de que las bajas palestinas son un daño colateral insignificante? Pues ahora, a quienes vayan quedando, deberemos odiarles por su infame resistencia a una nación, claramente superior, que prevé para los territorios que bombardean, mejor destino a los ojos del dios que les nombra «pueblo elegido». Los voceros filonazis ya casi nos ha convencido de que los actuales habitantes de la franja de Gaza (no confundir con los colonos) son, sin excepción, ocupantes terroristas de sus propios despojos de territorio.
Como objetivo global, si cada día vamos consiguiendo ser todos y todas un poco más nazis tendremos una visión más interesante y positiva de la realidad y sufriremos menos por insignificantes y terapéuticos genocidios. Términos como crímenes de lesa humanidad o limpiezas étnicas ya comienzan a ser comprendidos como protectores de nuestro propio bienestar.
Esta es la verdadera causa filantrópica de todos los responsables políticos que les subvencionan, o callan a tiempo, y de los míseros voceros que a sí mismos se llaman periodistas, y que sólo conseguimos ver como periodistas-sepultureros por la presteza con que se apresuran a enterrar cualquier migaja de información veraz que pudiera alimentar sentimientos de «trasnochadas» éticas o elemental piedad.
El gran sionismo nos está enseñando a odiar mejor que nunca a quien pudiera ser sospechoso de no comulgar con sus principios: pronto será necesario que nos sumemos, orgullosamente, a sus filas, la consigna ya está escrita en cada uno de los idiomas posibles: aniquilar la pobreza ¡Incluso se proclamó objetivo del milenio! Entre renglones estaban los tecnicismos para el éxito de la fórmula: más eficaz será aniquilar a los pobres.
En tanto nos pillan, a quienes hayamos decidido ser ovejas negras, antes de que gastemos nuestros últimos recursos ¿y si consideráramos la posibilidad de boicotear, en la medida de nuestras posibilidades, cualquier medio cómplice que venga en nuestra busca? Aún somos millones y apoyándonos mutuamente podríamos ser muchos más: No comprar, no consumir, no leer, no escuchar los permanentes altavoces que nos reclutan. Compartir información, pensamiento divergente. No avergonzarse por lágrimas solidarias, ni ajenas ni propias.
El nazismo no cesará en su gran tarea de fabricar inhumanos, es la estrategia actualizada de los crematorios, para poder aniquilarnos sin ninguna culpa.
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