Milicias de la organización chiita Badr tienen controlada a la fuerza policial en la oriental provincia iraquí de Diyala, aseguraron sus habitantes. Se cree que el gobierno liderado por el primer ministro Nouri al-Maliki avaló esa infiltración, y esto condujo a roces con las autoridades militares de Estados Unidos. The Daily Telegraph, en Londres, informó […]
Milicias de la organización chiita Badr tienen controlada a la fuerza policial en la oriental provincia iraquí de Diyala, aseguraron sus habitantes.
Se cree que el gobierno liderado por el primer ministro Nouri al-Maliki avaló esa infiltración, y esto condujo a roces con las autoridades militares de Estados Unidos.
The Daily Telegraph, en Londres, informó que Maliki discutió con el general David Petraeus, comandante estadounidense de las fuerzas multinacionales en Iraq, por las medidas qué éste tomo para armar a algunos grupos sunitas.
Las tensiones sectarias entre sunitas y chiitas crecieron en particular por las políticas del gobierno iraquí, inclinado más a los segundos. Maliki pertenece al partido Dawa, respaldado por el Irán chiita.
En Baquba, 50 kilómetros al nordeste de Bagdad, y a su vez capital de Diyala, los residentes dicen que Badr, brazo armado del influyente Supremo Consejo Islámico Iraquí, fue dominante en la provincia desde los primeros meses de la ocupación, iniciada el 20 de marzo de 2003.
La organización Badr se las arregló para completar los puestos de liderazgo en la ciudad y la provincia, mientras que los iraquíes sunitas permanecieron sin representación.
En este escenario, muchas matanzas sectarias fueron llevadas a cabo por esa organización, a menudo encubierta por la policía local, dijeron a IPS habitantes del lugar.
El Supremo Consejo Islámico Iraquí y el partido Dawa, del primer ministro, están afiliados políticamente. Maliki es secretario general del partido y pasó tiempo exiliado en Irán, tras liderar a organizaciones insurgentes contra el ex presidente Saddam Hussein (quien gobernó entre 1979 y 2003).
Maliki llegó a ser primer ministro luego que la presión política ejercida por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y el ex secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, obligó a renunciar al primer ministro iraquí Ibrahim al-Jaafari, también del partido Dawa.
Residentes de esta ciudad plagada de violencia dijeron a IPS que es común que la policía y las fuerzas armadas de Iraq, la mayoría de las cuales son integrantes de milicias de la organización Badr, efectúen redadas en hogares de sunitas durante la noche y se lleven a hombres que luego son hallados muertos en la calle.
Como resultado, algunos grupos comenzaron a realizar bloqueos para impedir que las patrullas policiales ingresen a sus distritos por la noche. En estos distritos hubo varios enfrentamientos entre residentes y personas vestidas con uniformes policiales que intentaron ingresar.
«Todos los ataques contra la policía y el ejército iraquíes fueron una reacción a la orientación sectaria de la policía y el ejército iraquíes», dijo a IPS Ali Juma’a, un militar retirado.
«Ellos (la policía afiliada a la organización Badr) tomaron por blanco a los oficiales del ejército iraquí anterior, a pilotos militares que tomaron parte en la guerra Iraq-Irán (1980-1988), miembros del partido Ba’ath (de Saddam Hussein) y otros», agregó.
«Los vehículos policiales a menudo son acompañados por automóviles civiles. Estos son conducidos por civiles que son nuevos en la ciudad. Nunca los vimos aquí en el pasado», señaló un habitante que prefirió no dar su nombre.
Muchos residentes afirman haber visto esos automóviles en sedes policiales de Diyala.
El corresponsal de IPS vio uno de esos vehículos cerca de un puesto de control del ejército iraquí. El automóvil, como otros que los pobladores describen, era un Toyota Super Saloon de 1993-1994. En el asiento trasero había dos civiles con los ojos vendados y sus manos atadas en sus espaldas.
La confianza en el gobierno iraquí y sus fuerzas de seguridad disminuye día a día. Y esto, en vista del creciente apoyo popular a la resistencia iraquí. El apoyo local a la resistencia, particularmente en áreas sunitas, aumentó a medida que los grupos de la resistencia comenzaron a proteger a residentes de los ataques de los escuadrones de la muerte de la organización Badr.
Los escuadrones de la muerte son notorios por usar puestos de control para mirar las tarjetas de identidad de los conductores, que luego son desaparecidos si son de la secta «equivocada».
El principal comandante de la policía es de la aldea de Khirnabat, cuyos residentes son todos chiitas. El comandante fue nombrado por el Supremo Consejo Islámico Iraquí.
«Las fuerzas de la coalición recibieron quejas sobre el puesto de control en el puente Jamhoriya (en el centro de Baquba, a 100 metros de la sede policial), y luego hallaron una prisión en las aldeas de Khirnabat y Huwaider (también una aldea chiita) y liberaron a todos los prisioneros sunitas», dijo a IPS Hadi Hassan, habitante de la zona.
IPS habló con un hombre sunita llamado Ammar al-Samaraee que había sido arrestado en el puesto de control y enviado a la aldea de Huwaider. Su padre es una conocida figura de la comunidad y se las arregló para que liberaran a Ammar tras pagar 15.000 dólares de recompensa. Ammar resultó con un hombro fracturado y moretones en todo el cuerpo.
Otro hombre sunita que fue mantenido prisionero en la cárcel central de la provincia de Diyala habló con IPS a condición de mantenerse en el anonimato. «Hubo más de 250 prisioneros conmigo allí y todos eran sunitas, excepto uno, llamado Hussein, que era chiita, y fue acusado de matar a su sobrino», declaró.
Los hombres chiitas que fueron puestos en prisión a menudo fueron liberados por un empleado chiita del centro de detenciones, dijo.
«Todo el departamento de la policía iraquí para la provincia de Diyala es dirigido y controlado por el Supremo Consejo Islámico Iraquí y no por el gobierno. Y 95 por ciento del personal es chiita», agregó el ex prisionero.
The Daily Telegraph, en Londres, informó que Maliki discutió con el general David Petraeus, comandante estadounidense de las fuerzas multinacionales en Iraq, por las medidas qué éste tomo para armar a algunos grupos sunitas.
Las tensiones sectarias entre sunitas y chiitas crecieron en particular por las políticas del gobierno iraquí, inclinado más a los segundos. Maliki pertenece al partido Dawa, respaldado por el Irán chiita.
En Baquba, 50 kilómetros al nordeste de Bagdad, y a su vez capital de Diyala, los residentes dicen que Badr, brazo armado del influyente Supremo Consejo Islámico Iraquí, fue dominante en la provincia desde los primeros meses de la ocupación, iniciada el 20 de marzo de 2003.
La organización Badr se las arregló para completar los puestos de liderazgo en la ciudad y la provincia, mientras que los iraquíes sunitas permanecieron sin representación.
En este escenario, muchas matanzas sectarias fueron llevadas a cabo por esa organización, a menudo encubierta por la policía local, dijeron a IPS habitantes del lugar.
El Supremo Consejo Islámico Iraquí y el partido Dawa, del primer ministro, están afiliados políticamente. Maliki es secretario general del partido y pasó tiempo exiliado en Irán, tras liderar a organizaciones insurgentes contra el ex presidente Saddam Hussein (quien gobernó entre 1979 y 2003).
Maliki llegó a ser primer ministro luego que la presión política ejercida por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y el ex secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, obligó a renunciar al primer ministro iraquí Ibrahim al-Jaafari, también del partido Dawa.
Residentes de esta ciudad plagada de violencia dijeron a IPS que es común que la policía y las fuerzas armadas de Iraq, la mayoría de las cuales son integrantes de milicias de la organización Badr, efectúen redadas en hogares de sunitas durante la noche y se lleven a hombres que luego son hallados muertos en la calle.
Como resultado, algunos grupos comenzaron a realizar bloqueos para impedir que las patrullas policiales ingresen a sus distritos por la noche. En estos distritos hubo varios enfrentamientos entre residentes y personas vestidas con uniformes policiales que intentaron ingresar.
«Todos los ataques contra la policía y el ejército iraquíes fueron una reacción a la orientación sectaria de la policía y el ejército iraquíes», dijo a IPS Ali Juma’a, un militar retirado.
«Ellos (la policía afiliada a la organización Badr) tomaron por blanco a los oficiales del ejército iraquí anterior, a pilotos militares que tomaron parte en la guerra Iraq-Irán (1980-1988), miembros del partido Ba’ath (de Saddam Hussein) y otros», agregó.
«Los vehículos policiales a menudo son acompañados por automóviles civiles. Estos son conducidos por civiles que son nuevos en la ciudad. Nunca los vimos aquí en el pasado», señaló un habitante que prefirió no dar su nombre.
Muchos residentes afirman haber visto esos automóviles en sedes policiales de Diyala.
El corresponsal de IPS vio uno de esos vehículos cerca de un puesto de control del ejército iraquí. El automóvil, como otros que los pobladores describen, era un Toyota Super Saloon de 1993-1994. En el asiento trasero había dos civiles con los ojos vendados y sus manos atadas en sus espaldas.
La confianza en el gobierno iraquí y sus fuerzas de seguridad disminuye día a día. Y esto, en vista del creciente apoyo popular a la resistencia iraquí. El apoyo local a la resistencia, particularmente en áreas sunitas, aumentó a medida que los grupos de la resistencia comenzaron a proteger a residentes de los ataques de los escuadrones de la muerte de la organización Badr.
Los escuadrones de la muerte son notorios por usar puestos de control para mirar las tarjetas de identidad de los conductores, que luego son desaparecidos si son de la secta «equivocada».
El principal comandante de la policía es de la aldea de Khirnabat, cuyos residentes son todos chiitas. El comandante fue nombrado por el Supremo Consejo Islámico Iraquí.
«Las fuerzas de la coalición recibieron quejas sobre el puesto de control en el puente Jamhoriya (en el centro de Baquba, a 100 metros de la sede policial), y luego hallaron una prisión en las aldeas de Khirnabat y Huwaider (también una aldea chiita) y liberaron a todos los prisioneros sunitas», dijo a IPS Hadi Hassan, habitante de la zona.
IPS habló con un hombre sunita llamado Ammar al-Samaraee que había sido arrestado en el puesto de control y enviado a la aldea de Huwaider. Su padre es una conocida figura de la comunidad y se las arregló para que liberaran a Ammar tras pagar 15.000 dólares de recompensa. Ammar resultó con un hombro fracturado y moretones en todo el cuerpo.
Otro hombre sunita que fue mantenido prisionero en la cárcel central de la provincia de Diyala habló con IPS a condición de mantenerse en el anonimato. «Hubo más de 250 prisioneros conmigo allí y todos eran sunitas, excepto uno, llamado Hussein, que era chiita, y fue acusado de matar a su sobrino», declaró.
Los hombres chiitas que fueron puestos en prisión a menudo fueron liberados por un empleado chiita del centro de detenciones, dijo.
«Todo el departamento de la policía iraquí para la provincia de Diyala es dirigido y controlado por el Supremo Consejo Islámico Iraquí y no por el gobierno. Y 95 por ciento del personal es chiita», agregó el ex prisionero.