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¿Seguimos sumergidos en el subdesarrollo?:

Fuentes: Rebelión

» Hay   tres   clases   de   mentiras:   Mentiras,   malditas   mentiras   y   estadísticas …» Benjamin Disraeli I Qué esperar de un país en donde paradójicamente se peleaban dos proyectos políticos que pretendían hacer ver que eran una apuesta al futuro. Al mismo tiempo, ambos vacíos de contenido como […]


» Hay   tres   clases   de   mentiras:   Mentiras,   malditas   mentiras   y   estadísticas …» Benjamin Disraeli

I

Qué esperar de un país en donde paradójicamente se peleaban dos proyectos políticos que pretendían hacer ver que eran una apuesta al futuro. Al mismo tiempo, ambos vacíos de contenido como para regular la expectativa electoral, de lo que verdaderamente requiere la sociedad venezolana en ámbitos olvidados históricamente y que nos alejan de ser un país, en el que verdaderamente se amplíen las oportunidades de sus habitantes para lograr un nivel de vida óptimo y también decente.

La educación como condición para la generación de capacidades humanas, la ciencia y tecnología para el dominio de conocimiento y el aumento de la productividad como palanca de crecimiento económico no fueron los temas para convencer al elector, en lugar de ello aparecieron seducciones políticas, casi como para elegir entre el bien y el mal, representado por alguno de los dos candidatos.

Por el lado de la oposición, que planteaba la fórmula electoral » un camino hacia el futuro » la expectativa electoral se regulaba cuestionando al gobierno por lo que prometió en 14 años y no cumplió, de allí que le sacaran los trapitos al sol con las promesas de la limpieza del río Guaire, la construcción y termino de la red ferroviaria e infraestructura vial y de viviendas en todo el país, la reducción de la inflación y así como esas, otras promesas incumplidas. A eso se sumó toda una » alharaca » que pretendía convencer a los electores de que ya bastaba del pasado y había que pensar en ese futuro, así las soluciones a problemas como el de la inseguridad, la criminalidad, la conciliación nacional y el cambio del color rojito por uno multicolor serían posible.

Si en algún momento se habló de la educación se hizo para hacer referencia a que había que construir más escuelas como lo que se hizo en Miranda, de ciencia y tecnología nada, pero sí, que se necesitaban a los venezolanos que se encuentran en el exterior para » trabajar juntos » y también se decía que había que hacer de Venezuela un país más productivo, un país capaz de producir todo lo que consume desde el café que se toma en Miraflores. Después abracadabra …… .

Por el lado del gobierno los síntomas de la disociación con la realidad no eran diferente, no obstante despertaban mayor curiosidad. Así que el discurso electoral apostaba a colocar el socialismo del siglo XXI como motor para hacer de Venezuela una » potencia » , se utilizaba para ello argumentos como: que si el candidato opositor ganaba, le quitarían a los venezolanos las misiones sociales o le entregarían el país y PDVSA al imperio, nada más y nada menos que la canasta de los huevos de oro que permite mantener las misiones y para rematar que de ganar la oposición caeríamos en una guerra civil.

Cuando se hablaba de educación no había diferencia con la oposición, el candidato del gobierno también aludía a la necesidad – no importa lo que fuera – de continuar llenando al país de escuelas, la ciencia y tecnología aparecieron de vez en cuando a propósito del lanzamiento del Satélite Miranda a finales del mes de septiembre, lo que bastó para seguir decretando nuestra independencia y soberanía tecnológica, al mismo tiempo que se entregaba la concesión de la mayor mina de oro del país y la sexta del mundo (Las Cristinas) a capitales transnacionales chinos, además de ser la empresa Citic Group (también de capital chino) la encargada de la elaboración del mapa minero venezolano.

Sobre la necesidad de hacer un país más productivo, por ello de que no por casualidad importamos casi el 90% de lo que consumimos, no hubo palabras, mucho menos algún acontecimiento. Para los jóvenes fue más que suficiente decirles que serían los próximos guerreros de la patria, y posiblemente lo creyeron. Los temas olvidados no aparecieron.

Los candidatos y sus electores se conformaron en saber que por allí en algunas de las gavetas de los comandos de campaña reposaban los proyectos políticos – quizás no tan llenos de contenido y visión estratégica – pero que de acuerdo a sus sospechas, allí estarían esos temas olvidados, esas cosas que aburren y no son temas que los candidatos deben tratar ante sus electores, en fin no son temas actuales que debieran preocupar a los venezolanos.

En realidad no estamos hablando de propuestas políticas antagónicas, más bien de propuestas algo diferentes y en algunas cosas hasta parecidas, que más que plantear cuestiones disyuntivas se concentraron en las trivialidades discursivas de una campaña electoral del PSUV y de la MUD adaptada a lo que sus electores preferían escuchar, sin visión y contenido estratégico de un país, que requiere fomentar las bases para ser menos dependiente y más soberano.

No fue un proceso electoral que permitiera mínimamente formar o preocuparse por informar a sus electores. Eso no ocurrió.

De manera que predominó el imaginario político electoral de la IV República, sólo que aquí terminó siendo más un enfrentamiento entre dos personas que dos propuestas políticas de país.

II

En el África Sahariana hoy en día se plantea la solución de los problemas de pobreza extrema, fomentando el apoyo internacional y redirigiendo las tareas de gobierno para tener un sistema educativo que cree las bases para la formación de talento humano. Más concientes están ahora sobre la necesidad de crear condiciones a largo plazo para que la población se eduque, se forme, actualice sus conocimientos e investigue sobre los problemas de salud y enfermedades tropicales como el paludismo, causal de miles de muertes. No menos importante son las estrategias que de manera sostenida en ciencia y tecnología y con apoyo de organismos internacionales y la colaboración internacional, se vienen implementando para alimentar a la población, aún en medio de altos riesgos naturales producto del cambio climático. Hoy por hoy es un tema de discusión a nivel de gobiernos, la política científica a fin de introducir tecnologías emergentes como la biotecnología y nanotecnología en el desarrollo de cultivos rurales y resistentes a las sequías.

En México, Centroamérica y América del Sur la agenda política (incluyendo las campañas electorales) difícilmente abandona el tema de la innovación. Ya hasta se hace común en algunos de estos países reconocerla como motor del crecimiento social y económico.

En países como Cuba, la biotecnología hoy por hoy no sólo representa un importante aporte a los ingresos económicos de ese país, también es un condicionante altamente potencial para la creación de alianzas estratégicas con los países del mundo, sobre todo con el Asia. Los cubanos no están distraídos en el tema del » ego de los científicos » , más bien, se interesan por formar la mayor cantidad de doctores posibles. La sociedad valora y reconocen la labor de quienes tienen la oportunidad y la capacidad de generar nuevos conocimientos.

En Ecuador, aparecen programas de repatriación atractivos para profesionales ecuatorianos que se encuentran en el exterior, además de una política del gobierno para fomentar la colaboración internacional de universidades y centros de investigación de todo el mundo. En Brasil, la relación universidad-empresa-sociedad es una política de Estado, así como también lo es el fomento de la inversión en I+D dentro de las pequeñas y medianas empresas públicas y privadas. En Chile se lleva a cabo la transformación universitaria a nivel curricular en conexión con una política para incrementar la capacidad innovativa y productiva, de igual manera para el desarrollo de proyectos de emprendimiento empresarial.

Así las cosas, también ocurre que en buena parte de estos países se sabe y se acusa por vía democrática a quienes han sido responsable del deterioro y destrucción del sistema educativo y de los centros de saber, por alguna razón al elector le parece muy importante que el Estado garantice que los centros de educación y formación sean espacios para el aprendizaje y la adquisición de los conocimientos necesarios para tener una vida decente y próspera, hacer más escuela no es garantía de acceso a la educación, no es algo heroico de gobiernos, es una obligación del Estado.

También es de interés del elector los esfuerzos del Estado para fomentar e invertir en investigación básica, tanto para aumentar la capacidad innovativa de sus industrias, como para atender los problemas de salud (cáncer y el Alzheimer), suministro energético, desastres naturales por causa de huracanes y la escasez de alimentos. Todos ellos son asuntos de debate político, colectivo e institucional, reguladores de la expectativa electoral.

III

Mientras de norte a sur, países que no pretenden ser una potencia hacen esfuerzos para invertir y definir mejores políticas en la calidad de la educación, fortalecimiento de sus modelos de innovación para sostener sus economías, fomento de la colaboración internacional para el intercambio de conocimientos, utilización de los sectores industriales más importantes para modernizar la tecnología en otros segmentos del desarrollo productivo, formación de gestores de tecnología para facilitar la actividad de dominio de conocimiento y utilizarlo en el desarrollo innovativo y productivo, aquí en Venezuela los ganadores de las elecciones siguen según, » avanzando a pasos agigantados » para profundizar la revolución con la mano de PDVSA y la oposición continúa – según dicen también – creciendo electoralmente y viendo como seducen a los sectores populares para tomar el poder.

Cierto es, que en Venezuela la tasa de inserción al sistema educativo ha aumentado significativamente, producto de la construcción de escuelas, liceos y universidades, pero al mismo tiempo hay escasez de profesores en matemática, física y química, además un alto porcentaje de la población no culmina los estudios a nivel secundario, a los jóvenes muy poco les interesa transitar y hacer su vida por el camino de la ciencia y la investigación y hasta nos damos el lujo de graduar en universidades y centros de formación a doctores sin una adecuada preparación para investigar, pero son doctores y andan por allí, además formando parte de las estadísticas.

No menos importante es lo que acontece en los centros de investigación del país, dirigidos por personas que no poseen formación para hacer de la ciencia un instrumento útil en el desarrollo del conocimiento y la innovación, estos centros de saber lucen cada vez más fragmentados y más vacíos, más alejados y limitados de producir resultados. Proyectos altamente estratégicos para el país vinculados con la investigación básica en neurociencias han sido prácticamente abandonados, causando un rezago importante de las capacidades científicas y tecnológicas allí existentes.

Todo esto ocurre mientras el Estado afirma que la comunidad científica venezolana luce feliz y mientras Venezuela invierte alrededor del 2,8% de su PIB en ciencia y tecnología, colocándose entre los 12 primeros países del mundo.

El desarrollo productivo venezolano – aún con los esfuerzos que el Estado ha intentado hacer – sigue en merma, serias dificultades permanecen para incrementar la capacidad productiva agrícola e industrial. Uno de los principales problemas es la falta de capacidad innovativa para generar en los productos mayor contenido tecnológico, más valor. Esto no solo ha venido afectando los propios procesos productivos, sino, que, además, limita la comercialización de los productos elaborados en el mercado nacional e internacional, no son atractivos. Los esfuerzos de abrir espacios para la gestión tecnológica, en lugar de ser apoyados, son saboteados. Así y todo estamos en el MERCOSUR

Haciendo una analogía a las palabras de Wallerstein sobre su postura frente al capitalismo, habría que decir, que de no rectificarse sobre la forma de pensar y concebir este socialismo del siglo XXI, lo estarán convirtiendo en una pieza más del sistema de poder político dominante, una forma más para detentar el poder y más nada.

Posiblemente y a conveniencia mejor sería que el elector no desarrolle una percepción social de estos temas olvidados y siga desconociendo la realidad que hace rato le pasó por encima. En definitiva la culpa la tenemos todos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.