En algunas de las principales capitales de Brasil, la suma de las abstenciones y de los votos blancos y nulos en el segundo turno de las elecciones, celebrado el domingo (30), superó el número de los votos obtenidos por los candidatos electos. El caso de Belo Horizonte (capital de Minas Gerais), Porto Alegre (Rio Grande […]
En algunas de las principales capitales de Brasil, la suma de las abstenciones y de los votos blancos y nulos en el segundo turno de las elecciones, celebrado el domingo (30), superó el número de los votos obtenidos por los candidatos electos. El caso de Belo Horizonte (capital de Minas Gerais), Porto Alegre (Rio Grande del Sur) y de Rio de Janeiro (capital de Rio de Janeiro), los resultados se asemejaron al escenario de la ciudad São Paulo en el primer turno, cuando el alcalde electo en el primer turno, João Doria (PSDB, partido de derecha), obtuvo menos votos (3.085.187) que el total de blancos, nulos y abstenciones (3.096.304).
En la ciudad de Rio de Janeiro, 1.314.950 electores no asistieron a los comicios, 149.950 votaron en blanco y 569.536 anularon los votos. O sea, 2.034.352 optaron por no votar en ningún candidato. El resultado final garantizó la elección del obispo licenciado de la Iglesia Universal, Marcelo Crivella (PRB), con 1.700.030 votos, en relación al candidato de izquierda Marcelo Freixo (Psol), que conquistó 1.163.662 votos.
En Belo Horizonte, las abstenciones (438.968), los votos en blanco (72.131) y los nulos (230.951) sumaron 742.050 votos. Lo que representa una diferencia superior a los 100 mil votos en relación al candidato electo, el empresario Alexandre Kalil (PHS), que alcanzó 628.050 votos.
En Porto Alegre, el representante del PSDB Nelson Marchezan fue electo con menos votos (402.165) que la suma de aquellos que dejaron de votar (277.521) o prefirieron el voto el blanco (46.537) o nulo (109.693), que suman 433.751.
En entrevista con la Agencia Brasil, el politólogo de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ) Geraldo Tadeu Moreira, afirmó que el expresivo crecimiento de las abstenciones y de los votos en blanco y nulos demuestran la insatisfacción del electorado con la clase política.
«Ese comportamiento ha crecido en las últimas dos elecciones, 2014 y 2016. Es un indicativo de que la insatisfacción con el sistema político, con las manifestaciones en las calles ocurridas en el 2013, no fue solucionada. Estamos con un sistema político con baja representatividad. Las personas están clamando por un conjunto de reformas. Eso quedó evidente en el comportamiento electoral», afirmó.
El alto índice de abstenciones en las elecciones municipales no es considerado en la apuración del resultado final de la contienda. Según la ley, para que un candidato sea electo son computados los votos válidos, sin llevar en cuenta los blancos y nulos.
Traducción: María Julia Giménez