Un total de 4.800.000 trabajadores colombianos son informales, lo cual significa que seis de cada 10 empleados se hallan hoy en esa clasificación, para un preocupante 60%, según directivos gremiales y analistas locales.Pero, ese dato del estatal Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) no resulta el único que desvela a los representantes de la economía […]
Un total de 4.800.000 trabajadores colombianos son informales, lo cual significa que seis de cada 10 empleados se hallan hoy en esa clasificación, para un preocupante 60%, según directivos gremiales y analistas locales.
Pero, ese dato del estatal Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) no resulta el único que desvela a los representantes de la economía colombiana, ya que también se menciona la baja cobertura de seguridad social de los obreros.
Consultado sobre ese reporte, el presidente de la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Industrias (ACOPI), Juan Alfredo Pinto, precisó que de un millón de establecimientos urbanos que existen en el país, 695.000 son microempresas, que no tienen registro mercantil ni llevan contabilidad.
De ese millón, subrayó Pinto, sólo algo más de 300.000 se desenvuelven en el mundo de la formalidad: 230.000 microempresas, 75.000 pequeñas y medianas empresas y 5.700 grandes empresas.
«Ese es el tejido empresarial colombiano», apuntó el directivo gremial y añadió que la informalidad, alimentada por la migración del campo a la ciudad y la baja capacidad de la economía formal para absorber la fuerza laboral, refleja un fenómeno muy delicado.
Ese problema, indicó, es la tendencia hacia la ‘desformalización’, que no es otra cosa que el paso hacia la informalidad de empresas que estaban en la economía formal.
Por ello, el presidente de ACOPI llamó a examinar con cuidado y con prisa el tipo de decisiones que deben adoptarse para que la formalidad sea atractiva para los empresarios, como efectivamente debe ser.
En ese sentido, señaló la necesidad de reducir los costos de transacción para la creación y el funcionamiento de las empresas, pues si bien la informalidad les representa reducción de costos y aumento de las utilidades, no se compara con las oportunidades de negocios que se pierden por no estar en la economía formal.
Para el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), Sergio Clavijo, la informalidad se puede asociar con la falta de seguridad social (servicios de salud y pensiones, entre otros) de la población trabajadora.
Clavijo sostuvo que la falta de seguridad social llega al escandaloso nivel del 80% de los trabajadores, lo cual constituye una vergüenza nacional.
El principal elemento de la informalidad son las elevadas cargas parafiscales, acotó el presidente de ANIF, quien agregó que el impuesto sobre la renta también tiene un peso importante en esta situación.
De su lado, el investigador de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria consideró que la competencia empresarial, empujada por la globalización, ha llevado a muchas firmas a subcontratar servicios básicos, lo que ha contribuido a la informalidad.
Las centrales obreras coinciden con esa apreciación y le agregan el papel que están desempeñando muchas cooperativas de trabajo asociado que se desviaron de su objetivo y hoy son intermediarias del mercado laboral, en desmedro de la seguridad social de sus miembros.