Organiza: Ignacio Castro Rey Colaboran: Editorial Melusina y Traficantes de Sueños Las sesiones comenzarán en Traficantes de Sueños (C/ Embajadores, 35, local 6) a las 19 h y terminarán a las 21 h. La primera sesión consistirá en una presentación del seminario y una introducción al texto «Teoría del Bloom». En las siguientes cada ponente […]
Organiza: Ignacio Castro Rey Colaboran: Editorial Melusina y Traficantes de Sueños
Las sesiones comenzarán en Traficantes de Sueños (C/ Embajadores, 35, local 6) a las 19 h y terminarán a las 21 h. La primera sesión consistirá en una presentación del seminario y una introducción al texto «Teoría del Bloom». En las siguientes cada ponente se centrará, como máximo durante 30 minutos, en una explicación lo más didáctica posible de una selección de páginas, excepcionalmente densas, de «Introducción a la guerra civil». A continuación en el debate, moderado por Ignacio Castro Rey, habrá tiempo de profundizar en otros aspectos colaterales, con las observaciones, las relaciones y las críticas que cada cual vea pertinentes.
Tiqqun: Imperio y guerra civil
Cerca de Marx o Debord, Tiqqun intenta convertir directamente en arma política el discurso filosófico. Lo hacen a veces con la densidad de Ser y tiempo, de las Tesis de filosofía de la historia, de Homo sacer de Agamben, aunque impregnados con un descaro existencial, una furia política que hace tiempo no encontrábamos en las librerías. Tiqqun se ocupa del Uno que gobierna a Occidente, ese invisible integrismo que nos hace temibles bajo nuestra radiante multiplicidad y la no menos radiante alternancia de izquierda y derecha. Y en este camino no se facilitan las cosas, tengámoslo claro. El bien que proponen, esa resurrección de la política en forma de «guerra civil», no es más que el resultado de usar de otro modo nuestra más íntima impropiedad. Reapropiándonos de la violencia esencial a vivir, toda nuda vida ha de devenir forma-de-vida.
Mientras tanto, el voluntarismo de la identidad se alía con la parálisis de la decisión. Atenuando nuestra «forma de vida» hasta hacerla íntegramente compatible con el imperio social, hemos llegado gradualmente a la anulación, a la seguridad flotante de una ausencia de lugar y de compromiso con nada fijo. Nadie daría ya su vida por nada. Analfabetos emocionales, no hallamos en parte alguna el sostén de la duda, del miedo o la certeza. Cada vez nos parecemos más al exiliado, que nunca está seguro de entender lo que ocurre alrededor (TB, 22). Esta ruina de lo político, derivada de un ciudadano que renuncia a disputar al Estado el monopolio de la decisión, ha llevado a la omnipresencia de la ética, a la protesta sin fin de un consumidor que no se atreve a existir de otra manera (IGC, 44).
La pretendida integración social y la cobertura técnica del sujeto coincide con su desintegración anímica. También esto es el Bloom. El sujeto de derechos universal, que pretende integrar a todos los seres antes marginales, coincide con la disolución de la subjetividad en un sinfín de datos, informaciones y normativas. Sin embargo, como no estamos tan despersonalizados como para conducir perfectamente los flujos sociales, siempre estamos en falta con respecto a la norma (IGC, 83). El antiguo complejo de culpa se ha sustituido por una inseguridad generalizada. El silencio de los fines, esta pasmosa interpasividad, se ha convertido en la otra cara del estruendo «interactivo» de los medios. A cambio de ser plenamente actuales, con el beneficio de la manida visibilidad, hemos dilapidado la experiencia, el diálogo con nuestro fondo traumático.
Los de Tiqqun defienden una especie de comunismo postnietzscheano, semejante al de Foucault, una política que busca su programa partiendo de la singularidad cualquiera, de la metafísica crítica de una individuación que para Marx estaba vedada como burguesa. Desde ahí se ponen en marcha, asegurando que un nuevo periodo se abre, rebasando en apariencia el horizonte microfísico y puramente resistente de Foucault o Deleuze. Surgiendo desde la violencia de lo impolítico, aspiran a un nuevo programa que podría servir para cualquiera, incluso para los que no son como nosotros. Y esto en una vía no tiene pelos en la lengua: hay que ver cómo tratan a Negri, a los antiglobalización, a Castoriadis, a la deconstrucción (IGC, 79-90). Es realmente divertido asistir a esa destrucción neohegeliana de nuestras penúltimas convicciones. ¿Se trata de una nueva dialéctica negativa? Como si hubiera resucitado un Hegel apocalíptico que repiensa lo político y la historia desde algo que resiste a toda superación, una singularidad incompatible con nuestro sagrado Estado-mercado.
¿Qué enseñan estos dos libros? Que el pensamiento, la vida misma, es algo para siempre clandestino, pues ha de desprenderse una y otra vez de la cáscara que se ha convertido en consigna. Tiqqun pone en marcha una práctica de la conspiración que se arraiga en lo que de inmaduro hay en nosotros, de infinitamente adolescente. Esa minoría de edad que hemos despreciado tantas veces ahora afirma que la autonomía jamás será compatible con la sociedad, que la vida nunca será de la historia, que el mundo jamás será de la mundialización. Tiqqun nos recuerda que nunca podremos descansar, pues no pisamos ninguna seguridad moderna, sino la áspera soledad de fuerzas anónimas. En su sorprendente descaro, propio de los que tienen los nervios frágiles, se atreven a hablar de una ética de la guerra civil. La neutralización de esa guerra civil que es el libre juego de las formas-de-vida supone el triunfo de la economía y el reino universal de la hostilidad (IGC, 47). ¿Podrá una ética de la guerra civil detener la globalización de ese odio?
PROGRAMA
-Lunes 16 de febrero, Ignacio Castro Rey: Introducción: «Teoría del Bloom».
-Martes 17 de febrero, Jordi Carmona: Cap. I «Las formas-de-vida».
-Miércoles 18 de febrero, Roberto Díez: Cap. II «El Estado moderno, el sujeto económico» (pp. 31-45).
-Lunes 23 de febrero, Carolina Meloni: Cap. II «El Estado moderno, el sujeto económico» (pp. 46-58).
-Martes 24 de febrero, Jorge Alemán: Cap. III «EL Imperio, el ciudadano» (pp. 59-71).
-Miércoles 25 de febrero, Paco Carreño: Cap. III, «El Imperio, el ciudadano» (pp. 72-86).
-Jueves 26 de febrero, Pablo Perera: Cap. III, «El Imperio, el ciudadano» (pp. 87-97).
-Lunes, 2 de marzo, Amador Fernández-Savater: Cap. IV, «Una ética de la guerra civil».
ORGANIZA: Ignacio Castro Rey
COLABORA: Editorial Melusina Librería asociativa Traficantes de Sueños
NOTA:Está disponible para descargar libremente el texto base del seminario, «Introducción a la guerra civil», gracias a la colaboración de la editorial Melusina.