A mediados de mayo, el presidente Vladimir Putin había encargado al Gobierno elaborar y elevar al Parlamento antes del 1º de noviembre proyectos de ley que limiten la participación del capital extranjero en la economía del país.En Rusia desde hace tiempo se debate la necesidad de imponer restricciones al capital extranjero y se elaboran los […]
A mediados de mayo, el presidente Vladimir Putin había encargado al Gobierno elaborar y elevar al Parlamento antes del 1º de noviembre proyectos de ley que limiten la participación del capital extranjero en la economía del país.
En Rusia desde hace tiempo se debate la necesidad de imponer restricciones al capital extranjero y se elaboran los respectivos proyectos de ley. El más conocido es el proyecto de ley del subsuelo, que pronto será sometido a consideración de la Duma de Estado, o cámara baja del Parlamento ruso.
El documento introduce el concepto de yacimientos estratégicos y prohibe explotarlos a las compañías controladas por extranjeros. En Rusia asimismo existen restricciones a las inversiones extranjeras en el sector aeronáutico (no más del 25%) y en la compañía ‘Gasprom’ (no más del 20%). Queda en vigor, además, la prohibición de poseer tierras de usos agrícolas.
Cabe recordar que ese tema había sido desarrollado en el Mensaje anual del Presidente de la nación a la Asamblea Federal, en abril pasado. Vladimir Putin había señalado en aquella ocasión que era necesario determinar el grado de la participación extranjera en la economía nacional. También había observado que los inversores a menudo tropezaban con restricciones relacionadas con aspectos de seguridad, pero que tales circunstancias aún quedaban fuera del marco legal. Es por eso que ya en mayo, el dirigente ruso encomendó al Gobierno elaborar proyectos de ley que determinaran los sectores y empresas estratégicas donde debía prevalecer el capital ruso. Putin precisó que serían los sectores vinculados a la seguridad nacional, objetivos de la infraestructura, empresas que cumplían órdenes de fabricación de armamento, monopolios naturales y yacimientos de recursos minerales de importancia estratégica.
Por un lado, tales iniciativas no son más que restricciones, y es una política poco eficaz ya que Rusia está sumamente interesada en las inversiones extranjeras, pues significan capitales, nuevas tecnologías, etc. Las autoridades no se cansan de hablar sobre la necesidad de crear condiciones favorables para los capitales extranjeros.
Por otro lado, el capital extranjero prefiere ante todo los sectores competitivos de la economía. En Rusia, son los sectores del petróleo, gas, aluminio, las industrias bélica, espacial y atómica. Claro está que son sectores de importancia vital para el país y sería descabellado si las autoridades no regularan la participación extranjera en esos dominios.
Vale reconocer que el fijar unas reglas de juego bien precisas para las compañías extranjeras no es una mala señal ni mucho menos. Porque la incertidumbre es uno de los peores factores para el inversor extranjero. En Rusia existe una lista de empresas estratégicas y militares, pero no existe ninguna ley que regularía la participación extranjera en el capital de las empresas estratégicas rusas. A juicio de Konstantín Simonov del Centro de Coyuntura Política, los sectores estratégicos no están definidos jurídicamente en Rusia. Es más, hasta hoy día el Estado no sabe definir qué es un objetivo estratégico, dice el experto.
No hace mucho, la compañía alemana ‘Siemens’ había anunciado que se proponía adquirir el consorcio ‘Siloviye Mashini’, empresa rusa productora de instalaciones para los sectores energético, bélico y nuclear. Los planes de los alemanes despertaron una amplia discusión. Los contrarios a la compraventa afirmaban que ‘Siloviye Mashini’ era empresa líder en la construcción de maquinaria energética, sector que aseguraba la capacidad defensiva y mantenía la seguridad energética del país. Como consecuencia, el Servicio Federal Antimonopolio de Rusia no dio su visto bueno para efectuar la transacción.
En cambio, la compañía ‘Russki alumini’ había acordado poco antes vender sus plantas de aluminio a la empresa norteamericana ‘Alcoa’ y el Servicio Federal Antimonopolio no puso ningunos reparos. La una y la otra empresa son importantes para la economía del país. Sin embargo, las relaciones con los no residentes todavía no han sido refrendadas legislativamente en Rusia y es por eso que una transacción fue autorizada, y la otra no. Los inversores extranjeros, sin lugar a duda, están interesados en que las reglas de juego sean bien precisas.
El experto del Instituto de Economía Abierta, Victor Shpringuel, ha comentado que la restricción a la participación del capital extranjero en la economía es una práctica habitual en muchos países. Si se consigue abordar el problema de un modo razonable, se puede esperar que haya restricciones en los sectores donde importa que domine el capital nacional: el complejo militar-industrial, la industria aeronáutica, la construcción de maquinaria energética y el transporte (oleoductos, gasoductos, ferrocarriles y transporte aéreo). Pero esa lista no debe ser muy extensa si queremos captar inversiones extranjeras en la economía rusa, advierte Shpringuel.
Sea como sea, es un tema donde hay más preguntas que respuestas. ¿Será redactada una lista de sectores estratégicos? ¿O será concretada la lista de empresas estratégicas? Expertos opinan que no hay ningún sentido inscribir sectores concretos. Simplemente debe haber una lista de empresas a las que los extranjeros no podrán tener acceso. Por ahora nadie sabe los criterios que servirán para determinar qué planta o empresa es importante desde el punto de vista estratégico.
El asesor del Presidente de Rusia, Igor Shuvalov, ha declarado recientemente que las restricciones a la participación extranjera en la economía rusa serán mínimas. El ministro de Recursos Naturales, Yuri Trutnev, ha comunicado a su vez que posiblemente será elaborada una breve lista de yacimientos estratégicos de acceso limitado para los inversores extranjeros. Pero ha observado que la explotación de los yacimientos de gas y petróleo en la plataforma continental de Rusia será imposible sin la participación de compañías extranjeras, que son las que tienen la experiencia necesaria y disponen de instalaciones para cumplir esa labor.