Recomiendo:
0

¿Será que Podemos?

Fuentes: notiminuto.com

El sur de Europa empezó por fin a dar una respuesta política a más de 30 años de ofensiva neoliberal en el Viejo Continente. Habrá quien dirá que ya era tiempo, y que mucho habían tardado los europeos en reaccionar al constante y continuado retroceso de sus derechos y sus condiciones materiales de vida. De […]

El sur de Europa empezó por fin a dar una respuesta política a más de 30 años de ofensiva neoliberal en el Viejo Continente. Habrá quien dirá que ya era tiempo, y que mucho habían tardado los europeos en reaccionar al constante y continuado retroceso de sus derechos y sus condiciones materiales de vida. De hecho, hizo falta la violencia extrema de los programas de austeridad impuestos por la derecha alemana, para que el pueblo griego le diera la victoria, hace apenas unos días, a la coalición de izquierda «Syriza» que encabeza el ahora Primer Ministro Alexis Tsipras.

Lo mismo se puede observar de España, donde la ruptura aún no se ha producido en los hechos pero más de uno la da por consumada. Rajoy despachará todavía desde la Moncloa, pero a la hora de evocar la conducción de los destinos de España, muy pocos piensan en él, y la inmensa mayoría empieza a soñar con Podemos, con Pablo Iglesias, y las masas desbordando la Puerta del Sol. Pero de nuevo, para llegar a este punto, las élites gobernantes tuvieron prácticamente que entrarle a mandarriazos al pacto social español y, simultáneamente, restregarle en la cara al pueblo empobrecido su dinero mal habido producto de la corrupción.

En este sentido, los procesos políticos griego y español son perfectamente análogos al proceso venezolano que desembocó en la Revolución Bolivariana, donde tuvo que ocurrir un caracazo, un 4 de febrero y mucha, mucha descomposición política para que se abriera la posibilidad de la transformación que viabilizó Hugo Chávez. Con la notable diferencia de que el proceso venezolano fue el primero de todos y tuvo que abrirse el camino solo, con todo en contra, y sin un referente de ruptura democrática que fuera exitosa política, social y económicamente. Y como ya sabemos, fue en buena parte el éxito de la Revolución Bolivariana, su demostración concreta de que sí se podía, lo que actuó como catalizador de los demás procesos progresistas en América latina, en Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, El Salvador, el Caribe, y pare usted de contar.

Sin pecar por inmodestos, y acuñando el respectivo mutatis mutandis , Grecia y España, Syriza y Podemos, son a su manera «hijos de Chávez». Pero no en la forma difamatoria y cuasi delincuencial como lo cacarea, en su pánico de enfermo terminal, la derecha de estos países, o «la casta», por tomar el vocabulario de Podemos. Como si fuera más determinante que Juan Carlos Monedero haya oficiado un tiempo como asesor del gobierno venezolano (¡¿y es que acaso es un delito?!) que Angela Merkel se haya gastado cientos de miles de millones de euros del bolsillo de los contribuyentes alemanes para salvar a los banqueros griegos y a la derecha de ese país, con los mediocres resultados que conocemos. ¡Para regaladera, esa! Y aunque esa cantidad colosal de plata no haya servido de mucho, quedó claro que la «casta» no escatima en los recursos (de los demás por supuesto) a la hora de defender lo que considera suyo. Por eso invierte lo que invierte, en dinero y en energía, en desprestigiar y echar por tierra al modelo venezolano. ¿Qué hay una cola en un supermercado esta semana? La culpa es del modelo chavista, desde el MBR-200 hasta nuestros días. Su objetivo es aprovechar cualquier debilidad coyuntural para echar al trasto de la historia el paquete completo, con Samán de Güere incluido, y así invalidar el modelo, el ejemplo palpable de que el pueblo puede hacerse con el poder, y ser exitoso en el ejercicio del gobierno que la derecha se ha reservado para sí a lo largo de la historia.

Desde luego, nos corresponde a nosotros no facilitarles la tarea siendo absolutamente brillantes en donde esperan que seamos débiles. La mejor demostración de que nuestras dificultades económicas no tienen nada que ver con un supuesto modelo fracasado, es que procesos políticos análogos, en Bolivia, Ecuador y Uruguay, han logrado consolidar en el tiempo desempeños económicos excepcionales sin renunciar a sus ambiciones transformadoras. Es un simple asunto de racionalidad en la gestión. Al enterarse de que en el gobierno de Syriza en Grecia fueron designados cuatro ministros distintos en cuatro carteras de la economía, y que todos son reconocidos y solventes economistas de izquierda, un buen amigo me comentó, medio en broma medio en serio, que le provocaba irse para Atenas a pedirles que nos prestaran aunque fuera uno… Y es que la victoria de Syriza en Europa, muy cerca del corazón del capitalismo global, obligará a la izquierda a alcanzar niveles de excelencia superiores en materia de gestión de gobierno, y muy especialmente en lo económico. Hay que tener mucha solidez y solvencia técnica para implementar un programa de transformación exitoso, teniendo encima a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional. Pero para todos nosotros, chavistas de América o de Europa, es una inmensa oportunidad para seguir validando la idea de que los gobiernos transformadores somos no solamente más solidarios, sino mucho mejores administradores que la derecha. Y eso nos obliga a trabajar articuladamente, aprendiendo los unos de los otros y, sobre todo, corrigiéndonos los unos a los otros. ¿Será que Podemos?

Temir Porras Ponceleón

@temirporras

* Temir Porras Ponceleón estudió Ciencias Políticas e Historia en la Universidad de La Soborna y en la École nationale d’administration. En la República Bolivariana de Venezuela fue Director de Política Internacional, viceministro de Asuntos Estudiantiles, vicecanciller de Europa, vicecanciller de Asia, Medio Oriente y Oceanía, secretario ejecutivo del Fondo Nacional para el Desarrollo Nacional y presidente del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela.

Fuente: http://www.notiminuto.com/noticia/sera-que-podemos/#