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Si el imperio se decide por la ‘vía pacífica’, ya tiene cocinada la candidatura de Julio Borges como contendor de Chávez

Fuentes: Argenpress

Esta semana comenzó oficialmente la campaña electoral en Venezuela, pero el desenlace de los comicios del 3 de diciembre (3D) no ofrece ninguna incertidumbre. El Presidente Hugo Chávez, de 52 años, concita más del 70% de la aceptación popular, según los sondeos y encuestas más serias.Curiosamente, la prensa redujo la agresividad del pasado reciente, en […]

Esta semana comenzó oficialmente la campaña electoral en Venezuela, pero el desenlace de los comicios del 3 de diciembre (3D) no ofrece ninguna incertidumbre. El Presidente Hugo Chávez, de 52 años, concita más del 70% de la aceptación popular, según los sondeos y encuestas más serias.

Curiosamente, la prensa redujo la agresividad del pasado reciente, en tanto la televisión privada parece mejorar la letra, quizás aprestándose a negociar en mejor pie, sin confrontación, la inminente renovación de algunas concesiones de frecuencias próximas a expirar …y en el umbral de la TV digital. El Presidente teje tranquilamente la política de alianzas de Venezuela alrededor del planeta, para enfrentar mejor al imperio, en tanto el Vicepresidente José Vicente Rangel conduce sin sobresalto a la nación.

Quizás por la aceptación de que ‘hay Chávez para rato’, no se percibe todavía una confrontación electoral reñida, sino hasta caballerosa. Los dueños de los medios aseguran que acatarán la ley durante el juego electoral, mientras los titulares de prensa urden teorías sobre la salud de Fidel Castro, con variadas especulaciones sobre el futuro del líder de la Revolución Cubana y sus implicancias para Venezuela.

Si hoy votaran 10 millones de electores, Chávez obtendría 7,3 millones, exactamente el 73%, dijo un analista de información y avezado experto electoral, cuya empresa posee un cuarto de siglo de experiencia, pero que prefiere mantener bajo su perfil. «Yo no colecciono diplomas ni me hago propaganda», explicó la fuente.

El universo electoral comprende unos 15 millones de ciudadanos con derecho a sufragar, sobre una población total de 25 millones. Chávez se propone alcanzar esta vez 10 millones de preferencias, pero su mayor oponente podría ser el triunfalismo de algunos seguidores que dan por descontada su victoria y podrían abstenerse de ir a votar pensando que está sobradamente asegurado.

En los diferentes signos políticos del universo electoral venezolano conviven, grosso modo, un 10% de militantes, un 20% de simpatizantes y un 70% de independientes. Cada una de las franjas se adscribe proporcionalmente a las corrientes ideológicas que disputarán el favor del electorado el «3D», día clave.

La oposición de derecha abriga la ilusión de crecer en el 70% del electorado independiente, pero según la fuente olvida que allí también gravita el 73% de inclinación por el Presidente, cuyo capital electoral está muy por encima del «chavismo» que encarnan sus seguidores federados en el Movimiento V República (MVR).

El conglomerado tiene el desafío de atraer a las urnas a 10 millones de electores efectivos. Si el líder popular terminara por competir únicamente consigo mismo, la estrategia de la Casa Blanca buscará su deslegitimación, presentándolo como derrotado por la abstención y la apatía.

Panorama de la oposición

La crisis perpetua de la oposición derechista a Chávez sobrevive hoy en tres individualidades que deben dirimir una candidatura única. En teoría, Julio Borges, Teodoro Petkoff y Manuel Rosales deberían medirse en unas elecciones primarias previstas para el 13 de agosto, pero todo indica que llegarán antes a un acuerdo impuesto por Washington y justificado por la inviabilidad de una consulta siquiera creíble.

El candidato más probable será Julio Borges, de 36 años, líder de la novísima agrupación Primero Justicia, fundada por jóvenes reaccionarios en 2000. De los tres aspirantes, Borges es el único que tiene detrás a un partido más o menos formal y dispone del generoso soporte de Súmate, el comando supremo electorero que percibe fondos de la National Endowment for Democracy (NED) de EEUU.

El financiamiento de Súmate está siendo investigado por la Asamblea Nacional, el poder legislativo unicameral. Precisamente hoy jueves se supo que el Superintendente de Bancos, Trino Alcides Díaz, dio un plazo de tres días al sistema bancario para que informe sobre los fondos de la entidad que encabezan María Corina Machado y Alejandro Plaz. «Hemos dado a los bancos tres días para que nos envíen toda la información que hay sobre la organización por la suma que sea», dijo Díaz, según el diario El Nacional.

El joven Borges se sometió a una cirugía plástica ideológico-mediática para capitalizar eventuales votos desde una vertiente democrática. Entre otras «ideas nuevas», expresó arrepentimiento por no haber participado en las elecciones legislativas de diciembre 2005, de las que se retiró abruptamente para deslegitimar sus resultados, por indicación de los estrategas washingtonianos que sustentan a Súmate.

También Borges admitió como error haber apoyado el golpe del 11 de abril de 2002, promover el paro patronal impulsado en 2002-2003 por los defenestrados ejecutivos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y estimular la serie de desórdenes públicos conocidos en 2004 como «guarimba». Sin embargo, nada garantiza que el candidato de la oposición -sea quien sea- no decida patear el tablero a última hora, para intentar de nuevo deslegitimar las elecciones, si así lo ordena Washington.

Otra opción que duró menos que un suspiro fue la ambiciosa pretensión presidencial de Teodoro Petkoff, de 74 años, quien hizo sus primeras armas en el Partido Comunista, fue guerrillero de montaña en los años 60, co-fundó el Movimiento al Socialismo (MAS), le arrebató en los ’70 la candidatura presidencial de la izquierda a José Vicente Rangel y como ministro de economía del segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1999) aplicó la receta neoliberal del consenso de Washington.

El anciano líder no tiene fuerzas políticas organizadas que lo sustenten. Sólo se apoya en su diario Tal Cual, respaldado por el grupo económico Pinturas Montana de Hans Newman. La prensa lo presenta como «connotado dirigente independiente» y otros epítetos igualmente vacuos. En Venezuela se da por descontado que Petkoff declinará en favor de Borges, elegido por EEUU y mejor valuado por las encuestas y sondeos de opinión.

Fata morgana: payasos y payasadas

La tercera opción está personificada por Manuel Rosales, de 53 años, actual gobernador del poderoso Estado Zulia, cuya capital es Maracaibo. Sinónimo de petróleo, agricultura y ganadería, los límites del Zulia se extienden hasta la extensa frontera con Colombia. Precisamente por ese límite ingresan a Venezuela los terroristas paramilitares de extrema derecha que ejercen impunemente el crimen por encargo llamado «sicariato», mimetizados entre la población local.

Rosales perteneció a Acción Democrática (AD), el partido social demócrata prácticamente desaparecido, al igual que su contraparte el Partido Social Cristiano Copey, y su única fuerza radica en la gobernación del Zulia. Sin embargo, no tiene mejores opciones que Borges ni Petkoff.

La oposición sabe que no ganará esta elección presidencial, sino que sólo podrá crecer electoralmente, en un contexto democrático y con la mirada puesta en el sexenio que comenzará en 2012. Y Rosales debería renunciar antes a la gobernación, en una decisión sin elástico, que en el lenguaje popular de este país significaría «perder el chivo y el mecate». Por lo tanto, su candidatura es sólo el espejismo de una presunta ‘competencia por el liderazgo’.

Existe otra postulación «independiente», ajena al trío de Súmate, levantada por el llamado «Conde del Guácharo», Benjamín Rausseo, un humorista de 45 años que hizo fortuna y se transformó en empresario, pero actúa como un payaso político, abanderado del inexistente Partido Independiente Electoral de Respuesta Avanzada (PIEDRA). Tampoco se descarta que al final lo dejen enfrentando solo a Chávez como otra manera de deslegitimar su reelección. Todas las variables están en plena maduración. Pero ya murieron varias «precandidaturas», entre muchas otras, las de Cecilia Sosa, William Quijada, Froilán Barrios, Vicente Brito, el copeyano Sergio Omar ‘El Cura’ Calderón, el otrora izquierdista Pablo Medina y el social demócrata Enrique Tejera París.