Esta semana me vino nuevamente a la cabeza un ‘incidente’ (como dirían los altos responsables de la Unión Europea) o mejor dicho una masacre, como diría el resto del mundo. Perdonen que insista con RCTV una y otra vez, pero la verdad es que el tema me fascina demasiado. En estos días de concesiones no […]
Esta semana me vino nuevamente a la cabeza un ‘incidente’ (como dirían los altos responsables de la Unión Europea) o mejor dicho una masacre, como diría el resto del mundo. Perdonen que insista con RCTV una y otra vez, pero la verdad es que el tema me fascina demasiado. En estos días de concesiones no renovadas, de ‘corazones que gritan’, de peticiones de libertad de expresión, etc., no está de más recordar lo que ocurrió durante los bombardeos de la OTAN sobre la ex-Yugoslavia, en 1999.
El 23 de abril de ese extinto año en ese extinto país (cuando en el otro lado del mundo Hugo Chávez apenas llevaba un par de meses en el poder), la OTAN decidió que bombardear puentes, fábricas, trenes y demás estructuras civiles (que eran supuestamente utilizadas militarmente por Slobodan Milosevic, por entonces presidente de la Yugoslavia serbomontenegrina, hoy también desaparecida) no era suficiente para llevar adelante sus planes de pacificación, por lo que decidieron ir un paso más allá en su imposición de derechos humanos a golpe de bombas de racimo y civiles asesinados: bombardear la sede de la televisión estatal serbia.
Por aquel entonces era secretario general de la OTAN Javier Solana, el actual Mr. PESC, una especie de ministro de exteriores de la Unión Europea, cargo con el que fue recompensado por su muy humanitaria labor. Javier Solana (que en su trayectoria política pasó de oponerse vehementemente a la entrada de España -su país- a la OTAN, a presidirla años después) no sólo no criticó el bombardeo contra un objetivo civil con civiles en su interior, si no que lo justificó diciendo que esa TV era un instrumento de propaganda a favor de Milosevic.
Sin entrar en consideraciones -que necesitarían de un amplio análisis- sobre lo acertado o no de esa afirmación, ni sobre los motivos, patrocinadores, verdugos, ejecutores y responsables de la desintegración de lo que fue la República Federal Socialista de Yugoslavia, que los hubo dentro y fuera del país, fíjense en cómo solucionaron los civilizados, educados y ejemplares neoliberales europeos la cuestión de un medio incómodo y según ellos peligroso: lanzándole una salva de misiles. Amnistía Internacional -a la que en ningún caso puede acusarse de haber sido pro Milosevic- calificó el bombardeo de crimen de guerra. Pero las denuncias de Amnistía Internacional sólo sirven para que los neoliberales castiguen, nunca para que sean castigados.
Dieciséis civiles -trabajadores tan peligrosos como cámaras y maquilladores entre otros- perdieron la vida en esa masacre. ¡Y qué feo es comparar a veces! El gobierno venezolano simplemente decide -basado en las leyes del país- no renovar una concesión y se intenta presentarlo como una dictadura brutal, un acto de barbarie. El gobierno venezolano no sólo no está cerrando un medio, es que ni siquiera lo está bombardeando, como haría Javier Solana. Sí, Javier Solana, representante de la Unión Europea a la que Marcel Granier fue a pedir ayuda (¿se lo imaginan? Es, en lo que a televisiones se refiere, como escapar de Caperucita porque nos lanza manzanas de su cesta, para ir a pedirle protección al lobo).
Soy consciente de que lo de Yugoslavia era una guerra (o mejor dicho un bombardeo) y las situaciones en ese caso son extremas, y por eso intento no abusar de la comparación. Sin embargo, los Golpes de Estado son situaciones extremas también, y… ¿cuántas televisiones cerró el gobierno bolivariano entonces? ¿Cuántas televisiones bombardeó entonces?
¿Se imaginan qué pasaría si el gobierno venezolano hubiera bombardeado RCTV, o cadenas extranjeras que apoyaron el golpe contra Hugo Chávez? Y, sin embargo, Javier Solana es -oooooooh admiración- el ministro de asuntos exteriores de la Unión Europea, mientras que Hugo Chávez es -uuuuuuuuuuh qué miedo- el ‘gorila rojo’, el ‘factor desestabilizador’, ‘el ‘tirano’, el ‘dictador’.
Y después se preguntan que por qué algunos estamos ya más que hartos de los medios de comunicación de masas. http://okrimopina.blogspot.com