Ese fue el llamado hecho por Hugo Chávez al pueblo venezolano el 25 de noviembre de 1999, al presentar el proyecto de Constitución nacido del intenso debate desarrollado en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente. Veinte días después, el 15 de diciembre de ese mismo año, el 71,78% de los electores y las electoras […]
Ese fue el llamado hecho por Hugo Chávez al pueblo venezolano el 25 de noviembre de 1999, al presentar el proyecto de Constitución nacido del intenso debate desarrollado en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente.
Veinte días después, el 15 de diciembre de ese mismo año, el 71,78% de los electores y las electoras aprobó en referendo el texto constitucional más avanzado del mundo. Al mismo, fueron incorporados novedosos elementos en los órdenes político, económico y, fundamentalmente, social; a partir de los cuales poder conducir al país por la senda de la paz y la verdadera democracia.
La soberanía pasó a residir realmente en el pueblo, quien a partir de ese momento pasó a ejercerla directamente. Los Órganos del nuevo Estado emanan de la soberanía popular y se someten a ella.
Al aprobarla, durante la que Chávez definió como la más grande batalla de finales del siglo pasado, por su importancia, significado e impacto en los años por venir; finalizó una era nefasta para Venezuela y, al mismo tiempo, germinó la nueva República. También, se instauraba una revolucionaria doctrina constitucional, asumida por otros gobiernos del Continente como único camino pacífico para salir del desastre heredado.
La V República nacía aquel día rescatando a Bolívar como signo nacional, como principal referente del proyecto de regeneración de la Patria que se hizo gobierno unos meses antes, en febrero de 1999.
Quiénes antes lucharon en contra de la aprobación de la nueva Carta Magna, apelando al engaño y la desinformación, vieron cambiar el mapa político a partir de su aprobación, por lo que optaron por insurgir permanentemente contra ella.
Aún cuando ahora dicen defenderla, lo que buscan en realidad es dar al traste con el proyecto de amplias transformaciones que tiene lugar en el país desde hace ya quince años, soportado en la Constitución Bolivariana como su principal carta de navegación.
Hoy, pese al largo camino que aún falta por recorrer y las renovadas amenazas que enfrenta, el Gobierno Bolivariano encabezado por el presidente Nicolás Maduro, inspirado en el legado eterno del Comandante Chávez, sigue combatiendo por hacer irreversible la Revolución.
El reto es tremendamente duro, pero el contar con un pueblo como el venezolano, decidido a superar la mentira y el engaño de los enemigos de la Patria, sigue siendo la garantía de que el bien continúe imponiéndose al mal, a la maldad, a la mentira, a todo aquello que significó para el país la vieja praxis política.
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