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Sí pueden

Fuentes: Gara

Deseo arrojar algo de luz a la controversia suscitada en torno al derecho al matrimonio de las personas homosexuales, porque a mi entender, la misma está viciada de raíz. Para empezar, el matrimonio no es un derecho aunque esté regu-lado jurídicamente. Más bien es un hecho que socialmente hemos acordado para regular a su vez […]

Deseo arrojar algo de luz a la controversia suscitada en torno al derecho al matrimonio de las personas homosexuales, porque a mi entender, la misma está viciada de raíz.

Para empezar, el matrimonio no es un derecho aunque esté regu-lado jurídicamente. Más bien es un hecho que socialmente hemos acordado para regular a su vez las relaciones sexuales y económicas fuera del prostíbulo. Hasta hace bien poco, la propia Iglesia comulgaba por entero con tan restringida y material concepción del matrimonio como mal menor y necesario, tanto es así, que impuso el celibato más por una cuestión organizativa y patrimonial, que por una inclinación espiritual. El amor no entra en escena hasta que la gente tuvo satisfechas las anteriores condiciones citadas.

En cualquier caso, hoy la mayoria quiere y cree casarse por amor, y la Iglesia bendice esa unión, incluidas las personas homosexuales. Sí, digo bien. La Iglesia Católica, lejos de lo que dicen los políticos y los medios de comunicación, no sólo no prohíbe que gays y lesbianas se casen, sino que por contra lo permite y lo bendice. Me explico:

La Iglesia Católica no pone reparos a que un homosexual se case con una heterosexual… ¿A cuántos no conocemos que para ocultar su homosexualidad se casan con pobres infelices a quienes hacen la vida imposible? Según estudios recientes se estima que cerca de un cuarenta por ciento de gays y lesbianas deciden casarse por la iglesia con parejas heterosexuales. Estas uniones según la iglesia son válidas y queridas ¡por Dios!

Es más, la iglesia tampoco niega este sacramento cuando los contrayentes son ambos ho- mosexuales, por ejemplo un gay y una lesbiana, casos hay documentados… Entonces ¿A qué tanto revuelo?

La Iglesia a lo que se opone ferreamente es a que se casen homosexuales del mismo sexo entre sí. Sabido todo lo anterior es legítimo preguntarse el por qué de esta feroz oposición, cuando en los anteriores casos no es así.

Como dije al inicio de estas líneas, el asunto está viciado de raíz: El matrimonio es algo contra natura, más propio del demonio que de Dios. Dinero, sexo y matrimonio son cosas del demonio, y esto lo sabe bien la Iglesia, que como ella bien proclama, cuida mucho de abstenerse de todos ellos. Como quiera que ocurra que todo matrimonio acaba siendo un infierno entre heterosexuales, entre homosexuales y heterosexuales, la Iglesia sabiamente lo permite como penitencia por sucumbir a la tentación de la carne y de los bienes materiales, de modo que el sacramento resulta ser una purificación personal y espiritual de la pareja, aun- que el sacrificio y martirio en la práctica sea mayor en la mujer que en el hombre, pues seguramente, también sea mayor su culpa y lujuria a tenor de lo que le acontece. Entonces… Reitero ¿Por qué la Iglesia se opone a que los homosexuales del mismo sexo se casen entre si, si ello les purificaria? La respuesta es sencilla: El matrimonio que es una cosa del demonio es lo más apropiado para personas homosexuales, gente desviada del camino del Señor, y por consiguiente en el, los homosexuales se sentirian gozosos y dichosos, como los cocainómanos en un gran banco.

Es este descubrimiento teológico-antropológico el que explicaría la actual situación: Por un lado los heterosexuales huyen del matrimonio como gato del agua, divorcios, separaciones, violencias, parejas de hecho, etcétera.Y por el otro, los homosexuales como locos por casarse. Para rematar la estampa, la Iglesia prohibiendo a unos casarse y a los otros separarse.