La sociedad civil considera que la comunidad internacional perdió la oportunidad de diseñar una nueva arquitectura financiera mundial en la capital de Qatar, donde este martes concluyó una cumbre de la ONU. «Bueno, pero insuficiente», «oportunidad perdida» y «las promesas no se cumplen» fueron algunas de las reacciones de representantes de organizaciones no gubernamentales en […]
La sociedad civil considera que la comunidad internacional perdió la oportunidad de diseñar una nueva arquitectura financiera mundial en la capital de Qatar, donde este martes concluyó una cumbre de la ONU.
«Bueno, pero insuficiente», «oportunidad perdida» y «las promesas no se cumplen» fueron algunas de las reacciones de representantes de organizaciones no gubernamentales en la Conferencia Internacional de Seguimiento sobre Financiación para el Desarrollo en Doha. Profundas divisiones sobre la puesta a punto de la arquitectura financiera internacional, que casi descarrilaron las negociaciones, quedaron disimuladas al acordar los gobiernos convocar a otra conferencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para abordar la actual crisis financiera y su impacto sobre el desarrollo.
«El mundo necesita con urgencia decisiones efectivas y un seguimiento, que sean inclusivos y decisivos», dijo Sylvia Borren, del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés).
«En vez de (elaborar) planes de acción, (los representantes de los gobiernos) pasaron cuatro días yendo para adelante y para atrás en cuestiones de lenguaje, no de alimentos, energía, género, clima, crisis morales», agregó la activista.
«Lo decepcionante aquí es que no hay ningún plan de rescate para los vulnerables del mundo, sino un enorme rescate para los bancos y las instituciones financieras», dijo Borren.
La conferencia de Doha fue convocada por la ONU para evaluar los avances desde la realizada en 2002 en la oriental ciudad mexicana de Monterrey, sobre los compromisos de los países ricos en materia de asistencia al desarrollo, así como los acuerdos sobre alivio de la deuda, el combate a la corrupción, y las asociaciones entre el sector público y el privado.
Además de reafirmar los objetivos de Monterrey, la conferencia avanzó en algunas áreas importantes, principalmente en igualdad de género.
La declaración final compromete a los países a promover la equidad y el empoderamiento económico de las mujeres, a los que considera factores clave en el camino hacia un desarrollo igualitario y efectivo.
«Pero esto no es suficiente», afirmó el Grupo de Trabajo de Mujeres sobre Financiación para el Desarrollo, alianza de nueve coaliciones que incluyen a la Red de Mujeres Africanas para el Desarrollo y la comunicación (Femnet), a la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo y a la Red Internacional sobre Género y Comercio.
«Los compromisos con la igualdad de género en el documento sólo serán verdaderamente significativos si se abordan de modo resuelto los asuntos sistémicos que apuntalan la pobreza», dijeron activistas que representan a las 250 organizaciones y redes de la sociedad civil que participaron en un foro de dos días realizado el 27 y el 28 de noviembre en Doha, antes de la reunión oficial.
«Hemos reafirmado los compromisos sobre la asistencia oficial al desarrollo asumidos en Monterrey», dijo a la prensa de Doha la ministra alemana de Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul.
«La asistencia al desarrollo fue recortada en todas las crisis precedentes, pero la reducción va contra todos nuestros intereses, tanto para los países industrializados como para las naciones en desarrollo», sostuvo.
La sociedad civil fue manifiesta en su decepción. La reunión «apenas giró en torno de compromisos internacionales previos para atacar la pobreza mundial», enfatizó Ariane Arpa, de la organización humanitaria Oxfam International.
«Incluso antes del azote de la crisis alimentaria, climática y financiera, los compromisos existentes necesitaban actualizarse con urgencia», sostuvo.
«La conferencia dejó de lado otros acuerdos internacionales asumidos este año en Accra y Nueva York», según la organización de promoción de la salud Action for Global Health.
«La respuesta a la crisis financiera, alimentaria, energética y climática no debería haber oscurecido los enormes esfuerzos que ya eran necesarios para lograr los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio», agregó la organización.
Además, se fue por la borda una campaña concertada por la sociedad civil para fortalecer la cooperación internacional en materia tributaria, a través de la conversión del Comité de la ONU sobre Impuestos al estatus de organismo intergubernamental.
«La conferencia no fue tan lejos. Lo que hizo fue acordar fortalecer la cooperación sobre asuntos impositivos», dijo el secretario ejecutivo de la reunión, Oscar de Rojas.
«Esta conferencia fue una oportunidad para abordar las reglas de un sistema que nos ha conducido a la peor crisis en décadas», dijo Nuria Molina, de la organización Eurodad, en un comunicado de prensa.
«Los 100.000 millones de dólares anuales de asistencia a los países pobres se reduce entre 500.000 millones y 800.000 millones de dólares de flujos ilícitos del Sur al Norte, la mayoría de los cuales proceden de la evasión impositiva de empresas multinacionales», agregó.
Pero algunos otros temas en los que Doha fue más allá de Monterrey fueron el «trabajo decente» y los innovadores mecanismos de financiamiento, entre los que figuran las remesas.
La inclusión del objetivo mundialmente aprobado de «pleno empleo y trabajo decente para todos» fue aplaudida por la sociedad civil como un «claro reconocimiento de su centralidad para las estrategias de desarrollo y la labor invisible realizado principalmente por las mujeres», según su declaración.
Por primera vez se imprime en la declaración final de una conferencia de esta naturaleza un párrafo destacado sobre las remesas, la transferencia privada de miles de millones de dólares anuales que los individuos envían a sus familias.
El texto establece que «se necesita hacer mucho más para facilitar las transferencias, abaratarlas y volverlas mucho más accesibles para la gente», dijo De Rojas.
Ahora la sociedad civil quiere que las recomendaciones se implementen. «Recordamos a los delegados y funcionarios que los más afectados en cada país esperan una acción concreta» para salir de la pobreza, urgió su declaración.
Sin dudas, los desafíos son enormes. «Acabamos de salir de cinco años buenos, pero hay pocos avances en los Objetivos del Milenio. Ahora estamos entrando en los años malos (a causa de la crisis mundial). Según Social Watch, cumplir los Objetivos del Milenio es prácticamente imposible», dijo Borren.