Waldo Lao Fuentes: Estamos en el Seminario sobre la Reforma Agraria, con Gilmar Mauro, de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil. Gilmar, ¿podría usted hacer para nosotros un diagnóstico de lo que significó el Quinto Congreso del Movimiento de los Sin Tierra (MST)? Gilmar Mauro: El Quinto Congreso fue uno […]
Waldo Lao Fuentes: Estamos en el Seminario sobre la Reforma Agraria, con Gilmar Mauro, de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil. Gilmar, ¿podría usted hacer para nosotros un diagnóstico de lo que significó el Quinto Congreso del Movimiento de los Sin Tierra (MST)?
Gilmar Mauro: El Quinto Congreso fue uno de los mayores Congresos desarrollados en la historia del Brasil, porque logró reunir más de diecisiete mil trabajadores de todo el país. Y el objetivo era organizar un debate político, acerca de varios temas que tienen que ver con la cuestión de la reforma agraria, pero que no se reducen simple y exclusivamente a este tema de la reforma agraria. Así que Intentamos también hacer un diagnóstico internacional del capitalismo, de la actualidad, y también un diagnóstico sobre el Brasil actual. Discutimos igualmente la cuestión de las alianzas, y lo que sería un programa de reforma agraria para la actualidad; discutimos sobre los desafíos del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en el próximo periodo, desde el punto de vista interno, desde el punto de vista organizativo, pero también los desafíos frente a la sociedad brasileña. Y al mismo tiempo, definimos las orientaciones políticas para el MST en el próximo periodo. Además de todos estos contenidos planteados, es obvio que el Congreso es también un momento de confraternización, un momento en que toda la militancia del MST se reúne, festeja, en fin, intercambia experiencias, y al mismo tiempo, participa de ciertas actividades de lucha, como fue el caso de la Marcha que ocurrió durante el transcurso de nuestro propio Congreso. En resumen, fue uno de los mayores y más importantes Congresos de toda la historia del MST.
WLF: ¿Cuál es la diferencia que usted encuentra, entre este Quinto Congreso y los cuatro Congresos anteriores?
GM: Creo que la primera diferencia es el número, que es la expresión de un crecimiento de su capacidad organizativa, aunque debemos decir, de paso, que a pesar de todo es todavía pequeña. Reconocemos nuestros límites frente a las demandas y a los desafíos de la cuestión agraria en Brasil, es decir, que somos todavía un movimiento social pequeño, que necesita crecer mucho más. Pero el Congreso es ya el reflejo de este crecimiento, en relación a los Congresos anteriores.
Encuentro también una cierta maduración política, en el sentido de entender y superar una visión de la reforma agraria, que no era hegemónica dentro del MST, aunque estaba presente en su seno, y que iba en el sentido de creer que era posible llevar a cabo una reforma agraria al estilo clásico. Entonces, encuentro que el MST supera definitivamente esa visión, y ubica a la reforma agraria en el contexto político que es el de una cierta lucha de clases, y de una lucha contra el latifundio, pero también, en contra del poder político brasileño, en contra de su estructura política, y por lo tanto, plantea la cuestión del cambio de esta estructura de poder, como una forma, inclusive, de ser capaces de llevar a cabo esta reforma agraria. En mi opinión, esto es un salto político cualitativo bastante importante.
Y el tercer elemento de diferenciación más importante, es el reconocimiento explícito de que nosotros solos no vamos a poder enfrentar estos problemas. Para poder confrontar al gran capital, para enfrentar al poder político de la clase dominante, es necesario construir alianzas con otros sectores de la clase trabajadora, es necesario dialogar con la sociedad, principalmente, para que esa sociedad pueda también entender por qué es preciso cambiar la lógica del sistema, por qué hace falta cambiar a ese sistema entero, y dentro de esos cambios, llevar a cabo los cambios en la agricultura, y también otro tipo de reforma agraria, otro modelo de producción agrícola. Entonces, creo que esos tres aspectos definen la importancia de nuestro Quinto Congreso.
WLF: En relación a la coyuntura internacional, que usted mencionó, hay una cosa que me llama la atención, y es que en este Quinto Congreso, el Subcomandante Insurgente Marcos envió una carta de apoyo al MST. ¿Cómo ve usted la integración del MST con otros movimientos de América Latina?
GM: Una de las cosas que el MST priorizó siempre, y que siempre tuvo como uno de sus principios, fue la de buscar formas de construir modos de articulación política con otras organizaciones sociales, no sólo de América Latina, sino de todo el mundo. Acabo de volver de un viaje en Corea, en donde hace poco más de un mes, estuvimos con varios movimientos sociales, movimientos no solamente del campo, y en donde intentamos avanzar en el fortalecimiento del grupo Vía Campesina a nivel internacional. Ahí observamos que los problemas de los campesinos, en todo el mundo, son muy parecidos, son muy similares. Los enemigos son comunes, y por lo tanto, el enfrentamiento con esos enemigos comunes exige el desarrollo de acciones comunes, también en escala internacional. Y en América Latina, hemos visto también el fortalecimiento de ciertas organizaciones campesinas, como la de los neozapatistas, ya que dos meses atrás se llevó a cabo una reunión, allá en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, en la que compañeros del MST, y también del grupo Vía Campesina internacional, tuvieron una reunión con varios comandantes del movimiento neozapatista. Estas son aproximaciones muy grandes con los zapatistas, y con el grupo de Vía Campesina.
Pienso que hay un gran desafío en las próximas etapas, que es el de construir cada vez más puentes comunes, el de fortalecer los espacios de articulación internacional, porque nunca estuvo tan en la orden del día aquella frase con la que termina el Manifiesto del Partido Comunista, de que los trabajadores del mundo deberían de unirse ¿no es así? Pienso que para enfrentar al capital y a su lógica, en la actualidad, hace falta que la gente se unifique en los movimientos, y que lleve a cabo luchas comunes, porque si no, vamos a tener cada vez menos posibilidades de éxito. Esto vale tanto para el movimiento campesino, como para el movimiento proletario en general.
Solamente para dar un ejemplo, en el caso de las grandes fábricas, cuando acontece una huelga en un país, lo que hacen las grandes empresas trasnacionales es deslocalizar la producción hacia otro país, y esa es la idea del banco de horas, en el cual obligan a los trabajadores de un cierto lugar, a que produzcan más en otros países, lo que implica que la huelga va a tener dificultades para afectar de una manera efectiva al sistema productivo. Porque los trabajadores en otras partes del mundo, están produciendo aquello que no se está produciendo, en un momento dado, en la industria local de los trabajadores que están en huelga. Entonces, cuando la huelga es derrotada, el trabajo va a redoblarse, y los trabajadores huelguistas van a tener que compensar todo el tiempo que mantuvieron parada la fábrica. Por lo tanto, la carga del trabajo va a aumentar, incluso con el riesgo de la pérdida del empleo. Situaciones como esta, colocan al movimiento sindical, al movimiento de la clase trabajadora, frente al desafío de la articulación política y del desarrollo de luchas en escala internacional, inclusive, para poder avanzar desde el punto de vista económico, y mucho más, para avanzar también desde el punto de vista político.
WLF: Usted habló de nuevos desafíos. ¿Cómo se da ahora la relación del MST con el Estado?
GM: El Estado brasileño, y el Estado en términos generales, en la mayoría de los países es un Estado capitalista, y por lo tanto, es enemigo de la clase trabajadora. No existe ninguna perspectiva de que la gente pueda avanzar demasiado, bajo la lógica y bajo el comando de este Estado burgués. Entonces, nosotros no tenemos ninguna duda de que el combate frente a ese Estado es un combate político, y es un combate permanente, que depende no solamente de nosotros, sino también de las articulaciones y alianzas políticas con otros sectores de la clase trabajadora. En nuestra relación con el gobierno, nosotros tenemos el principio siguiente: vamos a continuar luchando, vamos a seguir haciendo ocupaciones de tierra, vamos a continuar organizando a los trabajadores y haciendo marchas, y llevando a cabo luchas, y reivindicando la reforma agraria, y avanzando en aquello que nosotros podamos, en las conquistas económicas, en la mejoría de las condiciones de los créditos, en la mejoría de las condiciones de la infraestructura de los Asentamientos. Todos estos elementos, han sido los elementos de nuestro patrón de comportamiento económico, y por lo tanto, vamos a seguirles dando continuidad.
Al mismo tiempo, vamos a desarrollar acciones políticas, que hemos estado articulando en conjunto con otros sectores, en contra del modelo económico y en contra de la actual política económica. Pero fundamentalmente, junto con otros sectores, vamos a desarrollar una estrategia común. Pienso que es extremadamente urgente, y que es una cuestión que se plantea en la actualidad: el debate acerca de la construcción de esa estrategia común, para la confrontación en contra del Estado, inclusive, como una condición para la propia realización de la reforma agraria. Desde nuestro punto de vista, nosotros no vamos a poder llevar a cabo la reforma agraria solos.
Hace falta alterar la actual estructura de poder, es necesario modificar el actual esquema de la correlación de fuerzas políticas de la sociedad brasileña. Y esa modificación, sólo sucederá como fruto de una reiterada lucha, y de muchos enfrentamientos. Entonces, no tenemos ninguna duda de que cualquier conquista, incluso de tipo económico, tendrá que estar mediada por un fuerte conflicto social. Conflicto social, no porque nos guste a nosotros por sí mismo el conflicto, sino porque es sólo mediante la confrontación y mediante la lucha, que nosotros hemos podido conquistar lo que tenemos. Pero es también a través de estas, que nosotros formamos a muchos de los militantes, para que se encuentren preparados frente a los desafíos, y para que sean capaces de llevar a cabo el fortalecimiento del MST, y de la lucha de clases en Brasil.
WLF: ¿Cuántos militantes son hoy parte del MST?
GM: Es muy difícil precisar esto, porque tenemos militantes de tiempo integral, y militantes de tiempo parcial. Tenemos también militantes que ya están asentados, ubicados en los Asentamientos del MST, que están produciendo, y que además de cuidar su producción donan parte de su trabajo para la militancia. Podríamos decir que los diecisiete mil militantes que estaban en ese Quinto Congreso, son parte del MST. Algunos de ellos de tiempo integral, aunque la gran mayoría sólo una parte del tiempo. Como el MST no tiene afiliados, no tenemos nosotros un padrón o catálogo de nuestros militantes. Aunque pienso que existen mucho más que estos diecisiete mil, si nosotros consideramos a todos aquellos y aquellas que, dentro de los Asentamientos, desarrollan actividades en el campo de la educación, de la salud, de la producción, en fin, en todas las áreas del MST, lo cual haría que llegáramos a una cantidad mucho mayor que esa cifra de los diecisiete mil.
WLF: ¿Cómo se da ese proceso de ocupación de los Asentamientos?
GM: El Acampamento es una forma de lucha, una forma de presión. Pero es ahí que está el problema, incluso una de nuestras contradicciones. Es una forma de presión frente al Estado, para que el Estado lleve a cabo la expropiación. Porque el Estado tiene que cumplir con la legislación, y la legislación establece que toda la tierra que no cumple una función social puede ser expropiada. Pero eso no sucede si no es mediante la presión. En la medida en que el Estado lleva a cabo la visita, y comprueba la improductividad de la tierra, entonces se instala un proceso expropiatorio, y ese proceso expropiatorio puede llevar entre nueve meses y muchos años, depende de cada caso, y depende también de la presión política que se ejerza, de las complicaciones jurídicas, en fin, lo que puede llevar hasta cinco o seis años para ser expropiada un área.
Y en la medida en que el Estado expropia, el poder judicial tiene que emitir un certificado de posesión, lo que normalmente acontece después de ese enfrentamiento jurídico, y de una gran presión política. En la medida en que eso se logra, el Estado toma posesión del área y puede proceder al asentamiento de las familias, lo que nosotros llamamos el Asentamiento, diferente del Acampamento, y que es ya un asentamiento definitivo de las familias, después de que se lleva a cabo todo ese vía crucis jurídico político, y que acontece la certificación de posesión de las familias, y el proceso para la liberación de los créditos iniciales, y la liberación de los créditos para la producción.
WLF: ¿Cómo se financia un movimiento como el del MST?
GM: La mayoría de nuestro financiamiento proviene de los recursos de la propia base del MST. Son actividades autosustentadas. Las Reuniones Regionales, las reuniones dentro de los Asentamientos, los Cursos de Formación se desarrollan normalmente en áreas de los Asentamientos, y es algo que no se contabiliza, porque en verdad, los Cursos de Formación implican la alimentación, la estadía, que no es contabilizada, y el propio transporte regional, que se hace viable de distintas maneras. Entonces, si tomamos el conjunto de las actividades del MST, calculamos que el ochenta por ciento de esas actividades es financiada por la propia base, es decir, es autosustentada, mientras un quince por ciento de los recursos son de aliados, como los Sindicatos, la Iglesia, o incluso algunos Convenios con el gobierno, y otro cinco por ciento proviene de la ayuda internacional, de los amigos del MST en Europa, en Estados Unidos, de algunas Agencias y de algunas Organizaciones No Gubernamentales que financian actividades específicas del MST. Entonces, en general, nosotros pensamos que podemos contabilizar el financiamiento de esta forma.
WLF: Esas contribuciones ayudaron también para la construcción de la Escuela Florestan Fernández. ¿Podría usted hablarnos un poco respecto de esta Escuela?
GM: La Escuela es un gran sueño, un proyecto que no es solamente nuestro, sino que es de toda la clase trabajadora. Entonces, es una construcción que el MST hizo, y en la que cada militante dio una cuota de trabajo voluntario para la construcción de esta Escuela. Algunos amigos, como Sebastiao Salgado, Chico Buarque, o José Saramago, donaron una colección de fotos de un libro, que era el livro Terra, que fue un modo de agenciarse recursos, para la adquisición de los materiales necesarios para la construcción de toda esta Escuela. Pero toda la infraestructura, o más bien dicho, todo el proceso de la mano de obra de la construcción de esta Escuela Florestan Fernández, fue un proceso en el que toda la militancia del MST participó, y que ellos ayudaron a construir.
Entonces, la Escuela está dentro de las prioridades del MST, puesto que cumple el papel de un espacio de formación política de nuestra militancia, un espacio de formación política, así que nosotros queremos que otros sectores de la clase trabajadora brasileña, formen parte también de este mismo esfuerzo. El movimiento sindical, el movimiento popular, etcétera, pero también que sea un espacio en el que, dentro de América Latina, nosotros podamos desarrollar Cursos de Formación, inclusive para fortalecer aquello de lo que hablábamos antes, las organizaciones sociales, el grupo de Vía Campesina en América Latina.
Y con todo esto, dar nuestra contribución también, para formar militantes de otros movimientos sociales de todo el continente. Ese papel lo cumplieron otros países en el pasado. Cuba cumplió un papel importante, porque es claro que al mismo tiempo que usted hace el Curso de Formación, tiene también oportunidad de relacionarse con varios militantes de diferentes organizaciones de toda América Latina, lo que posibilita el intercambio de experiencias, el conocimiento mutuo, la aproximación, la disolución de las diferentes barreras. Y creo que eso puede ayudar a fortalecer, mucho más, ese proceso organizativo de articulación política con otros movimientos sociales, principalmente de nuestro continente.
Por eso es que nosotros estamos estimulando y desarrollando este proyecto de la Escuela Florestan Fernández. Ahora, en Angola, va a ser creado un Centro de Formación del grupo Vía Campesina para toda el África, una especie de Escuela de Formación, que tendrá la función de formar a la militancia de todos los países africanos. Espero que eso tienda a crecer, y quién sabe si en el futuro puedan fundarse centros similares también en Asia, en Europa, y también en otros diferentes lugares del mundo.
Esta entrevista fue publicada en la revista Contrahistorias, Cd. de México, num., 10, Marzo- Agosto, 2008.