La soberanía refiere a toda acción de desarrollo del poder legítimo y autónomo que tenemos para ejercer autoridad y poseer pleno dominio de nuestros derechos, la cual puede provenir de una persona, un colectivo, un Pueblo, un Gobierno, un Estado o una Nación. Cuando ésta condición de soberanía es referida en su forma más amplia […]
La soberanía refiere a toda acción de desarrollo del poder legítimo y autónomo que tenemos para ejercer autoridad y poseer pleno dominio de nuestros derechos, la cual puede provenir de una persona, un colectivo, un Pueblo, un Gobierno, un Estado o una Nación.
Cuando ésta condición de soberanía es referida en su forma más amplia a la Nación, se trata del poder supremo al ejercicio legítimo de este derecho inalienable aplicado tanto al interior como al exterior de un Estado, en absoluta, total y libre autodeterminación de su gobierno y su pueblo, sin ningún tipo de injerencias externas o foráneas.
La autodeterminación es el derecho soberano de toda Nación, Estado, Gobierno y Pueblo, a decidir sobre sus cuestiones fundamentales, tanto en las internas como en las referentes a sus relaciones internacionales, sin presencia de interferencias foráneas.
Este principio de autodeterminación quedó muy claramente establecido en la teoría de la Soberanía Popular de Rousseau (se pronuncia Rusó en francés); y fue ampliamente empleado durante la Revolución Francesa 1789-1799, que acabó con el sistema monárquico feudal, y sentó las bases jurídicas del nuevo sistema de democracia representativa burguesa.
Sin embargo, esos son los conceptos básicos, expresados de una forma puramente enciclopédica-académica y aislados de la realidad material, es imposible que gobiernos y pueblos podamos estar aislados de influencias externas, el propio desarrollo histórico de la humanidad nos demuestra como las diferentes formaciones socio económicas surgieron del conocimiento de realidades compartidas a pesar de las grandes distancias geográficas y de las múltiples diferencias interculturales de civilizaciones diversas.
Por esto, el concepto de soberanía que expreso mas arriba se refiere a la injerencia externa, debido a que precisamente son los diversos mecanismos de presiones injerencistas con intenciones de dominación los que debemos exterminar del ámbito de las relaciones internacionales. Injerencia que es monopolizada por las grandes potencias imperialistas para repartirse entre ellas mismas la dominación total de extensas zonas geográficas para su explotación exclusiva, en una lucha interhegemónica que éstas libran en el plano global de sus propias alianzas capitalistas, causa de las guerras mundiales en épocas de crisis.
En el plano individual, nuestros riesgos y peligros son mucho mayores, debido a que la injerencia neoliberal capitalista está presente durante todo instante de nuestra existencia. Esto es asumido como algo natural, siendo parte integral de nuestra vida dentro del sistema capitalista; el cual con gran habilidad construye toda la superestructura moral, jurídica, educativa, cultural, artística, de ocio y de entretenimiento, de manera de adoctrinarnos sin casi darnos cuenta en una aceptación sumisa de la explotación y la dominación.
Uno de los aspectos mas relevantes de la dominación moderna es la apropiación indebida y privatización del conocimiento, acción que atentando contra un derecho natural de la humanidad es legitimada por un perverso y complejo marco jurídico internacional de registros de propiedad intelectual, derechos de autor, patentes de industria y comercio, marcas y licencias. Generándose así la legalización del uso privado de un determinado conocimiento, y otorgando a la persona jurídica que realiza su registro la exclusividad de la explotación y comercialización capitalista de dicho conocimiento.
El conocimiento es el más valioso patrimonio de la humanidad. El conocimiento se refiere a toda la acumulación durante la evolución de la especie humana de percepciones, conceptos, experiencias, vivencias, creencias, creaciones, inventos, acciones, concepciones, y expresiones de todo tipo; que son fruto de la capacidad única de los seres humanos de uso del razonamiento mental, desarrollando nuestro mas preciado tesoro: el conocimiento.
Parte de ese conocimiento atesorado por la humanidad nos es entregado mediante la transferencia social de éste, por medio de la familia, la sociedad, y los sistemas educativos; patrimonio que se nos ofrece de forma gratuita -por lo menos en las sociedades de mayores avances democráticos ampliando cada vez más el acceso a la educación-. Cada uno de nosotros sólo después de recibir parte de ese patrimonio de la humanidad, estamos en capacidad de producir o desarrollar mayor conocimiento, aumentando el tesoro humano.
Con que argumento válido entonces alguien puede apropiarse de un conocimiento y convertirlo en propiedad privada para su propio e individual beneficio, sin importar en lo absoluto las vidas que se pudieran salvar con la liberación de ese conocimiento, esto es directamente visible en el ámbito del conocimiento médico y farmacológico, debido a que las patentes y marcas que restringen el libre uso de un conocimiento específico, le dan la atribución al que lo registró de cobrarte unos costosísimos «derechos» que encarecen la fabricación de un medicamento, un instrumental médico o un equipo médico especializado.
La legitimación de la privatización indebida del conocimiento que es un patrimonio público de la humanidad, crea todo un sistema de dominación hegemónica de las potencias industrializadas para el sometimiento de los pueblos del mundo, obligados ilegítimamente al pago de unos «derechos» que éstas se apropiaban para explotarlos y seguir financiando el rico desarrollo de los países del norte a costa de la pobreza extrema de los países del sur.
Sobran razones para luchar por la soberanía tecnológica de nuestras naciones, ya que mientras permitamos que siga existiendo un sistema jurídico internacional injusto que legitima la perversa e indigna privatización del patrimonio más preciado de la humanidad: el conocimiento, se continuará perpetuando un criminal proceso de dominación que atenta contra todos los derechos humanos fundamentales y básicos, como lo son el pleno acceso a: la vida, tierra, agua, aire, alimentación, salud, vivienda, trabajo, educación, energía, producción, transporte, conocimiento libre, información, comunicación, tecnologías, etc.
El desarrollo de nuestra propia soberanía individual y contrahegemónica solamente estará asegurado con la liberación del conocimiento, la soberanía es ejercicio del poder, y el conocimiento es poder. Mientras el conocimiento pueda ser privatizado el poder de ese conocimiento estará en esas manos privadas, poder para aumentar la dominación y la explotación capitalista. Por eso la lucha por el conocimiento libre es parte de la lucha para lograr el socialismo, la soberanía individual de acceso al conocimiento generará la suma de los poderes colectivos del pueblo, conocimiento libre para el poder popular y el socialismo.
Para construir el poder popular se debe tomar en cuenta la afirmación del Comandante Ernesto Ché Guevara, de ayudar a desarrollar «los gérmenes de socialismo» que se encuentran presentes en el pueblo. La construcción teórica del poder popular tiene que atender las expectativas, las aspiraciones y los valores presentes en los sectores populares, quienes sufren en mayor grado los efectos más indeseados de la explotación capitalista y del sistema de dominación, así que el socialismo sólo adquirirá sentido y representará la solución a estos problemas de los oprimidos y excluidos si logra resolverlos. En caso contrario, se estaría sólo cambiando una forma de dominación por otra.
El Poder Popular es una propuesta dialéctica, en la que se deben ir transfiriendo las funciones de planificación, presupuesto, toma de decisiones, ejecución y control en las que sólo vienen participando los poderes del estado capitalista, empoderando poco a poco a toda la sociedad del conocimiento de cada una de esas funciones. Transformando la democracia representativa, en democracia participativa y protagónica, y finalmente en democracia directa o socialismo (sociedad del conocimiento libre).
El concepto de Poder Popular surge de la visión del modelo de poder para la construcción del sistema socialista, basado en la concepción democrática constitucionalista que afirma que: «la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el Poder Popular«. De lo cual se desprende que en el Poder Popular se sustentan todas las formas de organización democrática del Estado, del Poder Público y de la Sociedad, siendo todas éstas en la democracia socialista fieles depositarias de la soberanía popular y estando por lo tanto obligadas a la rendición de cuentas al pueblo soberano.
En este sentido el Poder Popular se ejerce y expresa legítimamente a través de todos los medios organizados de participación ciudadana y protagonismo político; su ejercicio es directo en las Asambleas y Órganos (Consejos) del Poder Popular, e indirecto a través del sufragio, tanto para la elección de representantes a las distintas instancias del poder popular (poderes públicos), como para la toma de decisiones trascendentales en los diversos tipos de referéndum disponibles en cada legislación nacional.
El logro de una soberanía contrahegemónica debe fundamentarse en la liberación del conocimiento, conocimiento libre que al estar al acceso de todo el pueblo posibilitará su empoderamiento masivo, otorgándole al pueblo el poder de ese conocimiento patrimonio de toda la humanidad, al alba de esta iluminación de sol (ALBASOL) de conocimiento libre para el pueblo surgirá el poder popular capaz de construir el socialismo del siglo XXI.
Roso Grimau, especial para Tribunal Popular
Fuente: http://rosogrimau.blogspot.com/2009/10/soberania-contrahegemonica-y-poder.html