El 21 de enero hace 87 años falleció Vladimir Ilich Lenin
«El que yo me haya hecho socialista y marxista no es tanto mi mérito, como mi suerte. La ayuda de un gran colectivo de hombres es lo que ha influido en mi vida y me ha educado» Hermann Duncker [1]
Debemos confesarlo: robamos el titulo de estas líneas a Cesare Pavese [2] , en todo caso vamos a comenzarlas haciendo lo propio con unas palabras de Mariategui… «Mis juicios se nutren de mis sentimientos, de mis pasiones … Estoy lo mas lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario» [3] de tal manera que no somos imparciales ni objetivos en nuestras apreciaciones, y, como Duncker hemos tenido la suerte de toparnos con un conjunto de hombres y mujeres muchos de los cuales han orientado nuestras vidas y nos han educado en hora buena.
Esta educación desde luego ha estado acompañada de una buena dosis de lecturas, sin cuyo concurso no habría sido posible ampliar la visión de la naturaleza de las cosas de modo eficaz. Ahora mismo tenemos en nuestras manos un ensayo intitulado: «NOTAS CRITICAS SOBRE LA CUESTION NACIONAL» recordamos perfectamente haberlo adquirido en la «Librería Allende» en Pamplona, donde acudíamos asiduamente durante nuestro «exilio» de juventud a finales de los 70´ en Colombia [4] ; de su digestión y procesamiento intelectual nos quedó perfectamente claro y para siempre la noción sobre la concepción de la «autodeterminación de los pueblos». Fue nuestro primer libro comunista.
No obstante, lo abordado en estas líneas no tiene que ver con el contenido de este texto en sí, van a centrarse en el personaje que aparece retratado en la portada del mismo. Perfectamente trajeado, de bigote y barbilla poblada, mirada profunda y reflexiva, cráneo descubierto por una calvicie pronunciada, que alguna vez provocó el siguiente comentario… «Observa bien a esa persona. Fíjate en su cráneo, cuanto tesón y voluntad denota» [5] (6), sin duda no era una estimación equivoca. Se trata del autor del ensayo, de quien habíamos oído hablar vagamente en nuestros días de juventud.
Hoy queremos evocar algunas impresiones aproximadas a facetas o ángulos de la vida de este interlocutor de masas, arraigado en todas las tierras de este mundo, la tierra de «esos que luchan no importa donde» pues «son nuestros hermanos» (Camilo Cienfuegos), es «el Camarada», el de tu tierra, el de la nuestra y de muchos otros.
Para emprender esta tarea, hemos «hurtado» innegables opiniones escritas por un colectivo de hombres y mujeres que le conocieron personalmente y de una u otra forma tuvieron la oportunidad de compartir con él, ora en la lucha política, ora en la producción intelectual o como actores visitantes de la Rusia Soviética en los primeros y duros años de la construcción de la frustrada experiencia socialista en aquel país.
Helas Aquí:
Por afinidad, comencemos con un Latinoamericano: Manuel Díaz Ramirez, a la sazón, Secretario General del PC Mexicano en 1921, para este dirigente político, nuestro fotografiado revelaba una gran modestia en sus consideraciones políticas, honradez «…tan grande como su genio, su calidad humana y privilegiada capacidad comprensiva» (260). Díaz recuerda la imposibilidad de separar la praxis política diaria de la memoria inextinguible de este artífice de las luchas de los trabajadores de cualquier latitud, (261) de allí lo imprescindible de la consulta permanente de su obra como constructor e inspirador de movimientos emancipadores.
Clara Zetkin [6] dispara el obturador captando al hombre cuyo «pensamiento y voluntad vivían también en millones de personas fuera de los limites de la Unión Soviética. Su criterio sobre cualquier problema era decisivo… , su nombre era símbolo de esperanza y liberación en todas partes donde existen opresión y esclavitud» (7), en torno a el «se agrupaban todos los que se sublevaban contra el poder de los poseedores» (7) sea en Caracas, Montevideo, Chicago, Dublín, Nápoles, Beirut, Calcuta, Kampala, Shangai, Nagasaki o Sydney. Así, muy por el contrario de lo que pudiera creerse «se fundía por completo en la masa de los camaradas, era homogéneo con ella, uno de tantos. No quería, ni con un gesto ni con la expresión del rostro, ejercer presión en calidad de personalidad dirigente» (7), sin temor a errar el tiro, una personalidad de huella profunda.
Hay acontecimientos que definitivamente hacen avanzar la historia de la humanidad; como la hipotética crucifixión de Jesucristo, los procesos de emancipación latinoamericanos, la comuna de Paris, las revoluciones francesa, mexicana o Bolchevique. En este sentido, Marcel Cachin, (1869-1958) curtido luchador por la democracia y el socialismo en Francia, al referirse al hombre de la imagen, coloca el eje de la lente directo a visualizar que «…Antes de él nadie se había encontrado a la cabeza de la humanidad durante una etapa tan importante de su desarrollo histórico…» (57) incluso sus más encontrados enemigos no les queda otra que reconocerlo como un Estadista de primer orden, cualquier historiador que se precie de serio «…no pueden por menos de señalar la colosal importancia histórica de los acontecimientos que dirigió…» (57). Es ampliamente enjuiciado como «un hombre de acción de innegable energía, …se destacaba por la amplitud y universalidad de sus conocimientos.» (57).
Hemos aprendido que de las facetas profundas del actor de la fotografía, emerge una figura de sencillez calificada, al decir de Thomas Bell [7] el que conozca su vida y actividad «… sabe que le gustaba hablar con obreros sencillos y preguntarles detalladamente por todo» (218) esto le permitía mantener una visión en tiempo real de las necesidades e inquietudes de los trabajadores en cualquiera de sus niveles de organización, orientándoles en su cotidianeidad, aunado a esto «sabía compaginar genialmente en sus intervenciones la intransigencia y firmeza de principios con una sorprendente flexibilidad y tacto. Sabía tender la mano de camarada y corregir los errores…» (217) habilidad que le permitía además contener la imposición de posiciones sectarias.
El flash de sus ideas secundado por su extraordinaria capacidad expositiva daba lugar a iluminar a los mas diversos auditorios, así lo deja ver el corresponsal del The Manchester Guardian, William Goode, «Parecía como si él comprendiera intuitivamente los pensamientos de los que le escuchaban» ,(159) la explicación a esto la podemos conseguir en la serenidad de su oratoria sin artificios encubiertos, lo que le permitía hacerse comprender con una «lógica inmutable». «La impresión de vigor que se desprendía de él se acrecentaba con la fuerza inmanente de su discurso. Lo que necesitaba decir lo decía con franqueza, claramente, sin rodeos» (160), en una conversación con él «no podían haber malos entendidos, nadie podía salir con una impresión falsa. Era para esto demasiado claro, demasiado franco» (160), allí radicaba precisamente la diferencia de hablar con cualquier otro funcionario diplomático donde comúnmente se esconden los pensamientos. No en vano era el «…hombre de quien más se hablaba en la tierra», (160) en tu tierra, en la nuestra y en la de muchos otros.
No pueden abandonarse estas líneas sin reproducir los cuadros icnográficos plasmados en el libro «10 días que estremecieron al mundo» [8] del estadounidense John Reed, (1887-1920) cuya segunda edición [9] fue prologada por el propio protagonista de estas notas retrospectivas. El prisma de Reed abarca a un «hombre bajito y fornido, de gran calva y cabeza abombada sobre robusto cuello. Ojos pequeños, nariz grande, boca ancha y noble, mentón saliente, afeitado, pero ya asomaba la barbita tan conocida en el pasado y en el futuro. Nada que recordase a un ídolo de las multitudes, sencillo, amado y respetado como tal vez lo hayan sido muy pocos dirigentes de la historia. Líder que gozaba de suma popularidad – y líder merced exclusivamente a su intelecto – , ajeno a toda afectación, no se dejaba llevar por la corriente; firme, inflexible, sin apasionamientos efectistas, pero con una poderosa capacidad para explicar las ideas más complicadas con las palabras más sencillas y hacer un profundo análisis de la situación concreta en el que se conjugaban la sagaz flexibilidad y la mayor audacia intelectual…». (113)
Estas opiniones pudieran ser innumerables, es posible convocar a un número importante de
hombres y mujeres para que expongan sus impresiones cercanas, situación oportuna para seguir «hurtándolas», la lista sería larga, algunos de ellos son: Tsiui-Tsiu-Bo, Karl Steinhard, Vasil Kolarov, Wiilli Munzenberg, Fritz Platten, Otto Grimlud, Hugo Sillen, Gustav Ravio, Albert Rhys Willians, Loise Bryant, Mihai Bujor, Adam Egede-Nissen, Robert Minor, Helena Bobinska, Laslo Rudash, Isaac McBride, Sen Katayama entre muchos otros, todos baluartes de la lucha política teórico-práctica de su momento con sus debidas particularidades históricas. Por razones de espacio y tiempo las creemos suficientes. Por Ahora.
En síntesis si tuviéramos que hacer un collage final, partiríamos de lo asumido párrafos arriba: estamos lejos de consideraciones y estilos académicos, con estas líneas sólo queremos retratar «campo contra campo» la verdad inmediata de quienes conocieron y contemporaneizaron con este hombre excepcional, quien supo certeramente levantar los cimientos de una nueva era en la historia, orientándonos y educandonos para la lucha, con enseñanzas aun vigentes; de ningún modo pretendemos «el acuerdo, el beneplácito o la simpatía del público». (Hobsbawm)
Estamos a 21 de enero, son las 6:50 pm, ¡Vladimir Ilich ha fallecido! ¡han trascurrido 87 años! a pesar de ello , el luto no ha embargado nuestros corazones, hemos tenido la suerte de educarnos para saber y asimilar que: ¡LENIN VIVE, LA LUCHA POR EL SOCIALISMO SIGUE!
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Nota Final . Las «opiniones hurtadas» han sido tomadas al azar de: Colectivo de Autores. (1977) Recuerdos de Lenin. Madrid. Editorial Fundamentos. El número en el paréntesis indica la página de extracción.
Notas:
[1] Infatigable impulsor del Movimiento Obrero Alemán. (1874-1960)
[2] Pertenece a una obra suya publicada en los albores de la II Guerra Mundial.
[3] 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Caracas. Biblioteca Ayacucho. 2007
[4] Allí fuimos confinados por nuestra madre, a los efectos de no ser contaminados con ideas comunistas en los liceos venezolanos. Afortunadamente, hoy, nuestra progenitora tiene otra visión de las cosas.
[5] Rosa Luxemburgo a Clara Zetkin, 1907
[6] Luchadora a dedicación exclusiva por la plena igualdad social de genero como principio completamente indispensable en una sociedad democrática (1857-1933)
[7] Dirigente Obrero Escocés (1882-1940)
[8] Publicado en EE.UU en 1919
[9] 1926
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