El pasado jueves fue hecha pública no solamente la información acerca del comienzo del programa de emisión monetaria de turno del Sistema de Reserva Federal de los EE.UU., sino también los datos acerca del crecimiento económico. Esos datos no resultan demasiado optimistas. El SRF ha rebajado el pronóstico acerca del ritmo de crecimiento de la […]
El pasado jueves fue hecha pública no solamente la información acerca del comienzo del programa de emisión monetaria de turno del Sistema de Reserva Federal de los EE.UU., sino también los datos acerca del crecimiento económico. Esos datos no resultan demasiado optimistas. El SRF ha rebajado el pronóstico acerca del ritmo de crecimiento de la economía norteamericana. Sus expertos opinan que en 2012 el crecimiento del PIB de los EE.UU. se mantendrá dentro del límite de 1,7% – 2,0%, desmintiendo el pronóstico hecho en junio sobre un crecimiento de 1,9% – 2,4%.
Además, ha subido el pronóstico sobre el crecimiento de la inflación. No hay nada extraño en eso en la situación del aumento de la emisión, aunque hablar de la inflación cuando existen dos tendencias contrarias – deflacionistas (debido a la bajada de la demanda particular) y la inflacionista (debido a la emisión) es bastante difícil. En cualquier caso los expertos del SRF esperan que en 2012 su nivel no supere el 1,8%, aunque antes supusieron que no superaría el 1,7%. También se han confirmado los pronósticos sobre el nivel del paro, que este año debe quedar en los límites del 8,2%.
Destaquemos que las cifras sobre el PIB son oficiales, es decir seriamente infladas (tanto a costa de reducir las cifras de la inflación, como gracias a los diferentes trucos estadísticos, tipo indicadores «hedonistas»). Pero incluso así resulta que el PIB por persona, teniendo en cuenta los índices del aumento demográfico en los EE.UU., está bajando. Lo cual en parte explica la decisión del SRF de emitir.
El caso es que en la situación actual es imposible realizar ningún pronóstico más o menos optimista. Aunque en su pronóstico el SRF ha introducido la mejora a largo plazo, más exactamente, se prevé que los siguientes dos años la economía de los EE.UU. se va a desarrollar a un ritmo acelerado. Así en los años 2013 y 2014 se espera el crecimiento del PIB al nivel del 3% y 3,8%, frente a los cálculos anteriores de un 2,8% y 3,5%. El paro irá bajando hasta el nivel de 7,9% y 7,3%, en el informe de junio esos indicadores estaban en 8,0% y 7,7% respectivamente. Sin embargo todos comprenden de que se trata de puros inventos preelectorales – no existe ninguna base real para tal optimismo. ¿Y qué pueden hacer las autoridades monetarias en semejante situación?
El SRF encima tiene un problema más: una clara aceleración en la formación de las zonas de divisas independientes en el mundo. Las autoridades monetarias estadounidenses luchan activamente con el fenómeno, pero no logran casi nada, y en resumidas cuentas no lo podrán lograr, pues los procesos objetivos siguen su curso. Pero a medida de que estas zonas alternativas se vayan afianzando el interés por el dólar se irá reduciendo drásticamente, y esto para los EE.UU. actuales representa una catástrofe. Porque sin la compra por todo el mundo de sus obligaciones del tesoro será muy difícil financiar los presupuestos del estado.
O más exactamente, ello será posible gracias a la pura emisión, es decir que habrá que aumentar su volumen ¡con la paralela reducción de la esfera de circulación del dólar! Lo cual no simplemente aumentará la inflación, sino que la llevará a un nivel altísimo. Y eso, a su vez, provocará la destrucción del sector real de la economía de los Estados Unidos. Tal y como había ocurrido en Rusia en los años 90.
En realidad, precisamente la comprensión de esa circunstancia es la que obliga a todos a acelerar la salida del dólar – cuanto más rápido, cuanto antes se haga, menores serán las pérdidas. Claro está, que aquellos que han acumulado grandes reservas del dólar saldrán perdiendo – pero es otro motivo para no acumularlas todavía más. No obstante, aquí existen las sutilezas políticas tácticas, así que no vamos a criticar demasiado fuerte a los que hoy compran los billetes norteamericanos.
En cualquier caso, para las autoridades monetarias estadounidenses es de fundamental importancia frenar a cualquier precio el proceso de la aparición de las zonas de divisas alternativas. Es una de las causas por las que el adelantamiento de la emisión del dólar en ningún caso representa una buena decisión. Aunque hoy ya no se ve ninguna buena decisión – de todas maneras Bernanke estuvo aguantando hasta el final. Lo más ridículo que puede pasar es que Obama finalmente pierda las elecciones presidenciales – porque Romney ya ha declarado en público que imprimir más dólares no tenía sentido.
En general será muy interesante observar la continuación de la política de la administración norteamericana (da igual si la encabeza Obama o Romney). No se vislumbra ninguna buena salida a la situación, pero tampoco se puede permanecer con los brazos cruzados, aparte de que esto no cuadra con el estilo norteamericano. Lo que inventen después de las elecciones es una gran incógnita, pero antes o después deberán reconocer en público que el papel que los Estados Unidos juegan en el mundo debe reducirse sustancialmente. Lo cual hará que se presenten muchas cuentas, incluso no tanto financieras como políticas. A los EE.UU. no les gusta pagar y no saben hacerlo, así que empezarán a estamparlos con los morros contra la mesa de una manera muy dolorosa. La historia con el asesinato de su embajador es muy característica – el golpe es extremadamente doloroso, pero cómo contestar no está nada claro. Y tengo la sensación de que semejante situación pronto será muy típica.
Lo más triste (naturalmente para los norteamericanos) es que las autoridades monetarias del país, que en teoría deberían de «manejar» la situación o, al menos, decir la verdad a los políticos, no lo hacen. Más exactamente, no pueden, porque no poseen la teoría de la crisis. Como consecuencia, los políticos todo el tiempo elaboran pronósticos que exigen recursos, que para cuando son necesarios resulta que no los hay. Es una situación bastante típica para el ocaso del imperio, pero no por ello menos destructiva. Y nosotros en un tiempo muy cercano tendremos que ver las consecuencias de esta situación.
Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos