Los pasados días 2, 3 y 4 de octubre se desarrolló en el International Institute for Research and Education (IIRE) de Ámsterdam, un seminario internacional sobre la crisis económica. El sentido del seminario era el de analizar la naturaleza, los perfiles y las consecuencias de la presente crisis económica mundial. Las intervenciones del congreso fueron […]
Los pasados días 2, 3 y 4 de octubre se desarrolló en el International Institute for Research and Education (IIRE) de Ámsterdam, un seminario internacional sobre la crisis económica. El sentido del seminario era el de analizar la naturaleza, los perfiles y las consecuencias de la presente crisis económica mundial.
Las intervenciones del congreso fueron grabadas, y estarán en breve disponibles tanto en la página web del IIRE (www.iire.org), como en Punto de Vista Internacional (www.puntodevistainternacional.org). Del mismo modo, los asistentes al seminario acordaron crear una red de economistas para mantener activas las discusiones allí abordadas. Esta red se reunirá cada dos años.
Tres fueron las cuestiones fundamentales que se abordaron a lo largo de las distintas sesiones del seminario:
En primer lugar, ¿cuál es la naturaleza de esta crisis? ¿Es una crisis económica clásica más, o debemos caracterizarla como una crisis novedosa debido al particular papel que juegan las finanzas actualmente en la economía mundial? ¿Es la crisis del «capitalismo financiarizado»? ¿Sigue siendo la teoría de las ondas largas una teoría útil para comprender el desarrollo del capitalismo hoy día?
En segundo lugar, ¿cuales son las consecuencias económicas, sociales y políticas de esta crisis? ¿Asistimos a un retorno del keynesianismo o, por el contrario, la agenda neoliberal sigue guiando los planes de rescate promovidos por los principales gobiernos del mundo? ¿Podemos decir que la virulencia de la crisis se va a traducir mecánicamente en mayor conflictividad social, y en un redespliegue de los discursos de la izquierda?
Por último, ¿qué tipo de relación existe actualmente entre la crisis económica, la crisis ecológica y la crisis alimentaria?
Para abordar estas y otras cuestiones, se contó con excelentes aportaciones de conocidos economistas y militantes marxistas y ecologistas.
François Chesnais abrió el seminario planteando el debate sobre el papel que la llamada «financiarización» de la economía tiene en la actual crisis económica. Existió un acuerdo generalizado con su opinión: la crisis actual no puede ser caracterizada meramente como una «crisis financiera» o, tampoco, como una crisis fruto de la «financiarización». La crisis actual tiene hondas raíces en el proceso de acumulación de capital, revelando sus contradicciones, de modo que las razones últimas de dicha crisis deben ser buscadas en la dinámica de la actividad productiva, la tasa de rentabilidad a ella asociada, así como el propio reparto de la renta entre capital y trabajo.
A la hora de caracterizar las causas de la crisis y sus vínculos con la dinámica de acumulación de capital, se dio un interesante debate entre los asistentes al seminario. Algunos defendían que ésta era fruto de una dinámica de sobreacumulación (es decir, de insuficiente rentabilidad de las inversiones empresariales acometidas en la actividad productiva), mientras que otros consideraban la necesidad de tener además en cuenta el subconsumo (consecuencia de un modelo de distribución de la renta tan regresivo que habría terminado por erosionar la demanda efectiva, mantenida durante estos últimos años a costa de un fuerte endeudamiento de los hogares trabajadores).
Ozlem Onaran, Claudio Katz y Bruno Jetin presentaron informes sobre la situación de las economías europeas, latinoamericanas y asiáticas. Estas presentaciones permitieron perfilar mejor la dimensión de la crisis, así como el impacto particular que ésta está teniendo en las distintas regiones del planeta. En cualquier caso, evidenció la ausencia de cualquier tipo de «desacoples» entre las distintas regiones, y el carácter mundial de la crisis.
Tanto Michel Husson como Klaus Engert analizaron la crisis actual a la luz de la teoría de las ondas largas. Según esta teoría, es posible comprender cómo existen importantes factores endógenos -es decir, asociados a la propia lógica del capital y a sus contradicciones internas- que permiten entender que la fase descendente de la acumulación que se inició a comienzos de los años setenta, aún no haya concluido. En este sentido, la discusión acerca de la evolución de la tasa de beneficios en las últimas décadas, resultó interesante. Además, la teoría de las ondas largas permitiría evaluar cómo la posibilidad del restablecimiento de una nueva onda larga ascendente en la acumulación capitalista exigiría de factores no sólo endógenos, sino también exógenos (es decir, vinculados a la reorganización sociopolítica de la lucha de clases), lo que seguramente se traduciría en nuevos ataques a los derechos sindicales, laborales y democráticos históricamente conquistados por el mundo del trabajo.
Las distintas intervenciones estaban de acuerdo a la hora de caracterizar los impulsos económicos (fiscales, monetarios, etc.) proporcionados por los gobiernos no como políticas de corte keynesiano, sino como rescates al sector privado y socialización de pérdidas. Además, esta masiva intervención de los gobiernos no podrá ser indefinida, y a medio plazo será incapaz de rescatar al proceso de acumulación de sus contradicciones (fundamentalmente, su incapacidad para rentabilizar inversiones en la esfera productiva), lo que llevará a una situación de «salida de la crisis» caracterizada por un largo periodo de estancamiento, paro y pugna redistributiva. No podemos decir por tanto que exista un cambio significativo en la agenda política que guía la actuación de los poderes públicos.
En este sentido, la intervención realizada por Éric Toussaint vino a recordar la ausencia de mecanicismo entre el hecho de que la crisis sea fundamentalmente pagada por las clases trabajadoras y populares, y la traducción política de este fenómeno en un incremento de las luchas sociales. Otros factores, de tipo político, ideológico y organizativo tienen que ser tenidos en cuenta para fortalecer e impulsar estas luchas.
Esther Vivas y Daniel Tanuro introdujeron en el seminario una dimensión analítica fundamental: la constatación de que la crisis económica no se presenta aislada, sino que está acompañada del estallido de otras crisis -también de largo recorrido y de carácter estructural-, como son la crisis alimentaria y la crisis ecológica.
Esther Vivas analizó las causas coyuntarles y estructurales de las crisis alimentaria y señaló al actual modelo de producción agrícola y ganadero industrial como uno de los principales generadores de gases de efecto invernadero y cambio climático. Vivas exploró los vínculos entre crisis alimentaria y financiera planteando como ambas son resultado de la expansión global del capitalismo desregulado.
Por su parte Daniel Tanuro señaló como las propuestas oficiales para hacer frente al cambio climático son «insuficientes, irreales, peligrosas e irracionales» y responden a los intereses del capitalismo verde para hacer negocio con la crisis ecológica actual. Para Tanuro, el ecosocialismo debe de plantear la supresión de la producción no necesaria, la reconversión de los trabajadores en estos sectores, un nuevo modelo agrícola relocalizado y medidas anticapitalistas radicales.
Los análisis expuestos a lo largo del seminario permitieron constatar -con contundencia, fundamentación y rigor- que la humanidad se enfrenta actualmente a una crisis de carácter sistémico (financiera, económica, alimentaria, ecológica…). La virulencia y profundidad de la crisis, unida al hecho de que sean los más débiles los que la están pagando (los trabajadores y las clases populares de todo el planeta), permitió concluir el seminario recordando la necesaria actualidad de un proyecto emancipador, anticapitalista, ecologista y socialista.