En 2021, Guglielmo Carchedi y yo publicamos un artículo en la revista Historical Materialism llamado «La economía del imperialismo moderno». El artículo se centró exclusivamente en los aspectos económicos del imperialismo. Lo definimos como «la apropiación neta persistente y a largo plazo por parte de los países capitalistas avanzados de alta tecnología de plusvalor transferido de los países dominados de baja tecnología». Identificamos cuatro canales por los que el plusvalor fluye a los países imperialistas: el dominio y señoreaje de su moneda; los flujos de ingresos de las inversiones de capital; el intercambio desigual (UE) a través del comercio; y cambios en los tipos de cambio.
No negamos otros aspectos de la dominación imperialista de la mayoría del mundo, es decir, en particular, el poder militar y el control político de las instituciones internacionales (ONU, FMI, Banco Mundial, etc.) y el poder de la «diplomacia internacional». Pero en el documento nos centramos en los aspectos económicos, que argumentamos que son en última instancia el factor determinante que impulsa estos otros rasgos extremadamente importantes, pero determinados, como la dominación militar y política, así como la preeminencia cultural e ideológica.