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Sobre las causas y las consecuencias de lo ocurrido en Chipre

Fuentes: Worldcrisis.ru

Traducido del ruso para Rebelión por Arturo Marián Llanos

Hoy se habla mucho sobre las causas que han obligado al FMI y las autoridades de la Unión Europea a hacer lo que han hecho, llevar a cabo la reforma confiscatoria. Pero hay unas cuantas cuestiones de las que habría que hablar aparte.

La primera pregunta es: ¿quién, al fin y al cabo, fue el artífice de tal tremebunda acción? Creo que ha sido el FMI y diré por qué. Dentro de la distribución de fuerzas en el mundo occidental (que hoy controla prácticamente todo el globo terráqueo, pero que de por sí es bastante limitado) el FMI es un organismo muy importante dado que es «el guardián» de las reglas de este mundo, enunciadas por primera vez todavía en los acuerdos de Bretton Woods en 1944. Las propias reglas fueron seriamente cambiadas en varias ocasiones, pero su base y la influencia del FMI han permanecido inalterables.

Mientras que la Unión Europea es simplemente una de las organizaciones que actúan dentro del marco establecido por estas reglas, tal vez una de las más potentes, pero que no tiene potestad para cambiarlas. Y todavía menos, reglas tan poderosas como «el sagrado derecho a la propiedad privada». Y aunque estas reglas se violan en todas partes, siempre se encuentran serias excusas, que permiten tratar tales sucesos como excepciones puntuales, sobre las que dejan de actuar las reglas (cuando, por ejemplo, se confisca el dinero cuya procedencia no les gusta a «los poderosos de este mundo»). Por este motivo no creo que la UE se hubiera permitido semejantes libertades – está claro que el FMI ha tenido que intervenir directamente.

Cuestión segunda. Ya ha sido discutida, pero vale la pena repetirse. ¿Por qué el FMI transgrede de una manera tan brutal, «sistémica» sus propias reglas? ¿Para qué cortar la rama sobre la que están sentados? La respuesta es sencilla: tal acción únicamente tiene sentido si ya es imposible conservar el actual sistema bancario. Porque sus activos, en realidad, hace mucho que no valen nada, pero los pasivos (obligaciones contraídas, incluidas las contraídas ante los clientes) se han conservado plenamente. En otras palabras, devolverlos en cualquier caso es imposible y hay que buscar la manera de deshacerse de ellos. En este sentido se puede considerar el variante de Chipre como una prueba – para ver cómo reaccionan los participantes en el proceso, cómo de fuerte es la resistencia, de si habrá demandas y de qué tipo.

Además, naturalmente, se da por sobreentendido que el truco con la confiscación se seguirá repitiendo en otros países. Algunos de ellos ya se han olido de qué va la cosa. Así el ministro de Exteriores de Luxemburgo Jean Asselborn ha acusado a Alemania de que pretende conseguir la hegemonía en la eurozona, dictando a Chipre su política en el sector bancario y financiero. Según ha informado la agencia Reuters.

En palabras de Asselborn, «Alemania no tiene derecho de decidir qué modelo han de seguir los países de la Unión Europea». El cabeza de exteriores del ducado subrayó que «no se puede permitir que bajo la apariencia de la solución de los problemas estrictamente técnicos de la política financiera dejen sin respirar a otros países». Aunque, como ya hemos visto, el proceso fue iniciado por el FMI y no por Alemania, la apelación a Alemania también tiene su sentido. El caso es que Alemania claramente pretende alinear a todos los países de la UE dentro del marco de la «vertical del poder», donde las relaciones financieras «especiales» con «terceros» países (que no son miembros de la UE) solo sean posibles a través de Bruselas o (todavía mejor) a través de Berlín.

Precisamente debido a ello el Banco Central Europeo ha prohibido a Letonia recibir el dinero ruso que se va de Chipre, según ha informado la emisora de radio letona MIX FM, aduciendo fuentes informadas. «A nuestros amigos letones se les dijo claramente – si quieren unirse a la eurozona, no deben dar acogida al dinero ruso que viene de Chipre», – reproduce las palabras del representante del banco central de uno de los países de eurozona la emisora. Letonia, que ni siquiera tiene derecho a voto dentro de la UE, en seguida comenzó a pedir disculpas, dado que además piensa introducir el euro en su territorio (¡difícil imaginarse mayor idiotismo hoy en día!), pero la esencia del proceso no cambia.

Aunque los países anglosajones, que indudablemente están más cerca del centro financiero del mundo, son todavía más sinceros. Así Nueva Zelanda y Canadá, según me han comunicado, escriben abiertamente en sus presupuestos que la salvación de los bancos problemáticos (o sea, prácticamente todos) se realizará a costa del dinero de sus depositantes. Así que nadie guarde ilusiones.

Y tercero. El FMI está destruyendo su propio sistema ¿pero qué propone a cambio? ¡Aquí está lo más interesante! Nadie hace ninguna propuesta acerca de cómo tiene que ser el nuevo sistema, como si fuera posible destruir el viejo sin construir el nuevo. Lo cual es bastante terrible, pues el caos es peor que cualquier sistema, incluso muy malo. Pero esta situación también se puede explicar, porque el FMI claramente ya no tiene poderes para tratar el tema y no existe ninguna alternativa. En otras palabras, existe la comprensión de que hace falta el nuevo sistema, pero nadie sabe cómo, con quién y en el marco de qué procedimiento hay que discutirlo. ¡Este es el principal problema ahora mismo!

Mikhail Khazin (1962, Moscú) es economista y publicista ruso. En los años 1997-2001, junto con Oleg Grigóriev y Andrei Kobiakov, ha elaborado la teoría de la crisis actual. En colaboración con A.Kobiakov ha publicado el libro «El ocaso del imperio del dólar y el fin de la pax americana» (Ed. Veche, Moscú, 2003).

Fuente: http://worldcrisis.ru/crisis/1093286