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Software libre y soberanía tecnológica en la Conferencia Internacional de Software Libre

Fuentes: Télam

En la primera jornada de la Conferencia Internacional de Software Libre, que se realiza en Buenos Aires, especialistas sudamericanos y de España debatieron sobre soberanía tecnológica y coincidieron en destacar que el software libre es sólo una herramienta para acceder al conocimiento. «El software libre es una opción ideológica, una elección política», consideró Jorge Cabezas, […]

En la primera jornada de la Conferencia Internacional de Software Libre, que se realiza en Buenos Aires, especialistas sudamericanos y de España debatieron sobre soberanía tecnológica y coincidieron en destacar que el software libre es sólo una herramienta para acceder al conocimiento.

«El software libre es una opción ideológica, una elección política», consideró Jorge Cabezas, miembro de la agrupación PJ Digital, en un panel que estaba anunciado como una «Mesa Redonda» sobre Software Libre y Soberanía Tecnológica, y así fue, con intervenciones cruzadas de los panelistas y una participación activa del público.

Según Cabezas, «el problema del acceso al conocimiento no es otra cosa que un problema de Derechos Humanos. Por eso, vedar hoy el acceso de las personas a la tecnología es ponerle barreras en su desarrollo social, humano y económico. Es decir, coartar sus posibilidades de desarrollo».

En este sentido, «la única tecnología que creemos que facilita la consecución de estos fines es el uso de estándares tecnológicos abiertos», consideró.

Unos minutos antes el debate había comenzado con el representante de la Mesa Multisectorial de Paraguay por el Software Libre Nicolás Cabalero, quien fuera funcionario del presidente Fernando Lugo, derrocado en junio mediante un golpe de Estado.

«Un mundo globalizado es un mundo amenazado. Amenazados estábamos nosotros y pagamos las consecuencias por no avivarnos a tiempo», enfatizó Cabalero, y señaló que hasta que se produjo el golpe de Estado Paraguay estaba llevando adelante un «Plan Maestro de desarrollo tecnológico», que en su momento implicó acercamientos con instituciones argentinas como INVAP, para la transferencia de conocimiento y experiencias.

«Pero la división internacional del trabajo establece que Paraguay tiene que exportar comodities», sostuvo Cabalero, y añadió que el Plan, que era coordinado y ejecutado desde la Presidencia, fue abandonado apenas derrocaron a Lugo.

En la misma línea, el consultor español en políticas tecnológicas Ramón Sánchez, consideró que «cuando un pueblo reclama de verdad el control de la soberanía y comienza a plantear cosas como repartir la tierra, se generan peligros, como pasó en Paraguay», y aportó una mirada crítica sobre el actual proceso de incorporación de tecnología en la sociedad.

«El 12 de octubre se cumplió un nuevo aniversario de cuando los españoletes llegamos aquí con espejitos y esas cosas y se las dábamos a cambio de oro. Hoy estamos viviendo una nueva colonización: la tecnológica, en donde son las transnacionales las que tienen el control», advirtió Sánchez, e individualizó a representantes de grandes compañías como Microsoft.

Según el español -especializado en gestión del cambio y aplicación de las TIC en las administraciones públicas-, «la soberanía tecnológica implica el control de los sistemas de información, es decir del conocimiento. Por eso lo importante es el conocimiento, y que la ciudadanía controle ese conocimiento».

«La neutralidad tecnológica es una verdadera falacia», opinó Sánchez, y criticó a los gobiernos que «no siempre respetan la neutralidad de los ciudadanos y nos obligan a usar desarrollos privativos que muchas veces son pagos».

A su turno Carlos Parra, líder de la Comunidad Canaima de Venezuela, coincidió en señalar que «no existe la neutralidad tecnológica. La tecnología siempre responde al que la fabrica. Por eso, lo que libera es el conocimiento».

El bolivariano hizo hincapié en que las nuevas tecnologías reproducen la lógica de las relaciones de dominación entre los países desarrollados y en desarrollo. «El conocimiento es poder. Quien lo tiene puede decidir quién es desarrollado y quién subdesarrollado. La independencia tecnológica no depende del software sino del conocimiento», sostuvo.

Por su parte Vladimir di Fiori, dirigente de la agrupación Software Libre con CFK, consideró que «el desafío que enfrentamos hoy es el de dejar de vender materias primas» y «trabajar en conjunto, a nivel región, para acceder al conocimiento, para lo cual el software libre es una herramienta».

Fuente: http://www.telam.com.ar/nota/40969/