Sólo con un nuevo presidente de EEUU van a poder mejorar las relaciones de Washington con Caracas, explica el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en declaraciones al periodista David Frost para la emisora «Al Yazira» en inglés. En la entrevista, que se llevó a cabo durante su reciente estancia en Londres y se […]
Sólo con un nuevo presidente de EEUU van a poder mejorar las relaciones de Washington con Caracas, explica el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en declaraciones al periodista David Frost para la emisora «Al Yazira» en inglés.
En la entrevista, que se llevó a cabo durante su reciente estancia en Londres y se transmite esta noche, Lula se dice convencido de que «es casi imposible construir una buena relación» entre el presidente George W. Bush y el venezolano Hugo Chávez.
Para el presidente brasileño, «tiene su gracia» que ambos presidentes estén peleados cuando «Estados Unidos necesita el petróleo de Venezuela, y Venezuela a su vez necesita vender petróleo a los Estados Unidos».
«Es una pelea que no consigo entender muy bien, explica, y añade que uno de los motivos puede ser que «durante muchos años, la política venezolana estuvo muy subordinada a la de Estados Unidos, sobre todo en lo relativo al petróleo».
«Contra eso se rebela Chávez, a quien consta que fueron los norteamericanos quienes intentaron derribarlo», agrega Lula.
«Creo que con otro presidente podrían recuperarse las relaciones entre EEUU y Venezuela, que son para el Brasil dos países amigos que queremos que vivan en paz, y sobre todo también con Brasil».
Lula señala que su relación con Chávez «apenas es una relación de jefe de Estado, sino de amistad, de compañerismo. Chávez es un compañero que tiene una relación excelente conmigo personalmente, y con Brasil», agrega.
«Brasil tiene intereses en Venezuela, y Chávez en Brasil; tenemos proyectos conjuntos. Estamos construyendo juntos por ejemplo una refinería. Hay muchas inversiones brasileñas en Venezuela, y creo que esa cooperación entre los dos países va a continuar», explica Lula.
Y agrega: «Tengo confianza en el presidente Chávez y estoy seguro de que él también tiene confianza en mí, y cuando tenemos alguna diferencia, hablamos abiertamente sin que haya secretos entre nosotros».
Preguntado por la falta de entusiasmo de Chávez y del presidente cubano, Fidel Castro, por el etanol y el biocombustible en general, de los que Brasil es gran productor, Lula dice haber asistido recientemente a una cumbre sobre energía en Venezuela y asegura que no hubo «las discordancias de las que habló la prensa brasileña e internacional».
«Es un hecho que Chávez preside un país en el que hay mucho petróleo, por lo que el biocombustible no tiene allí el mismo peso que para Brasil. Por otro lado, Chávez es un comprador de etanol brasileño, por lo que lo que tenemos claro es que cada país es soberano para decidir sus propios intereses energéticos».
«Aunque los brasileños seamos autosuficientes en petróleo, los biocombustibles contribuyen a la descontaminación del planeta, a la generación de empleo y ofrecen al continente africano de ser menos pobre en el siglo XXI de lo que fue en el XX», agrega Lula.
«Mi sueño, explica el presidente brasileño, es que los países ricos compren biocombustibles, compren etanol a los países africanos. Es todo lo que deseo: crear riqueza, crear empleo y distribuir los ingresos».
Preguntado por el estancamiento en las negociaciones multilaterales de comercio, Lula expresa su esperanza de que se pueda avanzar porque dice sentir «buena disposición» en los líderes europeos, en los estadounidenses y en el G20.
«De diciembre a esta parte, explica Lula, he estado más de dos veces en contacto con los principales líderes mundiales, tratando de demostrar que la ronda de Doha es una decisión política, no económica».
«Los europeos tendrán que liberalizar la entrada en sus mercados de los productos agrícolas de los países pobres, los Estados Unidos necesitan reducir sus subsidios y los países del G20, entre los que está Brasil, deben mostrar flexibilidad en los productos industriales y en los servicios».
«Si no logramos un acuerdo, será, en mi opinión personal, un acto de cobardía política de los dirigentes de todo el mundo. Porque si no hubiera acuerdo, que no nos vengan a hablar de terrorismo o de que la paz corre peligro y de que importa la paz».
«El momento es ahora. Es hora de que lleguemos a un acuerdo y permitamos que los países más pobres del mundo tengan la oportunidad de desarrollarse», reclama el presidente brasileño.