Sólo el 15% de las entidades financieras rescatadas con dinero público ha devuelto todas las ayudas recibidas, según un informe de la OCDE y la UNCTAD. Además, entre las empresas no financieras, más de 30.000 compañías se han beneficiado de apoyos públicos. Estos organismos advirtieron de que estas ayudas pueden suponer una discriminación de los inversores extranjeros y fomentar el proteccionismo. En el mismo sentido criticaron la guerra de divisas.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) alertan en un informe divulgado ayer de que sólo el 15% de las entidades rescatadas con dinero público han devuelto todas las ayudas.
«A 15 de octubre de este año, varios centenares de entidades financieras continuaban beneficiándose del apoyo público, y sólo el 15% de las entidades rescatadas por la crisis habían devuelto completamente las ayudas», señala el estudio, dirigido a los participantes de la próxima cumbre del G20.
Además, en los sectores no financieros, más de 30.000 compañías se beneficiaron, o continúan haciéndolo, de los apoyos públicos de urgencia, de un total de 40.000 empresas que en los últimos tres años recibieron ayudas de los gobiernos.
«La venta de los activos que los gobiernos compraron en sus rescates a empresas puede influir otra vez en los flujos internacionales de capital, y, consecuentemente, pueden suponer una discriminación a los inversores extranjeros», alerta el informe. Pese a ello, el estudio conjunto de la UNCTAD y la OCDE destaca que los miembros del G20 continuaron prometiendo no caer en el proteccionismo. «La mayoría de sus actuaciones en materia de inversiones acontecidas en el periodo de estudio -entre mayo y octubre de este año- favorecieron las liberalizaciones de comercio», subraya el documento.
Uno de sus responsables, James Zhan, director de la división de inversiones y empresa de la UNCTAD, resaltó que en el intervalo analizado, 17 de los 20 miembros del G20 han tomado medidas relacionadas con la inversión. «Sin embargo, entre 2000 y 2009, el porcentaje de medidas restrictivas respecto al total de las relativas a inversiones ha ascendido del 2% al 30%», recordó Zhan.
El estudio dirigido a los asistentes a la próxima cumbre del G20, que se celebrará el 11 y el 12 de noviembre en Seúl, avisa de que «la espiral proteccionista puede brotar en caso de que los desequilibrios existentes en la macroeconomía mundial no se afronten de una manera creíble». «Los desequilibrios pueden retraer la confianza del inversor, y por lo tanto dañar a la inversión, y llevar a los países a tomar medidas destinadas a amortiguar sus economías de las fluctuaciones de los mercados de divisas derivadas de estos desajustes», apunta.
Guerra de divisas
A juicio de la OCDE y la UNCTAD, la intervención en los mercados de divisas «no es el instrumento más útil para la gestión macroeconómica» y puede desatar una oleada de respuestas proteccionistas.
El secretario general de la OCDE, Angel Gurría, advirtió de que este tipo de medidas «pueden provocar intervenciones compensatorias que pueden desatar nuevas respuestas proteccionistas». Gurría recomendó al G-20 que también retiren con la mayor celeridad posible las medidas de emergencia aplicadas para combatir la crisis.
A este respecto, el secretario general de la OCDE pidió que estas estrategias de salida sean transparentes y que se puedan contabilizar y recuerda que, hasta la fecha, de los doce países del G-20 que aplicaron medidas de estímulo. únicamente India ha desmantelado por completo dicho programa de estímulo.
De hecho, la Reserva Federal de EEUU las acaba de incrementar con una nueva inyección de 600.000 millones de dólares destinados a comprar deuda pública.
«Los países del G-20 tienen que respetar tanto la letra como el espíritu de las promesas que han hecho», señaló Gurría. «Mantener abiertas las inversiones internacionales en los meses y años venideros será clave para una recuperación fuerte y sostenible», añadió.
Las ayudas públicas a entidades financieras y empresas privadas para rescatarlas de la crisis han sido una de las principales causas de los elevados déficit a los que se enfrentan ahora la mayoría de los Estados, y que tratan de reducir mediante drásticas medidas de recortes del gasto público.
El FMI, en el informe fiscal semestral distribuido ayer, en el que se refleja la situación fiscal en el mundo, proyecta en términos generales, que el déficit fiscal mundial caerá del 6,8% en 2009 al 6% en el 2010. Para 2011, la previsión es que se sitúe en el 4,9%.
El FMI estima que en el conjunto de las economías avanzadas, el peso de la deuda en 2011 se situará 29 puntos porcentuales por encima del nivel que tenía antes de la crisis. Pero el detalle por países dibuja un panorama poco homogéneo. Algunas de las grandes economías lograrán en 2011 reducir el peso de la deuda con respecto a antes de la crisis, como ocurre con Canadá, Islandia, Israel, Suiza o Suecia.
Otros, como el Estado español, Irlanda, Grecia, Japón y Estados Unidos, registrarán un «crecimiento pronunciado» del peso de la deuda, aunque menos de lo que se preveía en mayo. Los ajustes drásticos en el gasto han contribuido a ello.
Recorte en Irlanda
Precisamente, el Gobierno irlandés sigue este camino y presentará el próximo mes de diciembre unos presupuestos generales del Estado para 2011 encaminados a recortar hasta 6.000 millones de euros de su déficit público, el doble de lo estimado hace un año.
Según anunció ayer en un documento de 10 páginas el ministro irlandés de Finanzas, Brian Lenihan, los recortes se impondrán sobre todo en las áreas de gasto gubernamental, lo que «tendrá -reconoció- un impacto negativo sobre el ritmo de crecimiento económico».
El texto también aborda los planes del Ejecutivo para reducir en los próximos cuatro años el déficit público hasta el 3% del PIB, del 14% actual, el porcentaje más alto de la UE. Para entonces, en 2014, Dublín espera haber impuesto unos ajustes con los que confía en ahorrar hasta 15.000 millones de euros, casi el doble de lo anticipado.
La factura final del rescate del sistema bancario irlandés podría acercarse a los 60.000 millones de euros.
Estos recortes están provocando el rechazo de la ciudadanía en varios países europeos, a la vez que el aplauso de instituciones como el propio FMI o la Comisión Europea, que ayer se felicitó por la aprobación por parte del Parlamento de Portugal de los presupuestos para 2011 y reclamó a Lisboa que acelere y aplique de forma «estricta» las medidas de austeridad incluidas en las cuentas públicas con el objetivo de alcanzar una reducción del déficit más rápida.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado su previsión de crecimiento de la economía mundial para este año y el próximo hasta un margen de entre el 3% y el 4%, frente a la previsión que elaboró en octubre, cuando estimó un crecimiento del 4,8% y el 4,2% para 2010 y 2011, respectivamente, según adelantó el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard. En una entrevista concedida a la radio francesa Europe 1, Blanchard insistió en que existen diferencias entre el crecimiento que registrarán las economías avanzadas, que será de entre el 1% y el 2%, y el de los países emergentes, donde alcanzará un rango de entre el 6% y el 8% o incluso más. En este sentido, explicó que el FMI aún prevé un crecimiento positivo de la economía, aunque «no demasiado elevado», en un entorno en el que los países ricos registrarán un crecimiento «lento» con unas tasas de desempleo que seguirán siendo altas en 2011 y 2012. «Pero el resto del mundo, los países emergentes, lo están haciendo muy bien», añadió.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, confirmó ayer que no va a relajar más su política monetaria, por lo que no va a seguir los pasos de la Reserva Federal estadounidense (Fed). Trichet dijo que la entidad va a mantener su estrategia de retirada gradual de las medidas excepcionales aplicadas en la crisis, ya que, a su juicio, se normaliza la situación en los mercados de dinero y la economía se recupera. La Fed anunció un plan de estímulo monetario mediante la compra de bonos por valor de 600.000 millones de dólares para abaratar los préstamos e impulsar la lánguida recuperación del país.
«Las medidas no convencionales son por definición de naturaleza temporal», dijo Trichet. El BCE mantiene también el controvertido plan de compra de deuda pública que inició a comienzos del pasado mayo para apoyar el buen funcionamiento del mercado de bonos públicos, que sufre actualmente tensiones por la crisis de endeudamiento europea. Previamente el consejo de gobierno del BCE decidió mantener su tasa rectora en el 1% por decimonoveno mes consecutivo.
También el Banco de Inglaterra dejó inalterados los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,5% y comunicó que no ampliará la dotación de su programa de emisión de dinero para la reactivación del mercado crediticio. En EEUU las tasas se sitúan actualmente entre el 0% y el 0,25% y en Japón entre el 0% y 0,1%. Hoy el Banco de Japón intentará evitar que las medidas que ha aprobado la Fed puedan repercutir en una apreciación del yen que dañe sus exportaciones. En cambio, el BCE está más preocupado por contener la inflación y subraya crecimientos que sólo se producen en algunos países europeos. Trichet rehusó comentar la actuación de la Fed pero, en contra de la opinión general, descartó que las autoridades estadounidenses sigan una estrategia de un dólar débil.
El euro se disparó hasta el máximo desde enero, por encima de 1,4250 dólares, tras conocerse el plan de estímulo estadounidense y el rechazo de Trichet a imitarlo. Esta apreciación podría perjudicar las exportaciones de la zona del euro y poner en peligro la actual recuperación económica, encabezada por Alemania. Por ello, el ministro de Economía alemán, Rainer Brüderle, criticó abiertamente la expansiva política monetaria de EEUU. «No basta con bombear agua. Los caballos deben beber», apuntó. Argumentó que esta gran inyección de dólares en el sistema, que depreciará el billete verde estadounidense frente a las principales divisas internacionales, altera la fluctuación natural de las monedas como reflejo de las economías que las sustentan. Brüderle añadió que considera que las divisas de China y EEUU no representan la realidad de su situación macroeconómica, frente a Alemania y la eurozona. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, defendió su actuación, ya que en el pasado ya se demostró que puede ser una efectiva, y descartó que vaya a elevar la inflación.