El gerente de la Cámara Nacional de Exportaciones (Camex), José Kuhn, advierte que si se retrasa la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos por dos años, se perderán alrededor de 60 mil empleos. La ley de Preferencias Andinas y la Erradicación de Drogas (Atpdea) concluye el 2006 y si no se […]
El gerente de la Cámara Nacional de Exportaciones (Camex), José Kuhn, advierte que si se retrasa la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos por dos años, se perderán alrededor de 60 mil empleos.
La ley de Preferencias Andinas y la Erradicación de Drogas (Atpdea) concluye el 2006 y si no se aprovecha toda la capacidad industrial y de exportación instalada en el país esos centros productivos tendrán que cerrar sus puertas, asegura Kuhn. El mercado norteamericano es de tremenda importancia para el comercio exterior boliviano porque se dirigen a el principalmente manufacturas que en el país crean el mayor número de empleos, menciona Kuhn.
El empresario sobredimensiona el mercado norteamericano y las ventajas del Atpdea. Datos del INE confirman que entre 1997 y 2003, las industrias que exportan prendas de vestir y textiles operaron al 55% de su capacidad, es decir que trabajaron a media máquina. Los productores de cuero experimentaron una situación similar, en tanto que la industria de la madera sólo utilizó el 45% de su capacidad. Todos esos productos se exportan principalmente al mercado norteamericano.
Los empresarios y el gobierno promueven la firma del TLC con el argumento de que ese acuerdo hará despegar a la industria. Pero las cifras indican que las exportaciones al norte durante la última década no incidieron en gran medida en la reactivación.
Bolivia vende productos a Estados Unidos con arancel cero hace más de 10 años, pero los resultados dan cuenta de un moderado éxito de esa política. De 1994 a 2003 las exportaciones anuales de textiles subieron de 14,6 millones a 28,7 millones de dólares; las exportaciones de cueros y manufacturas de 11,9 a 21 millones de dólares; las prendas de vestir y teñidos de 6,1 millones a 22,2 millones de dólares; en tanto que las exportaciones de manufacturas de madera cayeron de 86,4 millones a 42,1 millones de dólares y las exportaciones de joyería de 139,4 millones a 41,5 millones de dólares.
En 1994 Bolivia exportaba a Estados Unidos 353,5 millones de dólares y una década después la cifra bajó a 209,8 millones. Lo que si aumentaron fueron las importaciones desde Estados Unidos, de 228,8 millones en 1994 a 307,3 millones en 2003.
El gobierno y los empresarios intentan convencer a la gente que con el TLC el país ingresará a un gran mercado de 280 millones de habitantes que tienen un ingreso anual de 35 mil dólares cada uno. Lo que no informan es que otros 200 países se disputan ese ‘fabuloso’ mercado.
Habría que dudar de la fórmula más exportaciones es igual a mayor crecimiento económico y más empleos, pues en la última década el país no ha podido utilizar más de 10% de la lista de productos con preferencias arancelarias. Hoy no más de 10 productos representan más del 90% de todas las ventas al norte.
Mientras más vendamos afuera, más trabajo tendremos dentro, dice la propaganda. Pero en más de diez años de crecimiento continuo de las exportaciones ni los salarios ni las condiciones de vida de la gente han mejorado. La apertura ayudó a un pequeño sector de exportadores e importadores, y ha sido fatal para los productores del mercado interno, la enorme mayoría.
El poderoso lobby local que defiende sus privilegios, aún a costa del perjuicio de otros sectores, tendría que considerar que en el primer trimestre de este año, pese a los ‘beneficios’ de Atpdea, las exportaciones de manufacturas cayeron en 9.52% respecto a 2004.