Las Kelimpian, asociación de camareras de hotel, han dejado de ser invisibles y tienen representación propia en muchos lugares de España
LA BOCA DEL LOGO
Una Kelly es la «Kelimpia» en un hotel, pero también la que sabe que el cliente de la 405 prefiere jabón en vez de gel, la que te proporciona una manta, la que hace un pico al papel higiénico para que hasta eso deje de ser corriente. Mujeres con un trabajo poco valorado y hasta hace no tanto, invisibles.
Sus manos curtidas manejan las sábanas como crupieres, aunque no sabéis la guerra que dan 30 camas diarias, porque las sábanas no siempre vienen aptas. Su punto débil es la espalda… de tanto doblarla. El dolor, las lesiones, las dificultades sociales y los efectos secundarios de la automedicación hacen un tour todo incluido por su cuerpo.
Antes de las reformas laborales, las camareras de pisos suponían el 30% de las plantillas de un hotel, pero ahora, y a pesar de los clarines macroeconómicos, la externalización, discriminación, explotación y precariedad, son las reinas del baile por decreto y danzan por la pista estrellándose un 40% a la baja en nuestros salarios: más sobrecarga de trabajo, menos salud laboral, fraudes de cotización, horas extra no retribuidas, contratos parciales…Y todo sin cinturón, porque con la ley de PRL y los estudios de ergonomía se han hecho una capa torera.
La Asociación Independiente Las Kellys -laskellys.org- partimos de redes y apoyo mutuo entre nosotras y con otros colectivos en Lanzarote, Fuerteventura, Mallorca, Cádiz, Benidorm, Barcelona, Madrid, La Rioja, pero nuestras acciones son comunes: charlas, inspecciones, concentraciones, denuncias, mutuas, reivindicaciones, instituciones, etc. No tenemos lazos políticos ni sindicales, si bien hay afinidad y participación con los minoritarios, porque respetan nuestra identidad.
Los sindicatos mayoritarios se han institucionalizado y la negociación parece una partida de mus, y aunque los trabajadores hemos descuidado la lucha de clase, si hay tantos conflictos abiertos y estamos mal, será porque algo falla… Por ejemplo, si la Ley de Coordinación de Actividades Empresariales es una obligación legal para que dos empresas de un mismo centro cumplan la normativa en materia de prevención de riesgos, ¿por qué los comités de los hoteles externalizados no intervienen activamente para que se cumpla? ¿Por qué se invierte el proceso y las externalizaciones se firman con sigilo y se cuestionan después? ¿Por qué los sindicatos mayoritarios reciben dinero por cada empleado que firma un ERE?
Nuestra sociedad ha cambiado pero el modelo sindical, no, y los empresarios y legisladores son estrategas… Que lo hagan ellos, indigna pero no decepciona tanto. No sé si me explico.
Ángela Muñoz, del grupo territorial Las Kellys Madrid.