China está tratando de mejorar su criticado sistema de recopilación de estadísticas en los precisos momentos en que la crisis económica pone de relieve los defectos de la información que provee la tercera economía del mundo. Una red de personas como Feng Lijun, funcionaria de 49 años adepta a los vestidos negros y las gafas […]
China está tratando de mejorar su criticado sistema de recopilación de estadísticas en los precisos momentos en que la crisis económica pone de relieve los defectos de la información que provee la tercera economía del mundo.
Una red de personas como Feng Lijun, funcionaria de 49 años adepta a los vestidos negros y las gafas oscuras, trabaja para forjar una mejor base para recabar datos. Lijun supervisa un equipo del censo económico de China, un masivo sondeo que es la pieza central de la campaña del gobierno para modernizar un rudimentario sistema contable heredado de la economía dirigida.
Las preocupaciones acerca de la confiabilidad de las cifras oficiales se acentuaron en los últimos meses, luego de que el gobierno manifestara que se cumplirá la meta de crecer 8% este año, evidencia de su deseo de pintar un cuadro de progreso económico a pesar de la crisis global.
Algunos economistas dicen que la desaceleración de la economía china ha sido mayor de lo que indican las cifras oficiales. El Producto Interno Bruto del cuarto trimestre creció 6,8% respecto al mismo período del año anterior, si bien indicadores de la construcción, ventas de autos, recaudación de impuestos y producción de electricidad mostraron declives.
El debate evoca una situación similar durante la crisis de 1998. La Oficina de Estadísticas declaró que el PIB de ese año subió 7,8%, una cifra que la mayoría de economistas independientes dicen que era inconsistente con otros indicadores de debilidad.
Estos episodios comprometen la credibilidad de las estadísticas del gobierno chino e ilustran cómo la importancia política de las cifras económicas genera incentivos para distorsionarlas.
El gobierno de China defiende la precisión de su trabajo. «Es normal que la gente tenga dudas. Muchas personas también tienen dudas sobre las estadísticas de Estados Unidos», dice Li Qiang, jefe de la Oficina Nacional de Estadísticas. «Pero como alguien que realiza tareas estadísticas, puedo afirmar que nadie interfiere con mi trabajo».
Para el censo, Feng es la encargada de obtener y revisar declaraciones financieras detalladas de cada operación comercial en su zona del noroeste de Beijing, con 200.000 personas. Empezó con listas de empresas obtenidas de la oficina de impuestos y de servicios públicos, pero sus peritos tuvieron que salir a la calle para contabilizar muchas pequeñas empresas. «A algunas compañías las tenemos que llamar de 10 a 20 veces y aparecer en su puerta cada día. Si seguimos llamando hasta que notan la presión», dijo en una entrevista.
El censo chino tiene por objetivo obtener declaraciones financieras completas de unos ocho millones de negocios y organizaciones, así como 40 millones de entidades empresariales de una sola persona.
La labor de los estadísticos de China ha progresado mucho en la última década, pero detectar tendencias en un país de 1.300 millones de habitantes es un reto mayúsculo. El censo se desarrolla una vez cada cinco años y los sondeos más frecuentes pueden pasar por alto segmentos de la cada vez más compleja economía china.
La burocracia sigue estando más capacitada para contabilizar la producción de las empresas estatales que para determinar lo que están haciendo las empresas privadas.
Durante la crisis actual, la oficina del censo ha publicado datos sobre precios de los alimentos más a menudo y ha prometido revelar cifras más detalladas de producción, empleos y salarios. También se han impuesto nuevas penalizaciones por falsificar reportes estadísticos. Pero la prueba de fuego será si las autoridades permiten que los datos muestren fluctuaciones en la economía que pueden resultar políticamente incómodas. Hay señales de una mayor transparencia: cuando las fábricas empezaron a cerrar el año pasado, la oficina de estadísticas pronto divulgó la pérdida de 20 millones de empleos.