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Chico Buarque de Hollanda. La banda lusófona. Víctor Heredia (Argentina) – Sobreviviendo

Sonora novena profana y una ñapa contra la dictadura (II Parte)

Fuentes: Rebelión

Ya cerca del fin de Sonora novena profana contra la Dictadura, cómo no referir un himno más del repertorio popular de canciones: Sobreviviendo, de Víctor Ramón Cournou Heredia, mejor conocido como Víctor Heredia (Bs. Aires, 1947). Otra víctima de la censura por la Dictadura Cívico-Militar (1976-1983); María Cristina, su hermana, fue secuestrada, delante de su hija Yamila de dos años, junto a su esposo, Claudio N. Grandi, el 17.jun.1976 y aún sigue desaparecida. De joven, militó en el PC para luego apartarse por ‘contacto con la junta militar’ por un listado para ‘blanquear a detenidos desaparecidos’ que él constató. Un gran difusor del trabajo de M. Sosa y para quien ella en Cantora (1 y 2) muestra ‘su extraordinario amor por la diversidad’, dijo a Óscar González (Posdata). A quien, desde cuando ganó el Festival de Cosquín, a los 19 años, le dijo ‘Mami, porque es como si fuera mi segunda madre’. Antes de morir en el Sanatorio de la Trinidad, en Palermo, por una disfunción renal que derivó en PCR, estuvo a su lado ‘casi todos los días’ y le cantó Razón de vivir, tema que más hacían en dúo y que tanto quería Mercedes. Sin duda, al lado de Todavía cantamos, estrenada en 1984, temas relevantes son: Coraje, Esa libertad que soñamos, El viejo Matías, Bailando con tu sombra, Amanecer frente a tu casa, Dulce Daniela, Ojos de cielo y, entre muchas más,los citados Razón de vivir y Sobreviviendo. También, cabría el álbum conceptual Taki Ongoy (1986), tributo al movimiento milenario político/religioso amerindio, que resistió a la aculturación española, en pos de su libertad. Heredia, quien estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, es además autor de dos novelas: Alguien aquí conmigo (2004), novela negra sobre la dictadura. El joven militante Miguel Artori, es secuestrado en 1978 y torturado hasta que pueda resultar soplón del resto. Heredia, resume: “El impulso que tuve fue contar la vida de un chico al que la situación socio-política argentina de pronto lo tira arriba de una mesa de torturas. Y también traté de hablar sobre lo que significaba la militancia.

Hoy creo que había mucha inocencia, mucho ideal exacerbado y que eso fue usado […] por la represión. Además, la dirigencia política no asumió con la seriedad que correspondía la seguridad de sus militantes. Por eso las infiltraciones, […] las traiciones” (Clarín, 5.abr.04); y Rincón del diablo (2006)thriller rural cuyo personaje central, Cipriano Airala es a la vez un solitario peón de campo y un fino/reflexivo autodidacta de memoria prodigiosa y espontáneo narrador que cada noche, en el burdel de un pueblo norteño de la provincia de Santafé, donde ha ocurrido un duelo a cuchillo, revive historias policiales y de terror. Cipriano es elegido el informante ideal por el comisario Di Paola y así surge la dialéctica entre opuestos: sabiduría/ignorancia, sutileza/brutalidad, verdad/ley, mientras palabras y cuerpos son manipulados (Clarín, 10.mar.06). En 1996, obtuvo el Premio Konex de Platino al Mejor Compositor de la década. Ha sido ganador en Viña del Mar cuatro veces, tres en la competición internacional (1997-2001-2009) y una en la folclórica (2004). Leonard Cohen, dada las penosas condiciones que atraviesa el mundo, decía que ‘sobrevivir ya es un éxito’. Quizás, porque, ¿quién puede decir que vive?, ¿o darse ese lujo donde matar es la moneda corriente?, ¿quién podría negar que la Humanidad es víctima de una conspiración por los 13 poderosos que andan paranoicos con ‘conspiraciones’? Sobreviviendo, es otro éxito, aunque por razones distintas a las de Cohen. Una idea resume su filosofía: “No quiero ver un día manifestando / por la paz en el mundo a los animales / Cómo me reiría ese loco día. / Ellos manifestándose por la vida / y nosotros apenas sobreviviendo, sobreviviendo”. Con el virus/negocio, los animales se han manifestado por la vida y, aun así, Víctor y tantos otros sobrevivimos, lo cual ya es un éxito: aunque el auténtico éxito sería poder vivir en paz. (1)

  1. Silvio Rodríguez (Cuba) – Testamento

Igual que V. Heredia, Silvio Rodríguez (San A. de los Baños, 1946) lleva colgada la etiqueta ‘Trova/Canción protesta’, aun siendo exponentes del canto político: es claro su objetivo de buscar la verdad, aclarar la historia, denunciar lo oscuro y, a la vez, ser testigos de su época y moldeadores de un futuro mejor para sus pueblos. El Aprendiz o El Escaramujo, es uno de los máximos representantes de la Nueva Trova Cubana, al lado de Pablo Milanés, Vicente Feliú, Leo Brouwer, Noel Nicola. Inspirados en Carlos Puebla (el creador del himno Hasta siempre Comandante: Che Guevara), cronista musical del proceso de la Revolución Cubana, todos, jóvenes cantautores en las décadas del 60 y 70, desarrollaron su obra bajo tres ideas: hondo contenido socio/político; sutileza/sofisticación interpretativa; radicalidad conceptual y filosófica. Aquí toma sentido el Primer Encuentro de la Canción Protesta, continental, de La Habana (1967). Sin olvidar que en 1969 se funda el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, con el respaldo/auspicio del gobierno revolucionario. En 1972 hubo un encuentro llamado Trova Joven, más adelante consagrado en definitiva Nueva Trova Cubana. Tales signos o directrices determinan un tema como Testamento, canción épica desde la óptica que se mire. Ahora bien, ella o la que sea no tiene por qué llevar explícita la voz ‘dictadura’ para referir el asunto pues la alude callada. Para Paul Valery, ‘no hay códigos comunes con el lector’, u oyente, en este caso: así, uno y otro, deben desentrañar las claves del texto, las de su música. Al cabo, se trata de un azar de canción/novela por su contenido, extensión y trascendencia. Silvio cuenta que hizo Testamento porque se iba a Angola y estaba con la ‘mansagadera’ de la muerte ‘y entonces hice el ridículo de escribir un testamento que después tuve que cantar’. Porque no pudo romperlo, porque si se va a la muerte y regresa se rompe el testamento y ya, pero como era una canción la conservó. Al decir que le debe una canción a una bala, a un proyectil que debió esperarlo en una selva, un canto desesperado por no poder llegar a verlo, de facto se piensa en el Che, no solo por Angola, adonde fue el gaucho/cubano y él mismo quiere ir, sino por Bolivia, en esa selva de Ñancahuazú, Quebrada del Yuro, donde cayó el 8.oct.67. El desespero es, además, producto de la impotencia. Y el compañero de riesgos, el de la victoria, así después se le pueda considerar un fracaso (no fracasa quien no abandona sus sueños o jamás se traiciona a sí mismo) tras su muerte, es el mismo Che, tan depositario de ‘una canción de canto nuevo’ como productor del ‘hombre nuevo’ del que siempre habló y logró en Cuba. El artífice de esa bandera cooperativa que vuele con la historia y no caiga jamás en el prurito de la acumulación. El ser humano ético por honesto pionero en retar a los gringos en Punta del Este, donde les enrostró su condición de Imperio autor de golpes y dictaduras. O cuando dijo: ‘El capitalismo es el genocida más respetado del mundo’. A fines del XX, fue elegido Mejor Compositor cubano del siglo junto a E. Lecuona; junto a Serrat, Mejor Cantautor hispanoamericano de la segunda mitad de siglo; y, en 1997, Artista Unesco por la Paz. Así como Víctor ha recibido tres Honoris Causa, Silvio, igual: por la U. de San Marcos, Lima, la U. Veracruzana, México y la U. Nal. de Córdoba, Argentina. En solo siete años produjo sus cinco primeros discos, tal vez los mejores de su obra: Días y flores (1975), Al final de este viaje (1978), el insuperable Rabo de nube, por su espíritu romántico/rebelde y onírico a un tiempo, y Unicornio (1982). A diferencia de Pablo, quien abandonó el barco de la revolución y se fue a Vigo, Silvio, aun con los yerros que pueda tener, prefirió seguir en Cuba, donde pasa por protegido oficial, defiende el proceso y vitupera el bloqueo de EEUU sobre la Isla, el que esta ha resistido con dignidad, como la que sabe lo que sabía Augusto César Sandino: “No hay amo extranjero sin sirviente nacional”. (2)

IX. Chico Buarque de Hollanda (Brasil) – Cálice

Chico Buarque es figura suprema de la MTB, antes que de la MPB/Bossa-Nova. Cálice, uno de los himnos del Brasil contra la Dictadura. El mayor Songbook de Almir Chediak está dedicado a Chico: cuatro libros (222 canciones) y ocho compactos (116 cortes). Refinado en armonía y letras, en las que se mueve entre lo íntimo y lo social, lo económico y lo cultural. Tres veces ganador del Jabuti, una de ellas en forma polémica, al ser declarado Leite derramado (2010) Mejor Libro del Año: una encuesta le pidió devolver el premio. Precoz en música y escritura, estudioso, cautivado por el BN y en especial por João Gilberto, lo que lo une a Caetano, Edu Lôbo, Dorival Caymmi y su hijo Dori. Socialista declarado, cuando lo amenazó el régimen emigró a Europa: al regresar en 1970 derivó en activo crítico político y luchador por democratizar al Brasil. Ejemplos de ello: su amistad con el jurista Carlos B. Mirandópolis, de la cual salió el Samba de Orly; sus temas Apesar de Você, Milagre Brasileiro, Acorda amor, Jorge Maravilha, Cálice, los que además de prohibidos por la dictadura, lo llevaron al autoexilio en Italia (1969/70), donde tocó con Toquinho, Vinícius y el difunto Lucio Dalla, entre otros; y (no) por último, su radicalidad frente a los abusos del poder que lo obligaron a adoptar un seudónimo e irse, lo que por fortuna no afectó su carrera sino que lo hizo reconocido en su país y el mundo. Chico está a la altura de Tom Jobim y de los grandes letristas de América, no solo de la banda lusófona. A partir del 68 y hasta el 74 vino la expresión anos de chumbo aplicada al inicio al fenómeno ‘europeo’ de la ‘Guerra Fría’ y la estrategia de la tensión: J. C. Monedero considera que fue la III GM: dejó más muertos que las otras dos. Período que va entre el pos mayo/68 y el fin de los 70 en Alemania, Grecia (1967-74) y a mediados de 1980, Francia e Italia: años marcados por violencia política, guerrilla revolucionaria y terrorismo de Estado, como por el endurecimiento del aparato represivo. ‘Figuras’ como Andreotti patrocinaron operaciones que luego silenciaron desarticulándolas oficialmente, contra el fantasma del comunismo, como la vinculada a la OTAN y patrocinada por la CIA: Glaudio, que intervino no solo la política sino la cultura, con la ayuda del programa COINTELPRO, financiado por la CIA. Luego, Años… pasó a designar la radicalización política, también fuera de Europa, en países del Cono Sur. En Brasil, fue el período más represivo de la dictadura, entre el fin de 1968, con la expedición del AI-5 el 13/dic, y el de Garrastazu, en marzo/74. Se destaca por el feroz combate extrema izquierda/extrema derecha y por el aparato represivo del Estado, apoyado por entes paramilitares y empresariales, con la tras escena de la citada III GM. os de plomo fueron también los del Milagro económico brasileño: sin embargo, nunca se habló de la deuda posterior, ni de las víctimas. Según el libro Derecho a la memoria y a la verdad, publicado por la Sec. Esp. de DDHH (2007) de Lula, 475 personas fueron asesinadas o desaparecidas por motivos políticos entonces. Aun así, “las circunstancias de las muertes de los desaparecidos en las manos de la Dictadura […] no han sido reveladas”. No hay campo para hablar de las operaciones Cóndor, Brother Sam, Popeye, apoyadas por EEUU. Quizás sí del artista para el que, como para K. Jarrett, quizás esté claro que no somos nada, que la música no nos pertenece, sino que somos música; aún más, que nada nos pertenece, solo pertenecemos a la tierra. Buarque, para quien está claro lo que ya saben los mapuches, etnia que buscan exterminar en Chile/Argentina, tras la desaparición/asesinato de Santiago Maldonado por la gendarmería macriabélica al servicio del capital transnacional: “Cuando vinieron, ellos tenían la Biblia / y nosotros teníamos la tierra. / Y nos dijeron, cierren los ojos y recen. / Cuando abrimos los ojos, / nosotros teníamos la Biblia / y ellos tenían la Tierra.” Chico quizás no dude de que, guste o no, la tierra es el lugar que habitamos y que dicha idea recalca la misión de compartir de modo amable unos con otros; que lo único por prohibir es la censura y, antes, la dictadura: lo demás, prohibido prohibirlo; que, con Baudelaire, habría que añadir dos derechos a los DDHH: al desorden y a marcharse. En fin, cada vez que se acuerda de Mirandópolis es posible tenga presente que no hay que perpetuar en la partitura la tristeza del exilio. En el año del Golpe, Chico escribió sobre él y evitó la censura al usar analogías crípticas: en Cálice juega con las voces portuguesas de cáliz y cállese para cantar contra la opresión bajo la máscara del relato bíblico. Algo que fácil convencerá a sujetos que, volteando el adagio, ‘tiran la mano y esconden la piedra’ o pecan adentro y rezan por fuera. (3)

Y una ñapa de la banda lusófona

Os Paralamas do Sucesso Los guardabarros del éxito, llamados Paralamas (Herbert Vianna, guitarra y voz, Bi Ribeiro, bajo, y Joao Barone, batería) banda exitosa en la década de 1980 que inicialmente mezclaba rock/reggae, pero que, al experimentar y agregar instrumentos y ritmos de su país, llegó a ser parte del ‘Cuarteto Sagrado del rock brasileño’, junto con Titãs, Legião Urbana y Barão Vermelho. De estos dos últimos grupos, se retoma a sus líderes, Renato Russo y Cazuza. El primero, nacido Renato Manfredini Jr. (Rio de Janeiro, 1960-1996), más conocido como Renato Russo, en homenaje al francés Jean-Jacques Rousseau, quien sabía que el hombre nace libre, pero por doquier está encadenado, y al inglés Bertrand Russell, quien nos enseñó que la felicidad se conquista. Aprendió el inglés en NY, donde pasó su infancia; adolescente, viajó a Brasília, y entre los 15 y 17 años fue postrado y obligado a moverse en silla de ruedas por la epifisiólisis, mal que en los términos más simples consiste en la fractura del cartílago de crecimiento. A los 18, le confesó a su madre ser bisexual, lo que en su época se interpretaba como una suerte de frentera rebeldía contra la Dictadura Brasileña: “El día que duró 21 años”, como aún dicen los brasileños vieja guardia. Luego, trabajó durante mucho tiempo como profesor de inglés, lo que le fue útil en esa tarea dialéctica de enseñar/aprender, que es más aprender que enseñar pero que a veces la soberbia humana pretende voltear. A los 22 años, formó la mítica Legião Urbana. En 1989, tuvo un hijo al que llamó Giuliano Manfredini. En ese mismo año, le fue detectado el virus del SIDA, pero aun así nunca reveló su enfermedad. Lo mismo que Cazuza, murió a causa de dicho mal.

El segundo, Cazuza, menos conocido por su nombre de pila, sin bautismo, Agenor de Miranda Araújo Neto (Rio de Janeiro, 1958-1990), cantante, compositor y empresario brasileño de rock, comenzó a escribir letras y poemas hacia 1965. De vacaciones en Londres, en 1974 conoció el sonido de Led Zeppelin, Janis Joplin y Rolling Stones, grupo del que resultó fanático, como Renato. Igual, fue un amateur de la fotografía. Con 20 años, fue a la U., pero a las tres semanas abandonó el periodismo, para trabajar con su padre en Som Livre. Más tarde, fue a San Francisco, donde hizo contacto con la literatura de Jack Kerouac y su célebre On the Road o En el camino (llevada al cine por Walter Salles, 2012), una influencia decisiva en su breve futuro musical. En 1980, regresó a Rio, donde trabajó como fotógrafo e incursionó como actor en el grupo teatral Asdrúbal Trouxe o Trombone. Allí lo observó el cantautor Léo Jaime, quien lo presentó a la banda Barão Vermelho que, justo, buscaba a un cantante, y en ella desarrolló un desenfadado R&R, con matices New Wave, hasta que en 1985 hizo parte del primer Rock in Rio. Ya antes, Caetano Veloso, en otro alarde profético, dignos de la sobrevalorada Tropicália, había declarado que Cazuza era el gran poeta de su generación: sentencia exagerada (como el tema… de Cazuza), si se tiene en cuenta la presencia, justo, de R. Russo. En todo caso, son los dos máximos letristas de la era postpunk de su país. Ambos, a su modo, retaron abiertamente a la Dictadura: como hizo Russo en su concierto en el Jockey Club: “Buenas noches, Rio de Janeiro. Quiero hablar algunas cosas aquí. Voy a hablar de mí. Tengo […] 30 años. Soy aries. Nací en Rio. Me gustan Billie Holiday y los Rolling Stones. Me gusta beber bacaramba de vez en cuando. […] Me gustan las chicas, pero también los chicos. […] Todo mundo dice que estoy medio loco. Soy cantante en una banda de rock. Soy letrista y algunas personas dicen que soy poeta”. Y es: no, era.

Y enseguida pasa a hablar de sí mismo en tercera persona para reiterar lo dicho, señala que todos, en la banda, quieren dedicarle ese show a Cazuza, quien acaba de morir y, por último, al terminar su primer tema, Há tempos, lanza su más feroz desafío a la Dictadura, una verdad de a puño: “Hoy es más fácil entrar a las FFAA que tener una enseñanza decente”. Fue ahí, cuando ‘los gorilas’, como llamó Elis Regina a los milicos (lo que le costó la vida, aunque se diga que fue por sobredosis de alcohol y cocaína), iniciaron su labor de persecución, acoso y destrucción tanto de Cazuza como de Russo, disidentes, bisexuales, con sida: al primero se le retiró la visa no solo para que no pudiera volver a su tratamiento contra el VIH en el Boston Medical Center, sino, sobre todo, por escribir y cantar canciones como Ideología, Burguesía, Brasil: así, se le acorraló en Rio hasta que un choque séptico, en medio de épicas bebetas, acabó con su vida, seis años antes que la de Russo, mientras el país al que le cantaron seguía en dictadura. Como hasta hoy: primero se sacó a Dilma y luego se mandó a Lula a la cárcel, a los dos de manera arbitraria, injusta e irresponsable, a nombre de un Golpe orquestado desde EEUU, vía Lawfare, corrupto sistema judicial que opera sobre el Ejecutivo, burla a la propia Constitución, y desconoce e ignora las más elementales normas del Estado de derecho.

Al segundo se le acorraló no precisamente por ser profesor de inglés sino por escribir/cantar temas como ¿Qué país es este?, Clarisse, Geração Coca-Cola, Faroeste caboclo y, sobre todo, Perfeição: ‘el nuevo himno nacional brasileño’. Esto sin hablar aún del caso de los hermanos Herbert Betinho de Souza, sociólogo, el caricaturista y humorista Henfil y el compositor Francisco Chico Mário, los tres hemofílicos, todos, víctimas de la Dictadura, teniendo siempre detrás a los gringos: a los tres se les inoculó, en los cambios de sangre hechos por los milicos, el VIH, empezando por Betinho, de quien más rápido intentaron deshacerse y quien, por contraste, más tiempo resistió: 11 años. Como no murió de sida, en otra transfusión le contagiaron la hepatitis C. Sus dos hermanos murieron a inicios de 1988. Betinho sobrevivió hasta los 61 años. El 18.ago.2010, la Comisión de Amnistía concedió a su familia una indemnización mensual, fuera de un pago retroactivo, en razón de la persecución política sufrida por él durante la dictadura militar, comprobada por documentos encontrados en los archivos del antiguo DOPS, en realidad centro arbitrario de detención y tortura. Su viuda, Maria Nakano, también recibió el derecho legal a una pensión vitalicia.

Aunque se considera a Brasil una isla dentro de un continente y a la banda lusófona se la distancia de la banda hispánica, hoy eso resulta un anacronismo, pese a los intentos del Imperio y de sus asociados, para no llamarlos con el démodé ‘lacayos’, por crear situaciones insostenibles entre los países para apropiarse de sus recursos naturales, por crear un clima de calma chicha y de tensión-rompe-emociones, por fomentar una xenofobia institucional, en la que el pueblo siempre sale quebrado y los dirigentes ilesos. En efecto, hoy, más que nunca, se hace imprescindible volcar el lenguaje de la música, el único universal, sobre los pueblos, a ver si de ese modo es posible mermar las diferencias que solo los gobiernos, y sus pésimos políticos, instalan en la conciencia colectiva para favorecer la inequidad. Por fortuna, la música y sus letras borran la diferencia y hacen que, más por arte de sensibilidad que de magia, o por ambas, los seres humanos se acerquen, volteen la página infame de la historia, al menos durante el lapso del arte que se oye/ve y analiza, y marchen con la frente en alto hacia el porvenir. En todo caso, luego habrán cambiado, no serán los mismos, a diferencia de ciertos bichos que nunca… porque lo suyo es la vida metalizada/dogmática/pragmática. Al duro diktat del autoritarismo, solo lo vence el blando dictado del sonido, la voz y la palabra.

Como se siente al escuchar a Russo y a Cazuza. Del primero, Padres e hijos, ¿Qué país es este?, y Perfección. Pais e filhos, la tierna y a la vez dura evocación del suicidio de una niña, que mi amigo Luís Eustáquio me hizo oír, en Vitória, y sentir como un homenaje a Valentina, víctima de accidente no de ‘suicidio’, como lo registró El Tiempo, para convertir el dolor de una familia en mercancía; Que País é Esse?, la desgarrada/desgarradora radiografía de un país/cloaca, sumido en indignidad/corrupción y en el que la Carta solo está para violarse y aun así los incautos siguen creyendo en ‘el futuro de la nación’, como si el hoy fuera un dechado de virtudes; Perfeição, el festejo de la estupidez por decreto, de la de cada país y en particular de… y su pandilla de asesinos/cobardes/violadores ladrones y corruptos, la ovación de jóvenes sin escuela, mujeres sin derechos, viejos sin pensión, niños abusados y muertos: aun así sus políticos festejan la estupidez, la tristeza colectiva, la vanidad personal, sin rubor. Todo dicho en ellas con una ironía que nada tiene que envidiarle a Swift. (4)

De Cazuza, cómo no escuchar Burguesía, Ideología y Brasil. Primero, el retrato hablado de una clase que, a través de la Historia, configura un mapa de mezquindad, codicia, soberbia, violencia y muerte, como mostraron Marx y Engels, en el Manifiesto…: “…Al llegar al poder, la burguesía destruyó todas las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Acabó sin piedad con los variopintos matices de los vínculos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó entre hombre y hombre otro lazo que el del mero interés, el frío pago al contado. […] Relegó la dignidad personal a un simple valor de cambio, y como sustitutivo de las innumerables libertades reconocidas por escrito y duramente conquistadas, instauró la libertad única e indiferente del comercio. Sustituyó, en una palabra, la explotación disfrazada con ilusiones religiosas o políticas por la explotación franca, cínica, directa, brutal.” La misma burguesía que hiede, no tiene encanto ni es discreta, la que hunde barcos llenos de niños y adultos inmigrantes, que la integran citadinos con ínfulas de ingleses y que mientras exista impedirá que haya poesía. Ideologia, la peculiar síntesis sobre un término que parece haberse ido de la Tierra para que, en su lugar, solo quede posverdad y miseria en un desierto de irreflexión/banalidad/acriticismo; en la que ese chico que cambiaría el orbe, frecuenta ahora la rumba del ‘Gran Mundo’, los héroes mueren de sobredosis, los enemigos están en el poder y el protagonista quiere una ideología para vivir. Brasil, por último, habla de un país que parece otro y a la vez el mismo de hoy, en el que uno quiere saber quién paga para que el pueblo quede así, en el que a casi nadie han invitado a la pobre fiesta que los dirigentes armaron para convencer al resto de pagar sin ver toda la droga que ya viene manchada desde antes de nacer y nadie sabe quién es el socio en el negocio de la guerra de siempre comenzar; así se hable de paz a toda hora, sin considerar, eso sí, que a ella solo se llega con mucho de justicia social y una pizca de voluntad política, la siempre escasa en la mesa de los políticos. Una canción, un poema, una danza, un filme, una novela, quizás no cambien/resuelvan la vida a nadie, pero ayudan mucho a soportarla, en lo que tiene de hirsuto. Para Nietzsche ‘El arte es lo único que se sobrepone a la muerte’. El de esos rebeldes, lo ha logrado con creces. Gracias a su valor, decisión y dignidad frente a los desafueros del Imperio y de la Dictadura, que los asesinó del modo más vil: su música acabó, a su vez, por minar la poca resistencia por indignidad de los que se saben opresores, fuera de la ley, de la Humanidad. Por eso, hay que ir a la calle, acabar con la burguesía, la que hiede. Para eso, claro, está la ideología. (5)

Conclusiones: Los tiempos están cambiando

Lo que Bob Dylan dice en su canción lo creo, en particular respecto a Fosa Común. Los desafueros de esta narcoparaco dictadura hay que detenerlos, ‘por todos los medios que sean necesarios’, como decía Malcolm X o El-Hajj-Malik-el Shabazz. Desde mi columna La Fábrica de Sueños, ha sido esta es la ‘Sonora novena profana y una ñapa contra la Dictadura’. Nos hubiera gustado, haber incluido más autores/as pero, ‘todo tiene su final’, señalaba el difunto Héctor Lavoe. Esperamos, sí, que los temas escogidos hayan colmado las expectativas de lectores u oyentes: son apenas doce ejemplos de una bitácora extensa, compleja, universal, contra toda dictadura/tirano/sátrapa. Canciones que a la vez son metáforas, en el sentido de transporte, viaje, movimiento. Lo que, a su turno, entraña un desplazamiento no forzado, un viaje hacia la libertad, un encuentro consigo mismo y, desde luego, otro con los demás, con la diferencia y la tolerancia, por la igualdad. Por el respeto: contra el racismo, la intolerancia, la xenofobia. El color de la música es universal, sin matices de origen, clase, credo político o religioso. Los sonidos, a diferencia del lenguaje mal usado, no tienen sesgo ni hacen parte de la terquedad, del fanatismo, de la estulticia. Un buen paso hacia la libertad de los pueblos es abolir fronteras, límites, barreras y, ante todo, prejuicios. Así, esta charla/audición, incluyó una ñapa de la banda lusófona, complemento de la banda hispánica y no su antinomia, en el entendido de que también hay que eliminar la barrera del lenguaje, otra cortapisa por la que no hay libertad. De la que hacen parte dos de las figuras del rock brasileño: Renato Russo y Cazuza, rebeldes con causa, no marionetas ni títeres de despóticos desgobiernos, como no lo fue ‘La Negra’ en Argentina. (6) Solo resta agradecer el apoyar este trabajo, sin reparos y con el afecto que tantos esperan, pero muy pocos reciben. Como el afecto que han dado, sin esperarlo tanto, y que millones les han devuelto a esas Madres de la Plaza de Mayo que la primera vez que fueron a la ESMA, hoy Espacio para la Memoria, lo llamaron, como señalan León Gieco, el autor de la letra, y Luis Gurevich, el de la música, en su ya clásica e inmortal canción que lleva el título homónimo: El desembarco.      

No pretendemos ver el cambio / Solo haber dejado algo / por el camino andado que pasó. LEÓN GIECO en El desembarco. También, yo, te lo digo, Santiago, hijo adorado. Y a ti Valentina, desde donde me oigas. (7)

Notas y enlaces:

(1) https://www.youtube.com/watch?v=FvRYM6jzR2I

(2) https://www.youtube.com/watch?v=fqwCA1xoK9U

(3) https://www.youtube.com/watch?v=HcyV-SgZnGQ

(4) https://www.youtube.com/watch?v=dWeZ3SHoyWI

(5) https://www.youtube.com/watch?v=BpyzUg8yPNY

(6) https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-132929-2009-10-05.html

(7) https://www.youtube.com/watch?v=NCH7X8uB2DY&list=RDNCH7X8uB2DY&index=1

Festival de Cosquín (1965). Mercedes Sosa: “Cafrune me presentó al costado del escenario, porque la Comisión de Folklore no me dejaba subir”, contaba en El País [vía Página12]. “Yo siempre tuve problemas con la Comisión, no sé por qué… En ese tiempo porque era comunista, sigo siéndolo, pero por entonces era mala palabra. Canté con una cajita, nomás. Tuve un éxito muy grande, y ahí ya me contrató la Philips para grabar. Fue una actuación muy importante en mi carrera. Es más, fue la definitiva”. 

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao Editores, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución fue lanzado por UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión. E-mail: [email protected]