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Sorpresa electoral en Costa Rica complica aprobación de pactos de libre comercio

Fuentes: The Wall Street Journal

El rechazo de América Latina a la influencia económica de Estados Unidos parece haber echado raíces en Costa Rica, una de las democracias más antiguas y uno de los aliados más cercanos a Washington en la región. La situación podría fortalecer la mano de los detractores de los tratados de libre comercio en EE.UU. En […]

El rechazo de América Latina a la influencia económica de Estados Unidos parece haber echado raíces en Costa Rica, una de las democracias más antiguas y uno de los aliados más cercanos a Washington en la región. La situación podría fortalecer la mano de los detractores de los tratados de libre comercio en EE.UU.

En las elecciones presidenciales del país centroamericano realizadas el domingo, los electores propulsaron la candidatura de Ottón Solís, un oponente del tratado de libre comercio con EE.UU. a un empate virtual con el favorito Oscar Arias, ganador del Premio Nobel de la Paz quien está a favor del pacto. El sorpresivo desempeño de Solís, quien enfrentaba una brecha aparentemente irremontable en las encuestas, podría forzar un conteo manual de los votos que podría demorar los resultados oficiales de la elección por una semana.

Con un 87% de las mesas escrutadas al cierre de esta sección, Arias tenía un 40,5% de los votos, mientras que Solís llegaba a un 40,2%. Bajo la ley costarricense, un candidato presidencial debe recibir al menos el 40% de los sufragios para evitar una segunda vuelta.

El sorpresivo desenlace en Costa Rica podría tener un gran impacto en el Congreso estadounidense, donde el Tratado de Libre Comercio de América Central y República Dominicana con EE.UU. (Cafta) fue aprobado por la Cámara de Representantes el año pasado por un margen de apenas dos votos.

El gobierno de EE.UU. está trabajando a toda velocidad para cerrar una serie de acuerdos de libre comercio y conseguir el visto bueno del Congreso antes de que expire a mediados de 2007 el llamado fast-track, una autoridad especial del presidente George W. Bush para negociar tratados de libre comercio. EE.UU. recientemente concluyó negociaciones con Perú y mantiene conversaciones con Colombia, Ecuador y Panamá.

Durante el enfrentamiento por la aprobación del Cafta, los críticos estadounidenses del acuerdo a menudo apuntaron a la oposición al pacto en Centroamérica. Activistas de la región incluso viajaron a Washington para hacer lobby en contra del pacto, haciendo públicas sus preocupaciones de que los trabajadores y las industrias locales se verían sobrepasados por la economía estadounidense. La elección en Costa Rica promete darle nuevos ímpetus a los enemigos del tratado, ortogándoles más credibilidad y una plataforma más amplia. En última instancia, los legisladores tomarán su decisión basados en una evaluación de si los acuerdos son buenos para sus constituyentes o las empresas estadounidenses.

La elección en Costa Rica también podría constituir un nuevo obstáculo en las negociaciones para alcanzar un acuerdo global de comercio. Esas conversaciones están estancadas por las diferencias entre países ricos y pobres sobre cómo desmantelar las barreras comerciales.

El sorprendente desempeño de Solís en las elecciones de Costa Rica es el último ejemplo en América Latina de un replanteamiento de las políticas de libre mercado adoptadas ante la insistencia de EE.UU. en las últimas décadas. Los electores de Venezuela, Argentina y Bolivia han elegido a partidarios de una mayor injerencia estatal en la economía, mientras que candidatos presidenciales con plataformas populistas están cobrando fuerza en Perú, México y Ecuador.

«El modelo de desarrollo no ha logrado los resultados previstos, incluso dentro de sus limitadas metas de aumentar el crecimiento y crear empleo, por no mencionar áreas como la reducción de la pobreza», dijo Solís, considerado más moderado que los líderes populistas en Venezuela o Bolivia. «El modelo ha fracasado en mejorar casi todas las variables sociales importantes, y ahora estamos viendo una reacción en contra de eso en toda la región, y en Costa Rica».

La campaña de Solís recibió un impulso gracias a los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos tres ex presidentes costarricenses. Pero este economista de 51 años y ex miembro del banco central, hizo campaña principalmente expresando su oposición al Cafta, el acuerdo en el que participan EE.UU., Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. Las asambleas legislativas han ratificado el tratado en cada nación con la excepción de Costa Rica, donde existen requisitos adicionales para que el país abra sus industrias estatales de telecomunicaciones y seguros lo que provocó la oposición de los sindicatos.

Solís opina que el acuerdo de libre comercio concede a EE.UU. demasiadas ventajas al tiempo que proporciona poco acceso al protegido mercado estadounidense del azúcar, una industria en la que Costa Rica y otras naciones centroamericanas tienen una ventaja comparativa.

Incluso Arias, quien apoya el acuerdo, ha criticado a EE.UU. por no proveer a América Central suficente asistencia para ayudar a la región a consolidar su transformación desde la guerra civil de los años 80 hacia una economía de libre mercado. Arias, que obtuvo el Nobel de la Paz en 1987 por promover las negociaciones de paz en Centroamérica, dijo en una entrevista el año pasado que Costa Rica se quedaría fuera de una expansión regional impulsada por las exportaciones si no participa en el Cafta.