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Stiglitz promueve mecanismo de «ayuda para el comercio» ejecutable por la OMC

Fuentes: Red del Tercer Mundo

El concepto de ayuda para el comercio debe ampliarse como complemento del acceso a los mercados. Además, se debe establecer en el Banco Mundial un mecanismo similar al Fondo Mundial para el Medio Ambiente, con financiación de los países ricos establecida como compromiso ejecutable mediante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el marco de […]

El concepto de ayuda para el comercio debe ampliarse como complemento del acceso a los mercados. Además, se debe establecer en el Banco Mundial un mecanismo similar al Fondo Mundial para el Medio Ambiente, con financiación de los países ricos establecida como compromiso ejecutable mediante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el marco de la ronda de negociaciones de Doha. Esta fue la propuesta formulada el miércoles por Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y académico de la Universidad de Columbia.

En un discurso en una conferencia convocada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y la Secretaría de la Commonwealth, Stiglitz señaló que todavía no se ha evaluado plenamente el pleno impacto de los acuerdos de la Ronda Uruguay sobre los países en desarrollo. Esos acuerdos «inclinaron el campo de juego» a favor de los países ricos, y para que las actuales negociaciones comerciales de la Ronda de Doha lleguen a una conclusión exitosa, se debe nivelar ese terreno, exhortó.

La conferencia de la UNCTAD y la Secretaría de la Commonwealth (21 y 22 de marzo) discutió el concepto de ayuda para el comercio y cómo podría ponerse en funcionamiento.

La reunión fue convocada porque la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong el pasado diciembre solicitó que dicha organización instrumentara la ayuda para el comercio. En consecuencia, el director general de la OMC, Pascal Lamy, estableció un Grupo de Trabajo sobre Ayuda para el Comercio, de 13 miembros, para discutir el tema y presentar recomendaciones antes del fin de julio.

La reunión conjunta fue vista como una plataforma para intercambiar ideas sobre lo que podría constituir un instrumento eficaz de ayuda para el comercio, y para aclarar los fines y medios de esta iniciativa.

Asistieron al encuentro participantes de organizaciones internacionales, incluidos el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, bancos regionales de desarrollo, gobiernos y otros.

En la reunión, los países en desarrollo señalaron que las negociaciones de la Ronda de Doha no han podido terminarse debido a los desacuerdos acerca de la reducción de los subsidios agrícolas brindados por países ricos a sus agricultores, y a la preocupación de los países más pobres de que sus empresas e infraestructuras comerciales no estuvieran listas para la competencia extranjera que deberían enfrentar si levantaran los aranceles y otras barreras de protección.

Muchos de los países menos adelantados manifestaron preocupación sobre la pérdida de las condiciones preferenciales que actualmente tienen sus exportaciones a mercados de Estados Unidos y la Unión Europea.

Al inaugurar la reunión conjunta el 21 de marzo, el secretario general de la UNCTAD, Dr. Supachai Panichpakdi, destacó que el desafío consistía en establecer y brindar la esperada ayuda para el comercio a países en desarrollo, en particular los menos adelantados, y así facilitar su integración beneficiosa al sistema mundial de comercio.

Supachai destacó que la ayuda para el comercio no era una panacea para todos los problemas relacionados con el comercio que enfrentan los países en desarrollo. Sin embargo, si la iniciativa se elabora, maneja e implementa de manera adecuada, puede marcar una diferencia significativa para permitir que los países en desarrollo utilicen realmente el comercio y la liberalización comercial como motor del desarrollo y la reducción de la pobreza, observó.

El funcionario recordó que los ministros reunidos en Hong Kong reconocieron que la ayuda para el comercio no sustituye los beneficios que deben surgir de una conclusión exitosa de la Ronda de Doha en cuanto al desarrollo. Esa ayuda es un complemento y no un sustituto de un resultado exitoso de dichas negociaciones, con la adopción de un paquete de desarrollo significativo, dijo.

Supachai destacó que la ayuda para el comercio debe concentrarse en el desarrollo y ser coherente con el énfasis de la Ronda de Doha en ese aspecto. Según su opinión, esto significa que el objetivo de la ayuda para el comercio debería ser el de maximizar los beneficios del comercio para los países en desarrollo.

Esto, a su vez, se traduce en la práctica en el apoyo para la construcción y mejora de la infraestructura relacionada con el comercio, incluso el cumplimiento con normas de productos, la cobertura del costo de medidas de facilitación comercial, la mejora de la capacidad productiva y el fortalecimiento de la competitividad.

Una característica de este tipo de ayuda es que se ocupa de las limitaciones de la oferta de los países en desarrollo, señaló Supachai, y agregó que la ayuda para el comercio abarca también los costos de aplicación derivados de los esfuerzos de liberalización. Esto incluye costos derivados de la erosión de las preferencias, la pérdida de ingresos por aranceles y ajustes sectoriales.

Supachai dijo que, cualesquiera sean las promesas actuales y futuras, el mecanismo de financiación de la ayuda para el comercio debe regirse por los principios de adicionalidad, previsibilidad y funcionalidad, conforme a la Declaración de Hong Kong. En la medida de lo posible, tales fondos deben proveerse de manera que no generen deuda, sin nuevas condiciones y manejados con pleno respeto por la propiedad nacional, de manera de maximizar las posibilidades de un impacto duradero y sostenido.

Hay varios caminos posibles para establecer, instrumentar y desembolsar la ayuda para el comercio, indicó Supachai. Una opción es desarrollar los mecanismos ya existentes, como el Marco Integrado para los países menos adelantados. Otro es crear un nuevo mecanismo especializado, en vista del nuevo mandato.

Winston Cox, secretario general adjunto de la Secretaría de la Commonwealth, señaló que, para crear un instrumento eficaz de ayuda para el comercio, la ayuda debería realizarse bajo la forma de donaciones, ser previsible, abarcar más países que los menos adelantados, incluir un mecanismo independiente de supervisión y basarse en un proceso de identificación de necesidades de capacidad comercial llevado adelante por los propios países.

En su discurso, el profesor Stiglitz dijo que los países industrializados debían ampliar, cuantificar y garantizar los fondos para ayudar a los países más pobres a enfrentar un comercio mundial cada vez más abierto.

Los compromisos para brindar esa ayuda deberían incluirse en los resultados de la actual Ronda de Doha de negociaciones comerciales internacionales, y hacerse obligatorios y ejecutables a través de la OMC, dijo. Ese paso es necesario porque los países ricos han incumplido algunas veces sus promesas de ayuda, añadió.

Stiglitz recomendó la creación de un Fondo Mundial para el Comercio a través del cual se canalizaría la ayuda a los países en desarrollo. Dieciséis de los 24 miembros propuestos para el directorio de esa institución deberían pertenecer a países de ingresos bajos o medianos.

El nuevo Fondo podría presentar una protesta por incumplimiento directamente ante la OMC contra cualquier país industrializado que incumpla sus compromisos financieros, sugirió.

Se considera que la ayuda para el comercio es una importante contribución a los objetivos de desarrollo de la Ronda de Doha y al progreso en las negociaciones. Pero también puede verse como «un terrón de azúcar» ofrecido por los países ricos «para mantener a los países en desarrollo en la mesa de negociaciones», advirtió Stiglitz.

La importancia de esa ayuda, recalcó, radica en su condición de «complemento del acceso a los mercados», es decir, de ayuda a los países pobres para superar las dificultades internas que enfrentan para llevar productos competitivos a mercados mundiales.

«El acceso a los mercados no es suficiente», dijo Stiglitz, y agregó que la ayuda para el comercio es necesaria para ayudar a los países en desarrollo a fortalecer infraestructuras débiles, aumentar la capacidad de oferta, cumplir las normas internacionales de productos, superar la falta de acceso al crédito, desarrollar buenos entornos para el comercio, expandir el conocimiento comercial y la tecnología, y elaborar políticas comerciales eficaces. La liberalización comercial también impone costos de ajuste proporcionalmente mayores a los países pobres que a los ricos, observó.

Stiglitz subrayó que la Ronda Uruguay de negociaciones de la OMC «inclinó el campo de juego» a favor de los países ricos, y que la actual Ronda de Doha debe nivelarlo.

Jean-Pierre Chauffour, representante del FMI en Ginebra, dijo a la reunión que el FMI tenía varias «dudas sobre los detalles» de la propuesta de Stiglitz. Señaló que la ayuda para el comercio «no forma parte de la agenda de Doha sobre acceso a los mercados» y advirtió que «vincular el monto de la ayuda para el comercio con las negociaciones sobre acceso a los mercados producirá intercambios indeseables y reducirá el nivel de ambición de la ronda». El representante del FMI agregó que no era realista pretender que los compromisos de ayuda para el comercio fueran ejecutables a través de la OMC.

El discurso de Stiglitz se basó en un artículo sobre «Ayuda para el comercio» escrito por él mismo y por Andrew Charlton, que fue presentado en la reunión de dos días.

El artículo señala que, por varios años, los gobiernos de muchos países industrializados han argumentado que «el comercio, no la ayuda» era la respuesta para los problemas de los países en desarrollo.

El documento observa que la propuesta de brindar nuevos recursos para satisfacer necesidades de ajuste no significa que el comercio combinado con la ayuda sea la panacea para los países en desarrollo. Es importante la interacción entre el comercio, la ayuda y políticas de desarrollo y reformas más amplias. La reforma comercial es sólo una de muchas oportunidades potenciales para los países en desarrollo. Para que éstos realicen su potencial de desarrollo, serán esenciales reformas internas y externas, agrega el artículo.

Quince años después del Consenso de Washington, continúa el documento, el mundo ha reconocido que el libre comercio no es una varita mágica. El comercio puede ser necesario para un desarrollo industrial sostenido, pero no es suficiente. Además, cualquier beneficio de la liberalización comercial en el bienestar social debe contrastarse con sus costos asociados.

Ya existen múltiples canales para entregar asistencia para el ajuste comercial, entre ellos el Mecanismo de Integración Comercial del FMI, los programas bilaterales de ayuda para el comercio, varios programas del Banco Mundial y el mecanismo coordinador del Marco Integrado de Asistencia Técnica a los Países Menos Adelantados.

El artículo propone ampliar la escala y el alcance de la ayuda para el comercio, y destaca que esto requerirá una reforma importante del sistema actual. Se deben elaborar nuevas opciones de ayuda para el comercio en el contexto del «nuevo marco de ayuda», que destaca la coordinación entre donantes y la coherencia con políticas y prioridades nacionales.

Según el artículo, el nuevo mecanismo debe incluir los siguientes elementos:

* Consolidación de las actuales estructuras multilaterales de ayuda para el comercio (en especial del Marco Integrado de Asistencia Técnica a los Países Menos Adelantados) bajo la administración del Banco Mundial, que debería albergar al nuevo Fondo Mundial para el Comercio, del mismo modo que alberga al Fondo Mundial para el Medio Ambiente.

* Los seis organismos que actualmente participan en el Marco Integrado deberían seguir actuando en calidad de asesores.

* El nuevo Fondo Mundial debería recibir financiación continua (además de los compromisos de ayuda ya formulados), la cual debería establecerse en forma obligatoria como parte de los acuerdos de la Ronda de Doha.

* Estos compromisos serían posteriormente ejecutables a través de la OMC. El Fondo Mundial para el Comercio podría presentar quejas contra los países que no cumplan con sus compromisos de ayuda. Todos los países que acordasen contribuir a dicho fondo deberían suscribir un «compromiso de mantenimiento del esfuerzo», de carácter obligatorio, para no reducir el nivel de ayuda.

* El Fondo Mundial debería tener un amplio mandato para financiar asistencia técnica, creación de capacidad relacionada con el comercio, desarrollo empresarial y proyectos de infraestructura a través de una combinación de donaciones y créditos blandos.